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Ecuador: “La tierra temblará durante meses”

Viola Traeder (CP)18 de abril de 2016

El terremoto de 7,8 grados que azotó Ecuador el 16 de abril fue uno de los de mayor intensidad registrados en la historia del país. Geofísicos consultados por DW analizan el fenómeno y sus consecuencias.

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Tanto Japón como Ecuador se encuentran en el llamado Anillo de Fuego, una zona de alta actividad sísmica y volcánica situada en las costas del océano Pacífico, que se extiende a lo largo de más de 40.000 kilómetros. Lars Ceranna, del Instituto Federal para Ciencias Geológicas y Materias Primas (BGR, por sus siglas en alemán), no descarta que exista una relación entre los sismos de 6,5 y 7 grados que sacudieron Japón el pasado 14 y 15 de abril, así como el de 7,8 grados que se registró el 16 de abril en Ecuador.

No obstante, detalla que la probabilidad es extremadamente baja. “Los terremotos en Japón tuvieron lugar en una placa tectónica diferente, la Placa Filipina. Entre ésta y la Placa de Nazca, donde se originó el sismo en Ecuador, se encuentra la Placa Pacífica”, explica en entrevista con Deutsche Welle.

Réplicas durarán hasta meses

El geofísico Klaus-G. Hinzen, de la Universidad de Colonia, comparte esta opinión: “La proximidad temporal no necesariamente significa que haya una relación inmediata entre los sismos”. Eso sí, ambos expertos concuerdan en que la enorme presión que se liberó en el movimiento telúrico en Ecuador puede producir otros sismos en la región vecina.

Hasta ahora se han registrado más de una decena de réplicas de magnitud superior a 4,5 grados.
Hasta ahora se han registrado más de una decena de réplicas de magnitud superior a 4,5 grados.Imagen: Getty Images/AFP/L. Acosta

Asimismo, el Dr. Hinzen señala que hasta ahora se han registrado más de una decena de réplicas de magnitud superior a 4,5 grados y que puede durar semanas o meses hasta que cesen. Por lo general, las réplicas más fuertes ocurren en las primeras horas y días tras el terremoto principal. Estas pueden alcanzar una magnitud de hasta un grado menor al sismo principal, por lo que existe la posibilidad de que todavía se registre una réplica mayor a 6,5 grados, dice el geofísico alemán.

En el caso de Ecuador, la placa oceánica colisiona con la placa continental: la Placa de Nazca se sumerge debajo de la Placa Sudamericana a una velocidad anual de aproximadamente siete centímetros. Sin embargo, en algunas partes las placas se traban y, como consecuencia, se acumula presión durante décadas e incluso siglos. La enorme energía que es liberada al romperse las placas produce los sismos.

¿Qué determina la intensidad de un sismo?

Klaus-G. Hinzen explica que la intensidad de un terremoto depende del tamaño del segmento que se rompe y de la cantidad de tiempo que se hayan acumulado las tensiones telúricas. La superficie de fragmentación en Ecuador midió cerca de 120 a 150 kilómetros de largo y 100 kilómetros de ancho. Las placas se desplazaron cuatro metros.

Por su parte, Lars Ceranna agrega que el terremoto se originó a una profundidad de 20 kilómetros. De haber tenido lugar, por ejemplo, a unos 700 kilómetros de profundidad su efecto hubiera sido mucho menos devastador.

Asimismo explica que, debido al movimiento de las placas tectónicas, el océano Pacífico está disminuyendo de tamaño: “Un océano tiene una edad promedio de vida de 180 a 200 millones de años. Actualmente el océano Atlántico se está expandiendo. América se mueve hacia occidente y prácticamente está atropellando el océano Pacífico”.

La dimensión humana

En cuanto a la dimensión humana de la catástrofe natural, Alexandra Burck, portavoz de la Cruz Roja Alemana, informa a DW que hasta ahora se han contabilizado oficialmente 272 muertos y 2.068 heridos. Las regiones más afectadas son las provincias de Esmeraldas y Manabí, así como las ciudades de Portoviejo y Guayaquil. Burck destaca que se trata sobre todo de regiones turísticas, lo cual podría tener un impacto negativo en la economía a largo plazo.

Actualmente, unos 800 socorristas de la Cruz Roja Ecuatoriana apoyan las labores de rescate y brindan atención médica y psicológica a los sobrevivientes. 109 especialistas de la Cruz Roja de Colombia y de México se han sumado a sus filas. Burck señala que los colegas alemanes también han ofrecido su ayuda.