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El arca de Noé de las plantas

2 de enero de 2011

El Instituto ruso Wawilow lleva más de un siglo recolectando semillas de todo tipo en sus archivos, algunas de ellas ya extintas. Pero su labor peligra: empresas constructoras quieren su terreno para edificar viviendas.

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Banco de semillas para la vida futura.Imagen: dpa

“Dios, hastiado de la perversión humana, le dijo a Noé: ‘Voy a arrojar sobre la Tierra un diluvio. [...] Contigo haré yo mi alianza, construye un arca y mete en ella a tu familia y a una pareja de animales de cada especie.’”

La versión del Génesis del diluvio universal es ampliamente conocida por todos: una gran tormenta arrasó la Tierra y no se llevó a todo ser vivo por delante gracias a los esfuerzos del humilde Noé, que albergó en su gran barcaza a su familia y un sinfín de parejas de animales.

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A causa del Cambio Climático, las tierras de hielos perpetuos podrían llegar a ser cultivables en el futuro.Imagen: DW

Pero pocos se han parado a pensar en qué pasó con las plantas. ¿Alguien se preocupó de guardar sus semillas para replantarlas, superada la catástrofe?

Los datos de entonces son, como poco, difíciles de encontrar, pero hoy en día sí hay quien se ocupa de preservar con sumo cuidado semillas de todo tipo en unos archivos bastante más fiables que una barca de madera: el Instituto Wawilow es una de las instituciones más importantes en este campo.

El Instituto Científico Wawilov de Industria Botánica comenzó sus actividades en 1984 bajo el nombre de Departamento de Botánica Aplicada, y cambió su nombre tras el paso del brillante científico Nicolai Ivanovitch Wawilow por la dirección del centro entre 1921 y 1940.

Bancos genéticos

Situado en San Petersburgo, con otras 12 instalaciones en diversos puntos del país, se trata de la única institución científica en Rusia cuyas actividades incluyen la colección, conservación y estudio de recursos genéticos de plantas.

“Trabajamos en cooperación con casi todos los bancos genéticos que conservan materiales de plantas en el mundo, y tenemos el 4º puesto en lo que se refiere al tamaño de nuestra colección”, explica el profesor Nikolay Ivanovitch Dzyubenko, representante de la administración del Instituto Wawilow. “Pero cuando se refiere a la calidad de nuestras especies y el significado global del instituto, estamos en plena cima junto con EEUU, India y China.”

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La decisión sobre el porvenir de las tierras de la estación de Pavlovsk se encuentra en las manos de Dimitri Medvedev.Imagen: AP

En los archivos del Instituto Wawilow se mantienen 320.000 semillas de 155 familias botánicas, 1.532 especies de 425 géneros. Por ejemplo, la colección alberga 147.000 semillas de cereales, más de 43.000 de legumbres, 26.000 de cultivos industriales, 28.000 de forraje, 9.000 de patatas y 50.000 de verduras, además de un herbario de 260.000 especímenes.

Noventa por ciento de estas especies no se encuentra en ninguna otra colección de semillas del mundo, y muchas de ellas no existen ya como tales sobre la faz de la tierra: “Tenemos especies muy raras que hemos recolectado con el tiempo que se extinguieron hace ya muchos años”, afirma el profesor Dzyubenko. “Por ejemplo, entre las aproximadamente 9.000 plantas de patata de que disponemos, 500 sólo pueden encontrarse en nuestro instituto, y no en otra parte del mundo. Lo mismo se puede decir de algunos tipos de cereales y alubias, entre otros.”

Para llevar a cabo esta labor se requiere un cuidadoso control y tratamiento de las semillas, que en ocasiones requiere su replantación continuada para mantener la especie viva. “Todas nuestras plantas y semillas están almacenadas en entornos especiales, a temperaturas que varían entre 4 y 10 grados”, informa Dzyubenko.

“Algunas plantas y bayas sólo pueden multiplicarse al ser replantadas, por ello contamos con 27.000 tipos de plantas en campos de cultivo en diferentes puntos geográficos”. Estos puntos se encuentran por toda Rusia, desde la zona de Krasnodar, más al sur, hasta campos en zonas del círculo polar, donde crecen un cierto número de bayas.

Y más allá de Rusia, China también acoge algunos de los cultivos del Instituto Wawilow que requieren un clima más cálido.

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El Instituto Vavilov tiene su sede central en San Petersburgo.Imagen: Russische Institut für Pflanzenwissenschaft

Pero el clima, según el representante del Instituto, es cada vez más impredecible. “Debido al cambio climático, observamos cada vez más una severa inestabilidad en las temperaturas y un clima difícil de pronosticar. El cambio climático existe, y nosotros nos tenemos que adaptar a él.”

Acoso inmobiliario

El Instituto Wawilow ya ha comenzado a hacer estudios sobre tierras del norte que actualmente están congeladas bajo los llamados ‘hielos perpetuos’, pero podrían derretirse debido al cambio del clima.

“Estas tierras, entonces, puede que nos sean útiles para el cultivo. Y lo mismo se puede decir de las tierras del sur del país: esperamos la formación de climas más secos, para lo cual estamos estudiando plantas que crezcan en calor, sequía y sean resistentes a altos niveles de sal en la tierra.”

El Instituto Wawilow no deja de investigar para encontrar no sólo nuevas plantas y semillas, sino también más terreno, y con buen motivo. Una de sus instalaciones de cultivo, en la ciudad de Pavlovsk, 30 kilómetros al sur de San Petersburgo, lleva sufriendo desde el pasado agosto el acoso de la industria inmobiliaria: una compañía constructora quiere adueñarse del terreno utilizado para la plantación de algunas de las plantas y semillas de la colección para la construcción de viviendas.

Un asunto que ha causado polémica y protestas hasta el punto de llegar a la cumbre del Gobierno: todo depende ahora de una decisión del presidente de Rusia, Dimitri Medvedev.

N.Dzyubenko
El profesor Nicolai Dzyubenko.Imagen: Russische Institut für Pflanzenwissenschaft

A día de hoy, el destino de la estación de Pavlovsk es incierto, aunque según Dzyubenko Nikolay Ivanovitch, la protección de las semillas allí cultivadas está asegurada: “Es una simple cuestión de propiedad de tierras, no tiene que ver con la ciencia que llevamos a cabo. Creemos que las autoridades de nuestro Gobierno no han hecho un buen trabajo al respecto, confiscando nuestra tierra sin consultarnos o pedirnos permiso. Pero podemos estar seguros al 100% que la colección de Pavlovsk se mantendrá segura: no será movida ni destruida”.

Los esfuerzos para preservar esta colección han tenido su fruto en el Parlamento ruso: una nueva ley federal sobre recursos genéticos de plantas se está preparando actualmente, y es el Instituto Wawilow el que está trabajando en el borrador. Gracias a ella, este tipo de problemas podrían evitarse en el futuro.

Autora: Lydia Aranda Barandiain

Editor: Enrique López