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Cómo Qatar transforma su riqueza en influencia política

16 de diciembre de 2022

Durante años, Qatar ha desarrollado una política exterior que le ha permitido ganar amigos e influencia, destinando millones a diversas actividades, desde la moda, el arte y el deporte, hasta obras benéficas.

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Modernos rascacielos de Doha.
Los rascacielos de Doha reflejan el poderío económico de Qatar.Imagen: Getty Images for ANOC/M. Runnacles

El glamoroso evento fue cubierto por las mejores revistas: una exhibición protagonizada por la marca italiana Valentino, propiedad del fondo de inversión qatarí Mayhoola, contó con la presencia de Naomi Campbell en su inauguración. La modelo acudió para lanzar Emerge, una nueva organización benéfica de moda dirigida a promover a jóvenes diseñadores de países emergentes, en asociación con una iniciativa artística llamada Qatar Creates.

Inicialmente se dijo que Emerge era una rama de la organización benéfica de Campbell en el Reino Unido, Fashion For Relief, que ahora está siendo investigada por la Comisión Británica de Organizaciones Benéficas por presunta mala gestión y conducta indebida. Una de las acusaciones es que Fashion For Relief había gastado gran parte del dinero que recaudó, alrededor de 1,6 millones de libras (unos 1,86 millones de euros o 1,98 millones de dólares) en eventos glamorosos en 2019, pero solo donó alrededor de 205.000 libras (cerca de 238.000 euros o 254.000 dólares) de ese dinero a causas caritativas. La Comisión Británica de Organizaciones Benéficas dijo a DW que había designado gerentes interinos para Fashion For Relief, y esos gerentes, abogados con sede en el Reino Unido, aseguraron que no existe conexión alguna entre ambas organizaciones.

Actividades legítimas

Si bien este tipo de conexiones entre Qatar y celebridades como Campbell son lícitas, constituyen sin duda un ejemplo más de cómo Qatar, sede del Mundial de Fútbol 2022, utiliza sus cuantiosos recursos financieros para pulir su imagen internacional. Otro ejemplo fue la compra del club de fútbol francés Paris Saint-Germain, a través de diversos fondos de inversión. Qatar también es dueño de la tienda londinense Harrods y de la cadena de tiendas francesa Printemps, de varios hoteles de lujo en Londres, como el Ritz y el Claridge's, y de las marcas de ropa de lujo Balmain, con sede en Francia, y Pal Zileri, originaria de Italia.

Algunos reportes sugieren que la familia real de Qatar gasta también, anualmente, unos 1.000 millones de dólares en arte. El país ha llamado la atención y ha recibido elogios por encargar obras de arte y edificios públicos a algunos de los artistas y arquitectos más famosos del mundo.

Entre las inversiones menos glamorosas figuran las acciones de Qatar en Siemens, Volkswagen, Porsche y Deutsche Bank, en Alemania, además de participaciones en el aeropuerto de Heathrow, el banco Barclay's y los supermercados Sainsbury's en el Reino Unido.

"Despotismo ilustrado"

Qatar se convirtió en uno de los países más ricos después de que se descubriera allí gas natural, en la década de 1970. Este Emirato, regido por la dinastía Al Thani, cuenta con uno de los ingresos per cápita más altos del mundo. En 2021, el Banco Mundial lo registró en casi $ 61.300 por qatarí, una cantidad más alta que muchas naciones europeas, incluidas Alemania y Francia. Expertos indican que no hay una separación real entre los intereses del Estado y los de la familia regente. El país a menudo es descrito como un "Estado rentista", donde el estado genera ingresos, o "renta", y luego los distribuye entre los ciudadanos. Casi todos en Qatar tienen garantizado un trabajo y los ciudadanos qataríes reciben electricidad, agua y educación en forma gratuita. Más allá de eso, el dinero y el poder tienden a ser distribuidos por la familia real, generalmente siguiendo las normas de un sistema establecido desde hace mucho tiempo, una trama de lazos hereditarios y tribales.

Aunque Qatar ha liberalizado la economía y tiene una Constitución, no hay una verdadera oposición ni elecciones genuinas, y la libertad de expresión está restringida.

El emir de Qatar, Tamim bin Hamad al-Thani, pronuncia un discurso al inicio del Mundial.
El emir de Qatar, Tamim bin Hamad al-Thani, pronuncia un discurso al inicio del Mundial.Imagen: MANAN VATSYAYANA/AFP

El Corruption Risk Forecast, un sistema desarrollado por varias organizaciones académicas, describe a Qatar como un país con "un modelo de buen gobierno basado en el despotismo ilustrado".

Influencia = seguridad

La mayoría de los expertos coincide en que Qatar -un país pequeño, rico en recursos, situado entre vecinos grandes, como Arabia Saudita e Irán, pero que carece de poderío militar- necesitaba mejorar su posición y sus conexiones a nivel mundial. Eso equivale a contar con un seguro en caso de ser atacado.

Además, la diversificación de inversiones tiene sentido desde el punto de vista económico, dado que los principales compradores del petróleo y el gas del Golfo Pérsico están preparando su transición hacia el uso de fuentes de energía más amigables con el medio ambiente.

La crítica en el caso de Qatar es que la mayor parte de sus inversiones son opacas, porque quienes toman las decisiones no tienen que rendir cuentas públicamente. Además, las acusaciones en torno al último escándalo de corrupción en el Parlamento Europeo han puesto más de relieve la complicada trama de operaciones de influencia de Qatar.

(ers/cp)