Cuando la crisis financiera alcanzó a Alemania
28 de julio de 2017La mayoría de los banqueros en Alemania y el resto del mundo se acuerda muy bien del mes de julio de 2007. Ya desde principios de ese año, habían empezado a multiplicarse las noticias sobre una burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Cada vez menos propietarios de viviendas podían pagar sus créditos en ese país, porque no ganaban lo suficiente. Estos créditos hipotecarios de alto riesgo de impago, también conocidos como créditos subprime, fueron ocultados en paquetes de créditos de menor riesgo y vendidos a compradores en todo el mundo.
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Uno de ellos fue el banco regional IKB, con sede en Düsseldorf. A finales de julio de ese año, el banco alemán entró en una crisis existencial, porque desde hace años había invertido precisamente en ese tipo de paquetes de créditos inmobiliarios de alto riesgo en Estado Unidos. Fue la primera víctima de la crisis financiera en tierras germanas y tuvo que ser salvado con dinero del banco alemán gubernamental de desarrollo KfW, del Estado y de otros bancos.
Pero ese fue apenas el comienzo. Le siguieron otros bancos, que cayeron como fichas de dominó. Todos habían invertido en créditos subprime.
"Hace diez años el sistema crediticio no estaba equilibrado", dice Herbert Grüntker, jefe del banco regional de Hesse-Turingia. En otras palabras: la regulación bancaria no era suficiente. Los políticos identificaron este problema y, a más tardar cuando la crisis se empezó a expandir en septiembre de 2008 y el banco estadounidense Lehman Brothers colapsó, empezaron a actuar.
En tiempo récord aprobaron una ley en Alemania para estabilizar los mercados financieros con amplias garantías estatales e inyecciones financieras para los bancos. La canciller alemana, Angela Merkel, y el ministro de Finanzas de aquel entonces, Peer Steinbrück, tuvieron que prometer a los ahorradores que su dinero estaba a salvo, a fin de evitar que estos vaciaran sus cuentas.
Más reglas, más capital propio
Axel Weber, expresidente del Banco del Estado Alemán, está convencido de que las reglas de hoy día impedirían una crisis como la de 2007/08. También Elke König, presidenta del Mecanismo Único de Resolución de Bancos, cree que los bancos son mucho más seguros hoy día: "Tienen más y mejor capital", señala. Sin embargo, su rentabilidad se ha visto afectada, explica. Puesto que ya no pueden invertir en negocios tan riesgosos, las ganancias son menos abundantes.
La regulación también cuesta y genera trabajo. A Weber le preocupan sobre todo la laxa política monetaria, que ya no considera adecuada. En aquel entonces, los bancos centrales habían empezado a inyectar liquidez a los mercados para superar la crisis. Y esto lo siguen haciendo.
Weber advierte que el auge que actualmente viven los mercados financieros como consecuencia de la política monetaria expansiva no es sostenible. El economista exhorta a los bancos emisores, como al Banco Central Europeo, a volver a normalizar este sistema.
Autora: Brigitte Scholtes (VT/ERS)