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“El ‘amor eficaz’ del Papa es típicamente latinoamericano”

Evan Romero-Castillo26 de julio de 2013

Gerhard Kruip, catedrático de la Universidad de Mainz, analiza el discurso articulado por el Papa Francisco en Brasil y los principales retos que el primer pontífice latinoamericano tiene por delante.

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Imagen: Reuters

La Jornada Mundial de la Juventud que se realiza en Río de Janeiro ha sido descrita como el verdadero debut del Papa Francisco. Deutsche Welle habló con Gerhard Kruip, conocedor del acontecer vaticano y profesor de Antropología Cristiana y Ética Social en la Universidad de Mainz, sobre las expectativas que ha generado el primer pontificado de un católico no europeo.

Deutsche Welle: La prensa internacional está muy atenta a la actuación del Papa Francisco en Río de Janeiro porque cuenta con que el argentino le permitirá capturar imágenes inusuales: un Papa sin vehículo blindado no se veía desde hace muchos años. Pero, ¿qué espera de él la comunidad católica de Brasil y el mundo? ¿Cree usted que se esté esperando demasiado de Francisco, sólo por ser el primer Papa latinoamericano?

Gerhard Kruip: Muchos católicos alrededor del mundo esperan que el Papa Francisco implemente reformas en la Iglesia. Hasta ahora, el Papa ha exhibido algunos gestos simbólicos que evidencian su disposición a impulsar esos cambios, pero esos gestos deben ser seguidos por actos concretos para poder hablar de expectativas cumplidas. Mucha gente confía en que Francisco consumará la reforma de la Curia y le dará mayor subsidiariedad a la Iglesia.

El principio de subsidiariedad propone que Roma delegue responsabilidades entre las Iglesias de todos los países y permita que cada una de ellas tenga mayor poder de decisión sobre los asuntos que le competen directamente. La idea es que Roma se limite a intervenir para solucionar problemas que las Iglesias locales no consiguen resolver por sí mismas. Esta noción alude al precepto de que la Iglesia debe construirse desde abajo.

Hasta ahora, la Iglesia católica ha exigido que los Estados respeten el principio de subsidiariedad. Ella ha demandado, por ejemplo, que las instituciones públicas no se inmiscuyan en áreas donde debería prevalecer el derecho de los padres a educar a sus hijos como mejor les parezca. Pero, puertas adentro, la Iglesia ha aplicado muy poco la subsidiariedad. Los obispos deben asumir más tareas porque el Papa no puede con todo.

Gerhard Kruip: “El Papa ha exhibido algunos gestos simbólicos que evidencian su disposición a impulsar cambios”.
Gerhard Kruip: “El Papa ha exhibido algunos gestos simbólicos que evidencian su disposición a impulsar cambios”.Imagen: Reuters

¿Exagera la prensa cuando dice que el proyecto del Papa Francisco para la Iglesia católica lo coloca en curso de confrontación con la Curia romana?

Decir que él está enfrentándose a la Curia es demasiado duro. Uno puede criticar a la Curia por numerosas razones, pero ella también ha hecho cosas muy buenas sin que la opinión pública internacional se entere. Gente de todas partes del mundo trabaja mucho para que la Iglesia católica pueda funcionar. Sin embargo, es un hecho que Bergoglio fue nombrado Papa porque criticó ante el Cónclave la manera de trabajar de la Curia.

El Papa Francisco creó una comisión para la reforma de la Curia que comenzará a trabajar en octubre. Si acaso existe alguna confrontación, ésta no tiene lugar entre Francisco y la Curia, sino entre Francisco y algunos miembros de ese gremio.

También se ha hecho mucho ruido en torno a la presentación del “programa de Gobierno” del nuevo Papa en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro; el llamado “evangelio social de Francisco”…

Yo acabo de ver en YouTube el video que captura su encuentro con la juventud argentina que peregrinó hacia Río de Janeiro para ver a Francisco. El núcleo de su discurso contiene tres exhortaciones. Primero pidió que se luche activamente contra la exclusión social de los jóvenes y los ancianos, así como en la isla italiana de Lampedusa instó a los europeos a no excluir a los inmigrantes indocumentados.

Luego invitó a los jóvenes católicos a organizarse; a tomar las calles, de ser necesario, para denunciar los problemas que necesitan solución y a evitar que la Iglesia se ensimisme y se convierta en un gueto religioso distanciado de lo que ocurre en la vida cotidiana de la gente. Y en tercer lugar, Francisco les pidió que no hicieran de su fe una mezcolanza.

Gerhard Kruip: “El Papa pidió a los jóvenes evitar que la Iglesia se convierta en un gueto religioso distanciado de la vida de la gente”.
Gerhard Kruip: “El Papa pidió a los jóvenes evitar que la Iglesia se convierta en un gueto religioso distanciado de la vida de la gente”.Imagen: Getty Images

Cuando se describe la esencia de los mensajes articulados por el Papa Francisco en Brasil se usa con frecuencia el adjetivo “social”. Pero, ¿no es el suyo un discurso eminentemente político? ¿No es eso lo que lo distingue de su predecesor, Benedicto XVI?

Benedicto XVI también tenía un discurso admirable, pero su acento estaba puesto sobre la relación dialéctica entre la fe y la razón. El tema que ocupa a Francisco es la fe y el amor, entendiendo el amor como un “amor eficaz”. Esta es una noción típicamente latinoamericana que resultó de las reflexiones de los teólogos de la liberación. La idea es que no basta hablar de amor ni expresar sentimientos de compasión o solidaridad.

El amor debe manifestarse en actos de ayuda concretos. Y, cuando haga falta, ese amor debe contemplar la organización política para conseguir ciertos fines. Lo que Francisco profesa no es nuevo para muchos miembros de la Iglesia católica en Latinoamérica; en esa región se viene practicando esa forma de amor desde los años sesenta del siglo pasado. Lo realmente nuevo es que un Papa hable de este vínculo entre la fe y el amor de una forma clara, sin pretender matizar el mensaje con formulaciones complicadas o diplomáticas.

Autor: Evan Romero-Castillo

Editora: Emilia Rojas Sasse