Dieudonné: ¿Cuánto puede permitirse el arte?
13 de enero de 2014"Todo está permitido para la sátira”. Así opinaba Kurt Tucholsky, en 1919. Pero el incisivo escritor no tenía en ese entonces necesidad de preguntarse si eso también valía para el Holocausto y los crímenes del nacionalsocialismo. Casi un siglo más tarde, en Alemania se ha discutido innumerables veces si comediantes, caricaturistas y o cineastas pueden reírse de Hitler. En la mayoría de los casos, la respuesta ha tendido a ser positiva. Obras que muestran a Hitler como una figura risible han provocado controversia, pero no han sido prohibidas.
Hace poco hubo un juicio contra el artista Jonathan Meese, quien en una presentación hizo el saludo hitleriano. Meese fue absuelto. El tribunal consideró que había situado el gesto “en el ámbito de lo ridículo”, razón por la cual la libertad de expresión artística prevalecía sobre la ley alemana que prohíbe el uso de símbolos nazis. Diferente fue el veredicto pronunciado la semana pasada por un tribunal contra el artista Günter Wangerin, quien había mostrado en una manifestación contra la política de ahorro de la UE un afiche con Angela Merkel en uniforme nazi. También él se amparó en la libertad artística, pero sin éxito. Fue condenado a pagar 3.000 euros.
El caso Dieudonné
Pero lo que actualmente acalora los ánimos en Francia tiene otra dimensión. Varias multas se han impuesto ya al comediante Dieudonné en los últimos años, por sus exabruptos antisemitas. La suma se eleva entretanto a unos 65.000 euros. Pero eso no ha hecho mella en sus simpatizantes. Por el contrario, un gesto suyo llamado “quenelle”, que es una especie de variación del saludo hitleriano, se ha vuelto popular.
Dieudonné insultó últimamente en un espectáculo a un periodista judío, y dijo que en relación con su persona sólo se le venían a la mente las cámaras de gas de los nazis. El público se partió de la risa. En su canción “Shoananas”, Dieudonné se burla de la Shoa, el asesinato de millones de judíos europeos. El se define como humorista, pero ¿es arte todo lo que tiene lugar sobre un escenario? No, a juicio del máximo tribunal administrativo francés. A pedido del ministro del Interior, Manuel Valls, la corte prohibió en el último minuto una presentación de Dieudonné en Nantes. También se prohibieron otros dos espectáculos suyos, en Tours y Orleans. ¿Fueron decisiones acertadas o contraproducentes? ¿No se volverá así aún más popular el comediante antisemita?
“No hay arte sin responsabilidad”
El caso de Dieudonné también se debate en Alemania. “Creo que la decisión fue correcta”, dice Klaus Staeck, presidente de la Academia de Artes de Berlín, un abogado y artista gráfico que gusta de utilizar los recursos de la sátira. Pocos conocen la importancia de la libertad de expresión artística mejor que él, que suele aguijonear con posturas pacifistas, ecológicas e izquierdistas. Ha tenido que enfrentar más de 40 juicios y los ha ganado todos. No obstante, Staeck considera que la libertad artística tiene límites: “Creo que no hay sátira ni arte sin responsabilidad. Ese es mi principio”.
El escritor germano israelí Rafael Seligmann, por su parte, no está “feliz” con el veredicto contra Dieudonné, porque es un defensor de la libertad de expresión. Sin embargo, afirma que “a veces hay que optar por el mal menor. “Si alguien utiliza la libertad de palabra y los derechos de la democracia para combatirla, tiene que haber forma de hacerle frente”, indica.
¿Mártir de la libertad de expresión?
En Francia hay diversas opiniones. El ex ministro de Cultura Jacques Lang –socialista como Manuel Valls- hizo saber que consideraba problemático el fallo contra el comediante: “Para conculcar la libertad de expresión tiene que haber razones mayores”. Y el periódico izquierdista Libération apuntó: “Las decisiones -que los simpatizantes (de Dieudonné) consideran censura- conllevan el riesgo de convertir al humorista catastrófico en un mártir de la libertad de expresión”.
Klaus Staeck discrepa: “Tenemos el maravilloso concepto de la democracia que se defiende. Eso significa que uno puede defenderse de los que quieren destruir la democracia. Y el antisemitismo es un intento medular de poner la democracia en tela de juicio”.