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PolíticaÁfrica

Mozambique: El boom del gas no teme al terror islamista

Antonio Cascais
9 de julio de 2020

Pese al mayor número de ataques yihadistas en Cabo Delgado, los inversores internacionales minimizan el problema de seguridad ante las lucrativas perspectivas de negocio.

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Imagen: AFP/M. Longari

"El ataque fue brutal. Los agresores masacraron a nuestros trabajadores”, dijo en un comunicado el pasado domingo la empresa de construcción Fenix Construction. Uno de los vehículos de la firma, liderada por sudafricanos, fue presuntamente atacada por rebeldes islamistas. Los sucesos tuvieron lugar el 27 de junio a unos cuatro kilómetros de la localidad de Mocímba da Praia, donde se produjo otro ataque islamista el mismo día.

Al menos ocho hombres murieron en el ataque al vehículo. Una empresa privada de seguridad contratada por la constructora pudo rescatar los cadáveres. Tres de los 14 ocupantes del vehículo pudieron esconderse entre la vegetación y sobrevivir. Los otros tres se hallan desaparecidos.

Inocência Mapisse, experta de la ONG mozambiqueña Centro para la Integridad Pública (CIP), dice que esta pérdida de vidas humanas es escandalosa. Los sucesos de este tipo, además, generan un enorme daño económico para el país: "Los ataques a los trabajadores de las empresas que operan los proyectos de gas en Cabo Delgado tendrán sin dudas efectos negativos en los resultados empresariales de estos proyectos”. La caída de los benficios supone una pérdida para la recaudación fiscal del Estado mozambiqueño, altamente endeudado.

El boom del gas no enriquece a los pobres

Con sus inversiones para la producción de gas licuado, que posteriormente se exporta en barco a Asia, las compañías de gas han desatado un verdadero boom económico en Cabo Delgado. Pero la población local vive mayormente al margen de esta época dorada. Para la búsqueda y explotación del gas se necesitan especialistas altamente cualificados, que rara vez se encuentra en la región.

Cabo Delgado es un enorme negocio, explica Mapisse. Se han descubierto en torno a unos cinco billones de metros cúbicos de gas en la cuenca del río Rovuma, en la costa norte de Mozambique. Esta sería pues la mayor reserva de gas en África y la novena mayor del mundo.

Inocência Mapisse Investigadora   CIP
La experta Inocência MapisseImagen: DW/L. da Conceição

Las empresas participantes y el Gobierno mozambiqueño cifran los beneficios a mediano plazo en más de 60.000 millones de dólares estadounidenses; es decir, cuatro veces más que el producto interno bruto de Mozambique en 2019. Los principales inversores son los grupos petroleros Total (Francia), Anadarko (Estados Unidos) y ENI (Italia). Otras empresas más pequeñas de Europa, China, Brasil, India, Japón o Australia también han anunciado inversiones. Está previsto que la exploración empiece en 2023. En total se han invertido 25.000 millones de dólares estadounidenses en el proyecto de gas de la cuenta del Rovuma.

Pero los ataques islamistas perpetrados en la región desde 2017 han provocado un aplazamiento de las inversiones. En febrero de 2019, los yihadistas atacaron unas obras de Anadarko directamente. Ello provocó que la empresa estadounidense se retirase parcialmente del proyecto.

Si el Gobierno mozambiqueño no quiere poner en peligro las inversiones en Cabo Delgado, tendría que poner en marcha medidas de desescalada para detener la afluencia de jóvenes a grupos radicales, opina Inocência Mapisse. El Gobierno tiene que asegurar a la ciudadanía de forma creíble que los ingresos esperados del negocio del gas también favorecerán a la población más pobre. Hay que hacer frente a la propaganda de los islamistas.

Mosambik I Tausende Vertriebene fliehen vor den Angriffen in Cabo Delgado
La violencia ha dejado decenas de miles de refugiados internosImagen: DW

En Cabo Delgado, los "guerreros de Dios” islamistas lo tienen fácil: se encuentran con una población empobrecida, un Estado débil y un ejército relativamente débil. No basta con concebir una solución militar del problema.

Gobierno e inversores quieren continuar a toda costa

Mientras tanto, los participantes intentar minimizar el problema. La lamentable muerte de ocho trabajadores de Fenix Constructions en Cabo Delgado no tiene nada que ver con el proyecto de gas en la cuenca del Rovuma, dijo la petrolera francesa Total a la agencia de noticias portuguesa Lusa. Al fin y al cabo, el ataque se produjo "a unos 60 kilómetros de las obras del proyecto”, agregó la empresa.

Tres días antes, Arnaud Breuillac, la segunda mayor autoridad de la junta directiva del gigante energético y responsable de exploración y producción, viajó por sorpresa a Mozambique. Luego de un encuentro con el ministro mozambiqueño de Recursos Naturales y Energía, Max Tonella, el empresario aclaró que su visita no tiene "ninguna relación con la situación de seguridad en la provincia de Cabo Delgado”. Bruillac respondió a los periodistas que el Gobierno tiene la situación bajo control y que trabaja "para lograr las mejores condiciones para llevar a cabo de forma segura el proyecto de gas”.

La experta Inocência Mapisse opina que tanto el Gobierno como la empresa Total quieren continuar con el proyecto a toda costa. Ambas partes ganan minimizando el problema. Pero en su opinión hay un verdadero escenario de guerra en el noreste de Mozambique. Pese a que en cualquier momento podrían tener lugar más ataques, Total no quiere renunciar al proyecto. "Las inversiones realizadas son demasiado grandes, así como las perspectivas de beneficio”, sentencia la experta.

Crisis humanitaria en Cabo Delgado

Los ataques de grupos armados han dejado en el último año y medio al menos 700 víctimas mortales. De acuerdo con Naciones Unidas, más de 115.000 personas han tenido que huir de su hogar. "Es una crisis humanitaria de primer rango”, dice el sacerdote católico Luis Fernando Lisboa. "Incluso en la capital provincial Pemba reina el miedo. Hay un sentimiento de inseguridad y no solo entre los refugiados. Cabo Delgado está sufriendo una dura crisis humanitaria”.

Con la colaboración de Madalena Sampaio

(eal/ers)

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