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Crece el racismo en Polonia

Monika Sieradzka
19 de diciembre de 2016

Los ataques se dirigen, principalmente, contra musulmanes y africanos. Pero los resentimientos contra los alemanes también se hacen notar. El Gobierno protege a los agresores.

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Propaganda nazi en las paredes del cementerio judío de Bialystok, norte de Polonia.
Propaganda nazi en las paredes del cementerio judío de Bialystok, norte de Polonia.Imagen: picture-alliance/dpa/P. Supernak

Tres estudiantes de Turquía y Bulgaria fueron insultados por un grupo de jóvenes en un tranvía en Bydgoszcz, en el norte de Polonia. Según los agresores, ellos tenían que salir del país porque Polonia le pertenece a los polacos. Los insultos y agresiones físicas contra extranjeros en Polonia aumentan de manera preocupante, también en las universidades, tanto en Varsovia como en la provincia.

"Ángel de la Guarda" para estudiantes extranjeros

"Desde hace diez años tenemos estudiantes de intercambio y este año han sido atacados dos. Algo sin precedentes”, dice Ewa Walusiak-Bednarek, portavoz de la Universidad de Thorn. En esa casa de estudios que alberga a 20.000 estudiantes, algunos jóvenes sirven de "ángeles de la guarda” a estudiantes extranjeros, en un comienzo, para familiarizarlos con la vida cotidiana, pero ahora deben también protegerlos. Eso se ha vuelto una necesidad: "De 30 hemos pasado a tener 110 ángeles custodios que ayudan a los 130 estudiantes extranjeros en la universidad”.

Anna Tatar, de la Fundación "Nunca más", con sede en Varsovia, registró en su "Libro del Racismo” que entre 2009 y 2010 hubo 400 ataques xenófobos. Dos años más tarde, las agresiones habían aumentado a 600 casos. "Desde el verano de 2015 se observa otra escalada”, dice a Anna Tatar a DW. "Una oleada racista despertada por el debate sobre los refugiados en la campaña electoral antes de las elecciones parlamentarias, en otoño de 2015”, concluye Anna Tatar. Y eso que Polonia no ha recibido a ningún refugiado de la guerra en Siria, por ejemplo. "Los medios promueven el odio presentando a los refugiados como una masa sin rostros ni biografías”, critica Tatar.

Desde el año 2000, el número de ataques racistas en Polonia se ha multiplicado por diez, a pesar de que la proporción de extranjeros en Polonia es baja, comparada con otros países europeos. Según estadísticas policiales, mientras en 2013 fueron atacados 850 extranjeros, en 2015 el número de ataques casi se duplicó. Si bien anteriormente los atacados eran judíos y gitanos, ahora las víctimas más comunes son musulmanes y africanos.

Pero a pesar de que las agresiones se cuentan por cientas, en 2015 solo hubo 70 denuncias, que en su mayoría fueron rechazadas con el argumento de que se trataba de "daños sociales menores”.

Tolerancia del Gobierno ante la xenofobia

Es preocupante el silencio del Gobierno ante el racismo en Polonia. Peor aún: políticos, policías, fiscales y jueces protegen, a menudo, a los agresores, como lo demuestra un caso en Bialystok, en donde nacionalistas radicales salieron a gritar que " a los judíos habría que colgarlos”. Una expresión que la Fiscalía calificó como expresión de "disgusto” y no de "odio. Todo, a pesar de que el grupo agresor porta insignias emuladoras de la esvástica nazi y del Ku Klux Klan, marcas abiertamente racistas, como lo registra un manual de la misma Policía polaca.

Reacción del Gobierno polaco ante este caso: el Ministerio polaco del Interior ordenó sacar de circulación dicho manual en donde se podían identificar las insignias de los grupos nacionalistas radicales, racistas y xenófobos. Pero una estrategia gubernamental amplia y concreta contra la xenofobia creciente aún se hace esperar.

Autora: Monika Sieradzka (JOV/ CP)