Cumbre transatlántica sin sobresaltos
25 de junio de 2004"Ambas partes tienen interés en una cumbre armónica, en la que la pugna por la guerra contra Irak quede definitivamente superada", señala Janis Emmanouilidis, del Centro de Investigaciones Políticas Aplicadas de la Universidad Ludwig-Maximilian, de Munich. El politólogo señala que en los dos lados del Atlántico se ha llegado a la conclusión de que la Unión Europea y Estados Unidos comparten, en lo sustancial, los mismos intereses: "ambos necesitan un Irak estable y saben que requerirán buenas relaciones recíprocas en el futuro ".
Intereses compartidos
Esto obedece a razones de propia conveniencia, según hace notar Franz Josef Meiers, del Centro de Estudios de Integración, con sede en Bonn. "El presidente Bush debe demostrar, con miras a sus aspiraciones de ser reelecto, que no sólo es el comandante en jefe, sino que también es capaz de embarcar a sus aliados en el mismo bote", indica. Y agrega que "a los franceses y alemanes les ha quedado claro que una política de oposición a Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU contraviene sus propios intereses".
No obstante, no cabe esperar grandes decisiones estratégicas en esta cumbre. "El momento no está maduro para ello", señala Emmanouilidis, haciendo notar que "al fin y al cabo, no es seguro que el actual gobierno estadounidense siga en funciones el año entrante". En lo tocante a los tres temas principales del encuentro -Irak, el Medio Oriente y el terrorismo- los expertos parten de la base de que lo más probable es que se emitan resoluciones en torno a la lucha antiterrorista. Por ejemplo, Estados Unidos y la Unión Europea podrían acordar estrechar la cooperación de los servicios secretos e incrementar el intercambio de informaciones. Hace poco, los franceses accedieron en un punto importante a los deseos estadounidenses, mostrándose dispuestos a entregar a los norteamericanos datos de los pasajeros que efectúen vuelos de Estados Unidos a Europa.
Cuestión de imagen
En cuanto a Irak, en cambio, no cabe esperar grandes novedades, según Meiers. Para Washington, el interlocutor en materias militares es la OTAN y no la Unión Europea. Por eso, sería lógico que el tema de la seguridad en Irak sea abordado más ampliamente en la próxima cumbre de la Alianza Atlántica, en Turquía, que en el encuentro de Irlanda. Como contrapartida, los estadounidenses podrían tender la mano a los europeos en el lo que respecta al Medio Oriente, sobre todo en cuanto al propósito de incrementar las relaciones económicas, culturales y sociales, apunta Meiers.
Por otra parte, aunque la cumbre no tendrá dimensiones históricas, será de gran importancia para dos figuras que se encuentran en dificultades en sus respectivos países. En vista de sus respectivos problemas internos, para Bush y para el canciller alemán, Gerhard Schröder, resulta importante hacer un buen papel a nivel internacional, según subraya Reinhard Rode, de la universidad Martin Luther, de Halle-Wittenberg. Por lo demás, se ha desarrollado un proceso de aprendizaje: tanto europeos como estadounidenses han comprendido que una pugna abierta sólo provoca entusiasmo en sectores políticos marginales, pero es rechazada por el grueso de la población.