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“El ataque de Wurzburgo no era previsible”

Astrid Prange (VT/ERS)19 de julio de 2016

Decenas de miles de refugiados menores de edad viven en Alemania. El ataque de un joven inmigrante en un tren regional en Wurzburgo sorprendió a expertos como Niels Espenhorst, que habla de un caso aislado.

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Imagen: picture-alliance/dpa/K. J. Hildenbrand

Deutsche Welle: Tras el ataque con un cuchillo y un hacha en un tren regional en Wurzburgo, la atención de la opinión pública se enfoca en los refugiados menores de edad no acompañados. ¿Cómo se sintió cuando se enteró del ataque?

Niels Espenhorst: No esperábamos este ataque, estamos conmocionados. Hasta ahora no hemos constatado ninguna radicalización de los refugiados jóvenes, y advertimos que no se deben hacer generalizaciones. Se trata de un ataque aislado, todavía desconocemos los motivos del agresor. Esto no era previsible.

¿Son los refugiados jóvenes presa fácil para la propaganda radical islámica?

No, al contrario. La mayoría de ellos huyó del terror. Además, la mayoría de los jóvenes son ávidos de aprender. Saben que su éxito en la vida depende de una buena educación. No veo ninguna tendencia hacia la radicalización.

En la vivienda del agresor se halló una bandera del Estado Islámico pintada a mano. ¿Tratan los islamistas de reclutar activamente a refugiados menores de edad?

Los refugiados menores de edad que viajan solos no deberían vivir en los albergues de refugiados comunes. Esas instalaciones no son aptas para niños y jóvenes, y no solo por los intentos de reclutamiento por parte de islamistas. Ahí se vive en una cultura de violencia, porque los habitantes viven apretados, reciben poca ayuda y atención. Esto causa frustración y crea un problema estructural de violencia. De ahí que la única petición válida sea cerrar los albergues y repartir a los refugiados en alojamientos descentralizados.

Entonces, ¿por qué se sigue alojando a tantos inmigrantes jóvenes junto con adultos en los campamentos de refugiados?

No debería ser así, pero de vez en cuando pasa. Últimamente pasa cada vez más seguido. De momento, no se hace lo suficiente para ofrecer una perspectiva a los jóvenes. Hasta ahora vivieron en una suerte de “modo emergencia”. Lo más importante era llegar a Alemania. Ahora debemos alcanzar una normalización. Y este proceso avanza lentamente.

Un refugiado menor de edad no puede solicitar asilo mientras no cuente con un tutor que lo solicite en su nombre. ¿Se debe a ello la falta de perspectiva?

Este es un problema masivo. El Gobierno alemán decidió subir a 18 años la edad mínima para solicitar asilo. En la práctica, muchos jóvenes no pueden pedir asilo porque no se cita al tutor o porque éste no solicita asilo. En ese caso, los jóvenes se ven obligados a esperar hasta alcanzar la mayoría de edad.

¿Es por eso que miles de jóvenes “desaparecen” de los albergues para refugiados?

Este no es fenómeno nuevo. Los jóvenes muchas veces tienen familiares y conocidos con los que se quieren reunir. No obstante, puesto que el reencuentro familiar no avanza muy rápido, los jóvenes intentan llegar por cuenta propia y para ello dependen de traficantes de personas.

Niels Espenhorst es consejero de la Asociación Federal para Refugiados Menores de Edad no Acompañados (BumF, por sus siglas en alemán).