De presidente a “líder nacional”
28 de noviembre de 2007De acuerdo con una reciente encuesta, dos tercios de los rusos no cuentan con elecciones limpias para la Duma. En ello coinciden también prácticamente todos los observadores rusos e internacionales. Pues las elecciones para la Duma son —como en 1999 y 2003— el prolegómeno de elecciones más importantes, las presidenciales, que tienen lugar en marzo próximo.
En las elecciones presidenciales rusas de marzo de 2008 la cuestión es quién será el sucesor de Putin. De acuerdo con la Constitución rusa, el presidente sólo puede serlo por dos periodos. Una tercera presidencia consecutiva de Putin está por lo tanto excluida. Ello no puede imaginárselo la élite del Kremlin en torno a Putin, pues éste es para los grupos de poder en el Gobierno, cuyos integrantes provienen en su mayoría del KGB (servicio secreto), la garantía del propio status y, sobre todo, del acceso a los grandes recursos financieros y económicos de Rusia. Por ello se discute ya desde hace tiempo cómo solucionar el “problema 2008”, es decir, cómo hacer para que Putin pueda seguir siendo también después del verano de 2008 el “hombre fuerte de Rusia” y pueda continuar garantizando el orden y la distribución de poder actuales. En Rusia circulan desde hace tiempo diversos escenarios y especulaciones. Tres son particularmente populares.
Escenario 1: De fuerte presidente a fuerte primer ministro
Como Putin se presenta como candidato por el partido “Rusia Unida”, masivamente apoyado por el Kremlin, y no ha excluido asumir más tarde el puesto de primer ministro, se ha puesto a circular el “escenario del primer ministro”. De acuerdo con este escenario, Putin se transformaría directamente después de las elecciones para la Duma o a más tardar en el verano de 2008 en primer ministro del Gobierno ruso. En ese caso se cuenta con un fortalecimiento de la figura del primer ministro, en detrimento de la presidencia, que sería asumida entonces por un hombre de confianza de Putin, como Sergei Ivanov, Viktor Subkov o Boris Gryzlov. El escenario podría ser “vendido” internacionalmente como un “fortalecimiento del Parlamentarismo”, pues la elección del primer ministro se llevaría a cabo por una mayoría en la Duma.
Escenario 2: Truco de prestidigitador con la Constitución
En un segundo escenario se recurre a un pasaje poco claro de la Constitución: después de las elecciones para la Duma, Putin podría renunciar al cargo de presidente y transformarse en simple diputado. Tercer presidente en la historia reciente de Rusia —después de Boris Yeltsin y Vladimir Putin— sería entonces el actual primer ministro, Viktor Subkov. Así sería posible, si bien controvertido constitucionalmente, que Putin se presentara nuevamente como candidato a las elecciones presidenciales en marzo de 2008, para luego —interrumpido por la presidencia de Viktor Subkov—asumir el más alto cargo de Estado en Rusia. En una variante de este escenario se prevé la elección de Subkov en marzo de 2008, que un año más tarde dimitiría por razones de edad o de salud, lo que allanaría el camino para una nueva presidencia de Putin.
Escenario 3: “Líder nacional” populista
En otro escenario se apuesta porque Putin conserve informalmente el poder luego del verano de 2008, proclamándolo “líder nacional” y haciendo así que siga siendo el político más poderoso de Rusia detrás de bambalinas. Desde hace poco, un movimiento supuestamente espontáneo, pero apoyado por el partido “Rusia Unida”, del Kremlin, exige abiertamente proclamar a Putin como “líder nacional”. En este escenario se registraría una clara victoria para el partido “Rusia Unida”, que, con Putin como primer candidato, le concedería a éste el derecho moral de obligar a su sucesor a seguir su política. También en esta variante no se excluye el retorno de Putin a la presidencia, luego de un lapso aceptable.
¿Y qué piensan los rusos de los escenarios?
Recordando la catástrofe social, económica y política de los años 90, la población rusa ve en Putin una garantía de estabilidad política, asociada con auge económico y grandeza internacional. Por esa razón, si bien la mayoría de los rusos no cuenta con elecciones limpias para la Duma, estaría dispuesta a aceptar toda jugada de ajedrez que asegurase la conservación del poder en manos de Putin. Es la actitud apolítica de la población, unida a una rigurosa persecución de los críticos del Kremlin sin excepciones, lo que permite afirmar que todos esos escenarios no son sólo imaginables, sino también posibles.