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Ilegal en EE.UU.: “Se gesta movimiento por los derechos”

José Ospina-Valencia
13 de febrero de 2017

Mientras en Estados Unidos crece el número de redadas y retenciones de indocumentados, criminales e intachables, el número de deportados hacia México no ha subido. ¿Por qué? Un asistente social sospecha algo inaudito.

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Imagen: Reuters/J. Duenes

"La cifra de deportados (de Estados Unidos) se mantiene (...) No hemos visto todavía un incremento en el Gobierno del presidente Donald Trump ", dijo este 13 de febrero el canciller de México, Luis Videgaray, a la cadena Televisa. Si no ha crecido el número de deportaciones, sí parece haber crecido el temor a estas. Es más, en Estados Unidos parece cundir ahora una verdadera histeria o síndrome de persecución ante las amenazas de la Casa Blanca.

El mismo Videgaray lo dijo a la prensa: "Se ha registrado un aumento en llamadas telefónicas de mexicanos en consulados o representaciones planteando preguntas o quejas en torno a los procedimientos de deportaciones”. En efecto, varios de los 50 consulados mexicanos están tan atareados,  que prefieren atender a sus connacionales que a la prensa internacional.

El dramático caso de la deportación de Guadalupe García de Rayos, la mexicana que se ha convertido en el rostro de las deportaciones de indocumentados "peligrosos" de EE.UU., está surtiendo el efecto "aleccionador” que las autoridades estadounidenses, al parecer, buscaban entre la comunidad de latinoamericanos indocumentados en Estados Unidos.

Guadalupe había vivido en Estados Unidos, ilegalmente, desde 1996, cuando llegó a los 14 años. Ahora fue separada de sus dos hijos, nacidos en ese país. "Su inhumana deportación está siendo utilizada como escarmiento para los indocumentados en Estados Unidos”, dice a DW, desde Los Ángeles, el padre Alejandro Solalinde, director de la ONG humanitaria Hermanos en el Camino, quien recuerda que Trump suspendió un programa de ayuda a las mujeres migrantes con hijos, ideado por Obama.

El miedo no puede vencer

Hermanos en el Camino recibe donaciones de la Iglesia católica mexicana y alemana, entre otros, y ofrece alimentos y posada, así como atención médica, psicológica y asesoría jurídica a los migrantes, tanto a los que llegan a México - de Centroamérica, África y Asia - como a los mexicanos en Estados Unidos.

"Ahora, ante el factor Trump, los mismos migrantes indocumentados se están uniendo para ayudarse y ayudar a nuevos migrantes de México, Haití u Honduras que aún llegan”, apunta el padre Solalinde, quien explica que los mexicanos que aún cruzan la frontera vienen de regiones golpeadas por el narcotráfico como Guerrero, por ejemplo. Solalinde admira "la efervescencia” del "movimiento” que dice, se está gestando en Estados Unidos con el fin de hacer valer los derechos del migrante, que "también bajo Trump se tienen que respetar”.

Pero aunque el miedo se ha vuelto el pan de cada día entre los 11 millones de indocumentados que, se estima, viven en EE.UU., el director de Hermanos en el Camino dice que los "migrantes aquí son ‘todoterreno', muy fuertes y con un gran poder de resiliencia”. Solalinde cita una sorprendente cifra para sustentarlo: "De 400 mexicanos deportados que regresaron y lograron la residencia en Estados Unidos, el 70% empezó a trabajar inmediatamente”. Hay que decirlo, agrega el padre, que la mayoría de esos trabajos no los harían los "anglos”, porque requieren de muchos esfuerzos y están sometidos a grandes riesgos.

Aún así, y a  pesar de que la economía de Estados Unidos depende en cierto porcentaje de la mano de obra barata de los migrantes, en las redadas que han aumentado en los últimos días, los retenidos no solo han sido personas con cuentas judiciales pendientes sino muchos con una hoja de vida limpia. Así lo reportan la Coalición por los Derechos Humanos de Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA) e Inmigración y Ciudadanía.

El migrante ilegal como objeto para ganar respaldo

Detrás de estas redadas sin deportación inmediata, el padre Solalinde cree que hay un siniestro plan. Si bien Obama dejó un balance de 3.000.666 personas deportadas entre 2009 y 2016, estas deportaciones sucedieron casi en silencio y sin la presencia de medios. Solalinde cree que la administración Trump, tan asidua al efecto publicitario, "está reuniendo a una gran cantidad de ilegales para deportarlos en grandes grupos y con el mayor efecto mediático para congraciarse, más que para cumplir, con quienes lo eligieron".

Además de expresar la gratitud hacia los jóvenes de todo el mundo, y en especial de Alemania, que prestan sus servicios sociales a los migrantes en la ONG Hermanos en el Camino, el padre Solalinde lanza un mensaje a los migrantes, indocumentados o no, en Estados Unidos: "Ustedes valen mucho. No pierdan su autoestima. Ustedes son fuertes. La era Trump con su xenofobia, misoginia y racismo va a pasar. Son atavismos que la humanidad tiene que superar. Los migrantes llevan la experiencia del camino recorrido y su principal lección de sobrevivencia: amor y unión”.