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Tardío descubrimiento

1 de noviembre de 2012

Hace un año fueron descubiertos los asesinatos racistas perpetrados en Alemania por el grupo de ultraderecha Clandestinidad Nacionalsocialista entre 2000 y 2007. Muchos dudan que el caso llegue a aclararse por completo.

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Imagen: picture-alliance/dpa

El Estado alemán –no sólo el Gobierno de turno, sino también las instituciones que regulan la vida nacional en el territorio germano– ya había sido criticado en el pasado por la pasividad con que responde a los actos de violencia racista y a la discriminación de las personas que no son blancas, tanto en el ámbito público como en el privado. Pero, desde hace un año, se han intensificado esos reproches, debido sobre todo al tardío descubrimiento de los nueve asesinatos xenófobos perpetrados impunemente por el grupo de ultraderecha Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU, sus siglas en alemán) entre 2000 y 2007.

Este jueves (1.11.2012) se celebró una rueda de prensa en Berlín para impedir que los crímenes develados hace un año caigan en el olvido. En ella hablaron el presidente de la comisión parlamentaria que investiga el caso, Sebastian Edathy; el presidente de la asociación Comunidad Turca de Alemania, Kenan Kolat; la defensora del pueblo, Barbara John, encargada de velar por el bienestar de los familiares de las víctimas; e Ibrahim Arslan, sobreviviente de un ataque incendiario perpetrado en la ciudad de Mölln en 1992.

Ibrahim Arslan Kenan Kolat Pressekonferenz Migrantenvertreter
Ibrahim Arslan y Kenan Kolat, presidente de la asociación Comunidad Turca de Alemania.Imagen: picture-alliance/dpa

¿Racismo institucionalizado?

Para Kolat, la clase política no da la impresión de comprender la relevancia de lo ocurrido. “Se trata del escándalo de seguridad más grande desde la fundación de la República Federal de Alemania“, dijo indignado por la falta de transparencia y la discrecionalidad con que han actuado los organismos estatales supuestamente encargados de poner coto a las actividades de los extremistas de derecha.

Arslan, quien perdió a tres familiares tras los ataques racistas de Mölln, en Schleswig-Holstein, secundó a Kolat, acotando que el racismo no solamente había echado raíces entre los alemanes blancos más empobrecidos e incultos, sino también entre los más prósperos y educados. Barbara John recordó que los allegados de las víctimas del NSU se vieron doblemente agredidos cuando las autoridades se limitaron a buscar a los homicidas en la comunidad turca y en la griega, en donde vivían las personas asesinadas por los neonazis.

Tal como Edathy, Barbara John considera necesario un cambio de mentalidad en la Policía y la Oficina Federal para la Protección de la Constitución. Kolat preferiría incluso que se suprimiera este último organismo en su forma actual. Al mismo tiempo, demanda la creación de un departamento contra el racismo.

Autores: Marcel Fürstenau / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse