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Ecuador: cuando llegan y quieren quedarse en el poder

José Ospina-Valencia
9 de octubre de 2017

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, busca abolir la reelección indefinida, introducida por Rafael Correa. Pero lo que debería ser un avance en el fortalecimiento de la democracia, es llevado como una pelea de egos.

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Lenín Moreno (centro), presidente de Ecuador y la izquierda Rafael Correa, expresidente
Lenín Moreno (centro), presidente de Ecuador y la izquierda Rafael Correa, expresidenteImagen: Getty Images/AFP/R. Buendia

"Es un gran daño que una persona (se crea) tan indispensable, que haya que cambiar la Constitución para afectar las reglas de juego", apuntó en su tiempo el expresidente de Ecuador, Rafael Correa, para después introducir, justamente, la reelección indefinida, con la ayuda de una enmienda constitucional. En América Latina, solo en Ecuador, Nicaragua y Venezuela un presidente se puede quedar en el poder, cuantas veces lo elijan. 

Para el actual presidente de Ecuador, Lenín Moreno, sucesor de Correa, y su aliado de otrora, la reelección indefinida es, por el contrario, "una aberración política", para cuya abolición ahora busca el respaldo, "con el fin de consolidar la democracia".

Moreno busca hacerlo a través de una consulta popular, que este 5 de octubre fue admitida a trámite por la Corte Constitucional, paso previo a su ratificación legal definitiva. Y que se calcula, podría realizarse a mediados de diciembre. La consulta se compone de siete preguntas, entre las que se cuentan la propuesta de ampliar la zona de protección del Parque Nacional Yasuní y reducir allí la explotación de carburos. 

"Lamentablemente, las ventajas o desventajas de la reelección presidencial se discuten más al calor de las necesidades cotidianas y personales que de argumentos científicos", dice a DW el politólogo Detlef Nolte, director del Instituto para Estudios sobre América Latina (GIGA), con sede en Hamburgo.

Tradicional tendencia a eternizarse en el poder

"Quienes quieren una reelección son, por lo general, los presidentes que promueven la propia", acota el profesor Nolte, pero admite que es legítimo preguntarse, si un presidente es bueno, ¿por qué no puede ser reelegido?.  "Asimismo", advierte el también historiador alemán, "es necesario ver las desventajas de una reelección, con más veras si es indefinida, en una región como Latinoamérica con una larga historia de caudillismo en donde ha perdurado la tradicional  tendencia a eternizarse en el poder, con el agravante de la inmensa concentración de poder en persona del/la presidente".

Reelección presidencial en América Latina
Reelección presidencial en América Latina

Si bien en Ecuador, antes de la llegada de Rafael Correa, reinaban la inestabilidad política, los cambios irregulares de gobierno y campeaba la corrupción a nivel presidencial, hay, según Detlef Nolte, "buenos argumentos para abolir la reelección indefinida o, por lo menos, limitarla a dos períodos, porque en este lapso de tiempo se puede lograr mucho, y los daños pueden limitarse".  Sin olvidar, que la alternancia del poder es uno de los pilares de la democracia que permite la renovación de los actores, la ideas y los partidos mismos.

Entre los casos "no ejemplares", el director del Instituto para Estudios sobre América Latina cita a Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Pero Nolte también pone el ejemplo de Brasil, en donde, a su juicio, "la reelección presidencial ha sido exitosa, porque los mandatarios de los últimos años no han abusado de esa posibilidad”.

El poder, una droga adictiva

¿Es el intento de eternizarse en el poder un reflejo de la debilidad de algunas democracias en América Latina? El politólogo Detlef Nolte cree que "tiene que ver con personas a las que el poder se les convierte en un alucinógeno, que luego no quieren abandonar. Y con el tiempo, creen además que son irremplazables". Un fenómeno "no del todo ajeno a las democracias parlamentarias de Europa", agrega.

Pero nada pudieran hacer los ególatras sin las masas de electores que se dejan encantar por figuras, sin importarles mucho el mensaje.  Detlef Nolte concluye, por ello, que "sea en Ecuador, Colombia, México o Alemania, una democracia es fuerte cuando lo primordial no son tanto las figuras políticas sino las instituciones".

"La gente que se obsesiona con el poder se cree indispensable y todo lo hace en función del próximo periodo, no de las ideas", dijo recientemente el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, en la Asamblea general de Naciones Unidas en Nueva York.  Pero más que Rafael Correa en su residencia en Bélgica, quienes debieran darse por aludidos son quienes tienen el poder del voto, en Ecuador y toda América Latina.

José Ospina-Valencia (vt)