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Detroit, ¿una advertencia para las urbes alemanas?

Rayna Breuer / Evan Romero-Castillo24 de julio de 2013

Fábricas vacías, casas abandonadas, altos índices de criminalidad: la decadencia experimentada por la ciudad de Detroit lleva a muchos alemanes a preguntarse si a sus urbes más endeudadas les espera el mismo destino.

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Imagen: Getty Images

La caída de Detroit, otrora corazón de la industria automotriz estadounidense, se veía venir desde hace tiempo. El pasado viernes (19.7.2013), las autoridades de esa ciudad la declararon en quiebra. El Gobernador del estado de Michigan, Rick Snyder, dijo que anunciar su insolvencia había sido un acto muy difícil, pero que era la única opción viable. Y es que Detroit lleva sobre sus debilitados hombros una deuda equivalente a 14.000 millones de euros. Esta no es la primera urbe estadounidense que queda en bancarrota, pero sí una de las más grandes.

Entre los años 1937 y 2012 se registraron 640 insolvencias de ese carácter en ese país. En Alemania no ha habido ninguna, aunque abundan las comunidades con serias dificultades financieras. Esto lleva a que muchos se pregunten si una debacle como la de Detroit es posible en territorio germano. Ralph Brügelmann, del Instituto para la Economía Alemana (IW), de Colonia, no lo cree: “En Alemania tenemos una estructura de financiamiento totalmente distinta a la de Estados Unidos”, asegura el experto en entrevista con DW.

“En Estados Unidos, cada ciudad se ocupa de sus asuntos, cobra sus propios impuestos y sella su propio destino. Cuando las cosas andan mal, eso puede implicar declararse en quiebra sin que nadie se acerque para echarles una mano”, explica Brügelmann. Aunque las urbes alemanas también pueden recaudar impuestos, su fuente de ingresos más importante es el sistema tributario federal, que toma los recursos recolectados en todo el país y los distribuye a escala regional y comunal en función del número de habitantes de cada Estado federado.

Ralph Brügelmann, del Instituto para la Economía Alemana (IW), de Colonia.
Ralph Brügelmann, del Instituto para la Economía Alemana (IW), de Colonia.Imagen: privat

Dos sistemas muy diferentes

“Las ciudades reciben ingresos automáticamente”, subraya Brügelmann. Berthold Wigger, profesor en el Instituto para la Tecnología, de Karlsruhe, coincide con el especialista de Colonia. “Los municipios alemanes son mucho menos autónomos que los estadounidenses en lo que respecta a sus políticas de endeudamiento. Éstos están bajo la supervisión de instancias cuya función es evitar su endeudamiento excesivo”, sostiene el catedrático, aclarando, sin embargo, que ambos sistemas –el estadounidense y el alemán– tienen sus ventajas.

“Cuando la mayor parte de la responsabilidad por el manejo de los ingresos se concentra en las manos de las municipalidades, como ocurre en Estados Unidos, las ciudades se esmeran en convertirse en centros económicos atractivos para los inversionistas, los empresarios y las industrias. Lo que el sistema alemán tiene de positivo es que fomenta la unidad en las condiciones de vida de todos los Länder y no abandona a su suerte a las regiones con problemas económicos”, comenta Wigger.

Berthold Wigger, profesor en el Instituto para la Tecnología, de Karlsruhe.
Berthold Wigger, profesor en el Instituto para la Tecnología, de Karlsruhe.Imagen: privat

Brügelmann sugiere que ese modo de operar, tan propio del federalismo germano, se ha llevado al ámbito europeo y pone como ejemplo al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, cuando descartó de plano la posibilidad de dejar quebrar a Grecia o de expulsarla de la Unión Europea (UE). “En Europa se teme que Grecia se declare insolvente y que eso genere un efecto dominó en el bloque comunitario. Pero frente al caso de Detroit, nadie piensa que su quiebra causará un efecto dominó en Estados Unidos”, compara Brügelmann.

Autores: Rayna Breuer / Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas Sasse