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Desafío millonario

19 de agosto de 2002

Ante la magnitud de la catástrofe natural que afecta a Alemania, el gobierno ha resuelto una serie de medidas de emergencia para financiar las obras de reconstrucción, evitando desbordar el marco del presupuesto fiscal.

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En Dresde comienza el arduo trabajo de limpieza y reconstrucción.Imagen: DW

El gobierno propone y la naturaleza dispone. Las devastadoras inundaciones que han arrasado con la infraestructura y las cosechas en buena parte del Este de Alemania, obligan a sentar nuevas prioridades. El gobierno de Berlín necesita dinero; todo el que pueda rasguñar de los diversos compartimentos del presupuesto. Por lo tanto, la primera medida resuelta ha sido contundente: poner cerrojo al gasto público. Las nuevas inversiones tendrán pues que esperar, salvo aquellas dirigidas a reparar los daños provocados por la riada. Igualmente quedan excluidos los fondos destinados a la lucha contra el terrorismo.

Reforma postergada

En una reunión extraordinaria del gabinete, celebrada en Berlín, se resolvió además postergar en un año la entrada en vigor de la segunda fase de la reforma tributaria, programada originalmente para el 2003. Esta etapa contempla reducir la tasa impositiva del 19,9% al 17%, en el tramo inferior de la pirámide. En el segmento superior, la reducción sería del 48,5% al 47%.

El aplazamiento, que debe ser aprobado aún por el Consejo de los estados federados (Bundesrat), reportará a las arcas públicas unos 6.900 millones de euros más de lo previsto. Algo menos de la mitad de dicha suma engrosará el presupuesto federal, mientras que el resto permanecerá a disposición de las administraciones regionales.

Ciertamente, no son decisiones fáciles de adoptar; menos cuando la coyuntura adolece de una debilidad crónica y requeriría incentivos para la reactivación. El canciller Gerhard Schröder ha intentado disipar a priori los temores, afirmando que la postergación de las reducciones tributarias no frenará previsiblemente el crecimiento de la economía alemana. Solamente se retrasará el un año el alivio para los contribuyentes, indicó el jefe de gobierno, subrayando que con ello se evita tener que recurrir a contribuciones adicionales.

Disciplina presupuestaria

Por mucho que se discutan los pro y los contras, la catástrofe imperante no deja muchas opciones. La de contraer más deudas públicas ya ha sido descartada terminantemente por el ministro de Hacienda, Hans Eichel, por buenas razones: en primer lugar, echaría por la borda su ardua labor de consolidación presupuestaria y, además, amenazaría con desbordar los márgenes de los criterios de convergencia establecidos por la Unión Europea en Maastricht. Estos fijan un límite del 3% del PIB al nuevo endeudamiento fiscal.

La gravedad del momento exige también decisiones drásticas. Si bien todavía no resulta factible evaluar con exactitud el monto global de la devastación provocada por las aguas, ya comienzan a hacerse los primeros balances. Sólo en Baviera, los daños ascenderían a 1.500 millones de euros, según el ministro del interior regional, Günther Beckstein. En Sajonia, Sajonia-Anhalt y Brandeburgo, las dimensiones del desastre seguramente no serán inferiores.