Ecuador: Moreno, ¿sucesor o marioneta de Correa?
5 de abril de 2017Lenín Moreno, el patriota: un hombre bondadoso y cariñoso, que regresó a su país porque allí lo necesitan. Así fue su imagen durante la campaña electoral. Abandonó su cargo de vicepresidente con un nivel de popularidad del 95% en 2013. Un año antes había sido nominado al Nobel de la Paz. El exsecretario de la ONU, Ban Ki Moon, lo nombró enviado especial para temas de discapacidad y accesibilidad. Sin embargo, su cargo con sede en Ginebra fue financiado muy generosamente con fondos públicos ecuatorianos.
Más información:
Elecciones en Ecuador: la división persiste
Latinoamérica reconoce el resultado electoral en Ecuador
No tan popular
Y esto afectó mucho a su popularidad. Cuando anunció su candidatura en octubre de 2016, solo el 48% de la población estaba de su parte. Su equipo electoral intentó mostrar una imagen heroica del candidato: un hombre amable, alegre, que no comete errores, con humor y siempre de buen genio.
Los medios de comunicación lo festejaron como el vicepresidente. Nunca se le pudo ver perdiendo la paciencia o respondiendo de forma desagradable. Sabía cómo reaccionar ante las preguntas complicadas. Sin embargo, esto cambió durante la campaña electoral. Sus asesores construyeron una coraza a su alrededor. La mayoría de las preguntas fueron o ignoradas o rechazadas. Tampoco acudió a los esperados debates para enfrentarse a su contrincante.
A la sombra de Correa
Moreno quiere continuar con la “revolución ciudadana” del presidente Correa, pero para superar la actual crisis de Ecuador se necesita mucho más que un cambio de estilo. Sus promesas electorales no ofrecieron ninguna solución concreta. No se han planeado recortes de los gastos públicos, a pesar de la caída de los precios del petróleo, el producto de exportación más importante del país. Ecuador, según los expertos, no experimentará ningún crecimiento económico antes de 2019.
También se pone en duda si Moreno asumirá con sus propias manos el liderazgo del país. Probablemente seguirá teniendo un papel relevante en un segundo plano. Esto lo ha asegurado, entre otras cosas, debido a la reelección del actual vicepresidente, Jorge Glas. Ambos casi no coincidieron durante la campaña electoral. Además, a Glas se le ha relacionado con uno de los casos más grandes y actuales de corrupción del país.
Una oposición indignada
Moreno no solo hereda problemas económicos y escándalos de corrupción de Rafael Correa. La mitad del país votó por un cambio gubernamental. Muchos de los seguidores de Guillermo Lasso, antiguo banquero y empresario, denunciaron al Consejo Nacional Electoral por fraude. Este reconoció públicamente que el sistema informático se colapsó en el día de los comicios. Un “error” que ya conocían los ecuatorianos de la primera ronda de votaciones.
Moreno, de 64 años de edad, no lo tendrá nada fácil. El candidato, en silla de ruedas desde 1998, parecía ya con frecuencia cansado durante la campaña. En los próximos cuatro años tendrá que imponerse constantemente. Si es que logra finalizar su mandato.
Ofelia Harms (rmr/cp)