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¿Cómo debe ser la ciudad del futuro?

Lydia Heller/ Eva Usi25 de octubre de 2012

Investigadores intentan desarrollar lo que se conoce como "neurourbanismo", para desarrollar mejor las urbes, considerando los factores que provocan estrés en sus habitantes.

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Imagen: Fotolia/Mike Liu

El ruido excesivo, el intenso tráfico y la basura, así como el paso presuroso de cientos de personas en las calles hace estresante la vida en las ciudades. Sin embargo éstas siguen siendo un imán porque prometen mejores posibilidades de empleo, de ingresos, una cultura urbana y un estilo de vida refinado. Eso atrae a millones de personas.

Mientras que hace 60 años una tercera parte de la población mundial vivía en las ciudades, hoy en día es hogar de la mitad de los habitantes de la tierra y en el 2050, expertos estiman que un 70 por ciento de la población del mundo vivirá en ellas.

Hafen Shanghai
El puerto de Shanghai, China.Imagen: picture-alliance/dpa

Aumento de enfermedades

“Hemos encontrado que con el aumento de la densidad de la población en conglomerados urbanos también es mayor el número de enfermedades psíquicas”, advierte el director del Instituto para la Salud Mental, con sede en Mannheim, Andreas Meyer Lindenberg. “Tan sólo el tratamiento de la depresión cuesta en Europa unos 120.000 millones de euros al año”, afirma. El experto añade que si a eso se sumaran todas las enfermedades nerviosas, como la demencia, las fobias y psicosis, el monto superaría el presupuesto del Mecanismo de Estabilidad Europeo. El especialista advierte que la recurrencia y gravedad de estas enfermedades son a menudo subestimadas.

En el 2003 psiquiatras británicos publicaron un estudio sobre el estado anímico de los habitantes del barrio londinense de Camberwell, una zona que desde la década de los años 60 experimentó un gran crecimiento. Entre 1965 y 1997 el número de personas afectadas por esquizofrenia se duplicó, sin que la población hubiera aumentado en esa proporción.

Singapor Skyline Nacht
Singapur, de noche.Imagen: SGC

Aislamiento urbano

“En las ciudades puede suceder que uno no conozca a su vecino, que no se tenga el respaldo comunitario que se tendría en una localidad pequeña y que por ello las personas se sientan solas y excluídas”, afirma por su parte Andreas Heinz, director de la clínica psiquiátrica del centro Charité, en Berlín.

Aunque no hay suficientes estudios sobre la influencia de las ciudades en el sistema nervioso humano, se sabe de los experimentos realizados con animales que el aislamiento social trastorna el sistema de transmisión nervioso.

En todo el mundo crecen las ciudades, sin embargo nadie tiene datos convincentes sobre cómo debe ser una ciudad ideal, considerando la salud mental de sus habitantes. Andreas Meyer Lindberg, junto con geógrafos de la Universidad de Heidelberg y físicos del Instituto de Tecnología de Karlsruhe, desarrolló un equipo móvil con el que pueden ser localizadas distintas personas en una ciudad. El aparato puede realizar determinadas pruebas mientras el usuario se encuentra ante un semáfono o en un parque.

Berliner Skyline zur blauen Stunde
Silueta nocturna de Berlín.Imagen: claudecastor86 - Fotolia.com

Neurourbanismo, nueva información

Los investigadores esperan obtener información sobre los efectos que tiene la cotidianeidad urbana. Quieren averigüar si, por ejemplo, un departamento pequeño provoca estrés, o la estrechez de una calle. O si la vista de un árbol o un parque cercano tiene efectos tranquilizantes.

Para el investigador Richard Burdett, del renombrado London School of Economics, el llamado “neuro-urbanismo” promete gran ayuda en el futuro, pues los urbanistas pueden planear una ciudad considerando la necesidad de reunir a mucha gente en áreas reducidas, tomando en cuenta al mismo tiempo que las personas necesitan sentirse en libertad a través de espacios abiertos. “La gente debe poder tener libre acceso a los cines, reunirse con amigos, éstos son aspectos poco considerados hoy en día al planear una ciudad, por ejemplo, en China o en Indonesia. Los arquitectos atienden sólo la proporción y la forma, mientras que los urbanistas se fijan en la eficiencia del transporte público, pero no tienen idea de qué efectos provoca el desarrollo de sus proyectos urbanos sobre las personas”.

Autora: Lydia Heller/ Eva Usi

Edición: Emilia Rojas