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Después de Tillerson, nadie más contradecirá a Trump

13 de marzo de 2018

Con la destitución de Rex Tillerson, EE. UU pierde una voz moderada. Su sucesor es de la línea dura, al gusto de Trump, y eso no augura nada bueno para EE. UU. ni para Europa, opina Alexandra von Nahmen.

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Donald Trump y Rex Tillerson.
Donald Trump y Rex Tillerson.Imagen: picture-alliance/AP Photo/E.Vucci

Una destitución anunciada por Twitter: la forma en que Trump despidió a su ministro de Relaciones Exteriores, Rex Tillerson, es una bofetada en la cara del exdirectivo de Exxon, que ocupaba el cargo en el Departamento de Estado de EE. UU.. Desde hace meses se especulaba que Tillerson dejaría ese puesto, pero que eso suceda justamente ahora, terminará dañando a EE. UU.

Alexandra von Nahmen, del estudio en Washington de DW.
Alexandra von Nahmen, del estudio en Washington de DW.

Si bien Rex Tillerson no tenía experiencia como diplomático y tampoco muchos amigos en su propio ministerio, se ganó el respeto internacional. Sus posiciones moderadas y su costumbre de contradecir al presidente con respecto a temas como Corea del Norte e Irán siempre enfadaron a Trump.

De vez en cuando, el presidente estadounidense deja entrever que con un "genio” como él en la Casa Blanca, en realidad no se necesita un gobierno. Él es el centro del mundo. Delirios de grandeza e ingenuidad van de la mano si se trata de Trump.

Pompeo, uno de los apoyos de "EE. UU. primero”

Con la designación de Mike Pompeo, Donald Trump instala a un político de línea dura en el ministerio de Exteriores que ya es considerado como uno de los que respaldan a Trump en su política de "EE. UU. primero”. Rex Tillerson estaba en contra de la salida de EE. UU. del Acuerdo de París. Pompeo, por el contrario, no cree en el cambio climático, al igual que Trump.

¿Punto final al acuerdo con Irán?

Pronto, el acuerdo nuclear con Irán podría llegar a su fin. Hace poco, el presidente de EE. UU. se quejó de que las conversaciones sobre una nueva configuración del acuerdo avanzaban muy lentamente. El próximo plazo, a cumplirse en mayo, podría ser usado por Trump para coronar sus palabras con actos. Las consecuencias serían devastadoras para Cercano y Medio Oriente, pero también para EE. UU. y para Europa.

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¿De qué modo podría entonces la comunidad internacional poner freno al programa nuclear iraní? ¿Y con qué argumentos se podría convencer al régimen norcoreano de participar seriamente en las negociaciones? Eso seguramente no se podrá lograr, en vista de que Trump cancela acuerdos según el humor que tenga al levantarse.

Trump: el alboroto como estrategia

Donald Trump y el dictador norcoreano Kim Jong-un quieren reunirse en mayo. Justamente por eso hubiera sido más inteligente mantener la continuidad en el ministerio de Relaciones Exteriores de EE. UU. En la crisis con Corea del Norte, Tillerson fue, desde un comienzo, la voz de la razón y se manifestó a favor de los medios diplomáticos y en contra de las fanfarronadas de Trump.

Pero Donald Trump no es un estratega hábil. Cuando se siente entre la espada y la pared por motivos de política interna, crea alboroto y causa daños a la política exterior estadounidense. Su agenda aísla cada vez más a su país, y hace que a los europeos y a otros aliados de EE. UU. les resulte difícil ver en EE. UU. un socio confiable. Y eso se dificultará más aún a partir de la destitución de Rex Tillerson.

Autora: Alexandra von Nahmen (CP/EL)

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