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EE.UU. presiona a Bruselas sobre transgénicos

24 de abril de 2015
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Estados Unidos se mostró hoy "muy decepcionado" con la propuesta de la Comisión Europea (CE) para que sus países puedan prohibir alimentos y piensos transgénicos autorizados a escala comunitaria, y confió en que Bruselas dé marcha atrás a su iniciativa. Lo hizo al cierre de la novena ronda de negociaciones del acuerdo transatlántico de libre comercio e inversiones (TTIP), celebrada esta semana en Nueva York, y apenas dos días después de que la CE desvelara su proyecto.

"Estamos aún estudiando las implicaciones de la propuesta, pero esperamos que la Unión Europea avance de una forma que respete nuestras reglas comerciales con décadas de antigüedad", dijo en una conferencia de prensa el jefe negociador de EE.UU., Dan Mullaney. Para Washington, el plan tiene difícil encaje con las "actuales obligaciones internacionales de la UE y con sus aspiraciones para un mercado interior sin fisuras".

Mullaney aseguró que el Gobierno estadounidense está "muy decepcionado" con la propuesta, que de aprobarse permitiría a los países europeos prohibir en su territorio alimentos y piensos genéticamente modificados que hayan recibido la luz verde de los expertos comunitarios. Para ello, los Estados miembros tendrán que alegar razones "legítimas" que no tengan que ver con los riesgos para la salud humana o animal o con motivos medioambientales, que son los aspectos en los que se basa la CE para aprobar o no cada producto.

Por su parte, el jefe del equipo europeo que negocia el TTIP, Ignacio García Bercero, defendió que la propuesta cumple con todas las obligaciones internacionales de la UE y, de hecho, no cambia el papel que la CE tiene en el proceso de autorización de transgénicos. García además negó que este asunto pueda minar las discusiones comerciales y destacó que hoy mismo el Ejecutivo comunitario autorizó 19 transgénicos.

Según ha denunciado recientemente Greenpeace, con la negociación del TTIP está aumentando la presión por parte de la industria biotecnológica para incrementar el número de transgénicos autorizados en Europa y acelerar los procedimientos de autorización. En 2010 más de un millón de europeos firmaron una petición para prohibir los organismos genéticamente modificados hasta la creación de un nuevo órgano científico independiente, encargado de analizar su seguridad. Muchos Estados miembros y la Eurocámara se han opuesto con frecuencia a la autorización de cultivos de transgénicos, que están de forma muy limitada en los supermercados del continente, pero que son habituales en piensos para ganado importados de terceros países donde esos cultivos están generalizados, como EE.UU. (efe).