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'“EEUU y Alemania no pueden permitirse perder la confianza”

Andreas Illmer / JAG24 de octubre de 2013

Ben Scott, exconsejero de Hillary Clinton, indica que el posible espionaje del móvil de Merkel podría tener serias consecuencias. Pero también la UE debería dar pasos hacia la transparencia.

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Ben Scott.
Ben Scott.Imagen: picture-alliance/dpa

Ben Scott es actualmente director de programa del think tank Fundación Nueva Responsabilidad. Sirvió como asesor en tecnología y política exterior a la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, en el primer gobierno de Obama.

DW: La inteligencia estadounidense ha sido acusada de espiar el celular de la canciller alemana, Angela Merkel. Berlín está irritado y contactó con Obama para discutir el tema. ¿Cuán grande es el daño?

Ben Scott: Si se demuestra que la Agencia Nacional de Seguridad pinchó el teléfono de la canciller alemana, entonces se trata de un problema político muy serio e indicaría las discrepancias entre Estados Unidos y Europa sobre las prácticas de inteligencia y el espionaje en el extranjero.

¿Se sorprendió cuándo escuchó las acusaciones?

Sí. Me sorprendí mucho. Pinchar el teléfono de un líder mundial es una decisión que uno no toma a la ligera y tiene muchas consecuencias si se descubre.

¿Cómo cree que reaccionará Alemania?

Bundeskanzlerin Merkel NSA Überwachung Handy
Imagen: imago/IPON

Hemos visto la reacción con la indignación inicial y la exigencia de explicaciones a todos los niveles. Pero creo que la reacción más importante a medio plazo no es sólo exigir que dejen de espiar el teléfono de la canciller, sino demandar un compromiso de gobierno a gobierno para buscar una solución política. Este incidente refleja la división entre ambos países sobre políticas de seguridad. Y creo que requiere discusión y retornar a una línea común, porque EE.UU. y Alemania son importantes aliados a largo plazo. No pueden permitirse separarse por este gran problema de confianza.

¿Cuáles son las implicaciones para las relaciones transatlánticas?

Creo que la situación indica la necesidad de un compromiso transatlántico sobre estos temas y una resolución sobre cuáles deberían ser las prácticas estándar entre aliados en lo que respecta a tecnologías de vigilancia.

La ironía de las revelaciones de Snowden es que ahora sabemos un poco de las prácticas de la NSA. Pero no sabemos lo que hace la inteligencia alemana o la francesa. Y si Europa quiere poner el listón más alto y decir cuál es el nuevo estándar para la vigilancia digital, qué es apropiado y qué no, y qué es lo que exige de EE.UU., tendrá que ser mucho más transparente. No hay un estándar mínimo para la protección de la privacidad entre los Estados europeos. Cada país protege a sus ciudadanos a su manera y uno de los primeros pasos que tiene que dar la UE es proponer un acuerdo común entre sus Estados miembros.

¿Cree que es posible llegar a un acuerdo sobre esos estandares entre los miembros de la UE o entre la UE y Estados Unidos?

Creo que es posible. Si los aliados de la OTAN se pueden organizar para ir a la guerra juntos, seguro que también pueden decidir dejar de espiarse entre ellos. Es una cuestión de voluntad política y también de un debate público sobre los costes o beneficios de la vigilancia a tus “amigos”. Creo que deberíamos ser cuidadosos a la hora de culpar solo a Washington. Leyendo entre líneas está claro que muchos países europeos están haciendo cosas parecidas. Simplemente no tienen la capacidad de la NSA.

¿Cómo cree que reaccionará EE.UU.? ¿Es consciente Washington del daño que está causando el escándalo de espionaje entre sus aliados?

Si todavía no se ha dado cuenta, lo hará ahora. Y creo que habrá reacciones de algún tipo. Ya hemos visto al presidente Obama realizar diversas declaraciones sobre la necesidad de revisar la política de vigilancia, sobre las decisiones necesarias contra el terrorismo y qué podría eliminarse. Hizo comentarios en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas que, en mi opinión, indican que la Casa Blanca también ve necesaria una reforma, también para volver a la misma línea con Europa. Pero eso todavía habrá que verlo.

¿Es posible dar marcha atrás? ¿No es cierto que la vigilancia se ha convertido en algo tan fácil que los servicios de inteligencia siempre estarán tentados de llevar a cabo?

Creo que hay muchas tecnologías que nos permiten hacer muchas cosas que no deberíamos hacer. Sea vigilancia digital o sea el uso de armas muy destructivas. Por eso necesitamos leyes en las sociedades democráticas y confío en que, si la Casa Blanca y el Congreso modifican la ley y restringen el permiso de la NSA para espiar, por ejemplo a la canciller alemana, entonces la NSA dejará de hacerlo. La NSA tiene restricciones a lo que hace y las respeta o trata de respetarlas. Esos son los "tornillos" que han de ser ajustados. Se restringirían esos programas y la NSA reaccionaría consecuentemente. Al igual que lo harían las agencias de inteligencia europeas.

La regla general para todas las agencias de inteligencia es que se puede hacer todo lo que sea técnicamente posible, legal y financiable. Si se quieren cambios, la forma de hacerlos es por la vía legal. Si se hacen cosas ilegales hay que tener muy claro hasta dónde se puede llegar. Si no, no sería creíble. Así que hay un problema legal y otro de confianza. No basta con cambiar las leyes sino que también habrá que persuadir a la gente de que esos cambios sirven para algo.