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Des-Unión Europea

30 de enero de 2003

Echando por tierra la búsqueda de consenso en la Unión Europea, ocho gobernantes -encabezados por los de Madrid y Londres-, llamaron a cerrar filas con Estados Unidos para hacer frente a la amenaza iraquí.

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Rompiendo lanzas a favor de Washington: Blair y Aznar (archivo).Imagen: AP

Para ocho gobernantes europeos, la fidelidad a Estados Unidos es más importante que evitar una guerra con Irak. Es la lacónica conclusión que saca la edición online del semanario alemán Der Spiegel . La carta abierta en apoyo a la política de Washington, con carácter de manifiesto, lleva la firma de los jefes de gobierno de Gran Bretaña, España, Portugal, Italia, Dinamarca, Polonia y Hungría, y del presidente de la República Checa.

Los grandes ausentes

No figuran en cambio en la nómina el presidente francés, Jaques Chirac, ni el canciller alemán, Gerhard Schröder, dos de los más decididos opositores a la confrontación militar. El mensaje destaca básicamente tres puntos: la profundidad de los lazos valóricos entre Europa y Estados Unidos; la amenaza que suponen la existencia de armas de exterminio masivo en países como Irak, con el consiguiente riesgo de que caigan en manos del terrorismo internacional; y la necesidad de que el Consejo de Seguridad de la ONU imponga el cumplimiento de sus resoluciones, si no quiere perder su credibilidad.

No es en primera línea el contenido lo que ha causado revuelo en París y Berlín. De hecho, según afirmó un portavoz del palacio del Elíseo, gran parte del texto corresponde al pensamiento de Francia, que persigue el desarme de Bagdad y el cumplimiento de la resolución 1441 del Consejo de Seguridad de la ONU, dirigida a lograr dicho objetivo. Un portavoz gubernamental alemán destacó igualmente las coincidencias en cuanto a que Irak debe despojarse de sus arsenales y cooperar activamente con los inspectores de las Naciones Unidas.

Afrenta diplomática

La causa del revuelo radica fundamentalmente en la forma en que se llevó a cabo esta iniciativa, atribuida al presidente del gobierno español, José María Aznar, en dupla con el premier británico, Tony Blair. Ni Alemania ni Francia fueron puestas en conocimiento del texto antes de que se publicara, ni menos consultadas. En consecuencia, fue una crasa afrenta desde el punto de vista diplomático y un golpe severo para los arduos esfuerzos tendientes a generar una política exterior conjunta en el seno de la Unión Europea.

EU-Gipfel Gerhard Schröder und Jacques Chirac
Schröder y Chirac: los díscolos representantes de la vieja Europa.Imagen: AP

Hace apenas 5 días, los ministros de Relaciones Exteriores de la UE habían logrado a duras penas encontrar un mínimo común denominador, reflejado en una declaración que demanda más tiempo para los inspectores de armas y subraya el papel clave del Consejo de Seguridad para enfrentar la crisis. A esta declaración se aferra ahora Grecia, que ocupa la presidencia comunitaria de turno, y afirma no haber sido consultada sobre el mensaje, publicado simultáneamente en 12 periódicos europeos.

¿La "nueva Europa"?

Todo esto por lo visto no preocupa mayormente a los ocho gobernantes que salieron en apoyo de Washington, en un aparente intento de corroborar las apreciaciones del secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld. Según él, el grueso de los europeos respalda la política de la Casa Blanca, mientras París y Berlín representan a la "vieja Europa", con sus reparos.

Los firmantes de la carta pueden haber logrado el propósito de fortalecer al presidente Bush y dejar en una situación incómoda a los detractores de la opción militar en el caso iraquí. No obstante, el mensaje sólo fue suscrito por los gobernantes de 5 países de la UE y 3 de los estados que se incorporarán en el 2004. Como se subrayó en París, 8 no constituyen la mayoría en una Unión Europea que pronto contará con 25 miembros. Y, si se trata de lo que piensan sus habitantes, la correlación tampoco resulta favorable a los propósitos de Washington: de acuerdo con una encuesta de Gallup, cerca del 80% de los europeos rechaza una intervención militar en Irak que no esté legitimada por el Consejo de Seguridad de la ONU.