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El caso Alstom: Francia corre peligro de perder su base industrial

Andreas Becker / JOV29 de abril de 2014

Siemens y General Electric (GE) se disputan la compra de parte del consorcio francés Alstom. Un caso tan sensible que París se ha puesto a la cabeza de la operación. Alstom es el símbolo de los problemas de Francia.

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TGV, de Francia (dcha) e ICE, de Alemania (izq.), dos sistemas ¿una empresa?
TGV, de Francia (dcha) e ICE, de Alemania (izq.), dos sistemas ¿una empresa?Imagen: dapd

En realidad, Patrick Kron, gerente de Alstom, y Jeffrey Immelt, gerente de GE, ya se habían puesto de acuerdo: la firma estadounidense compraría la francesa por casi 10 mil millones de euros. Pero los empresarios hicieron las cuentas sin contar con la política.

"Rechazamos que Alstom, una empresa emblemática para Francia, sea vendida a espaldas de los accionistas, sus trabajadores y el Gobierno francés”, dijo el ministro galo de Economía Arnaud Montebourg, a través de Twitter. “Los intereses económicos e industriales de Francia serán defendidos”, apuntó Montebourg en otro trino en Twitter.

Francia se está quedando sin industria nacional

Alstom es considerada una empresa estratégica para Francia porque pertenece al sector energético y, en especial, porque fabrica turbinas para las numerosas plantas nucleares que tiene el país. Pero, al parecer, el problema va más allá: “Alstom es, desafortunadamente, una muestra de que Francia se ha descarrilado”, dijo Jean-François Copé, jefe el opositor partido conservador UMP, a la emisora Europe 1.

"No repitamos los errores del pasado”, trinó, por su parte, el antiguo ministro socialista Jean-Pierre Chevènement, citando como ejemplos Pechiney, Arcelor-Mittal y Lafarge. Todos estos grupos industriales fueron comprados por competidores extranjeros. A la lista de Chevènement se suma la participación del inversionista chino Dongfeng y del Estado francés en PSA-Peugeot-Citroën, cuyos accionistas acaban de aprobar.

Francia corre el riesgo de perder su base industrial

Según Eurostat, la industria francesa aporta solo un 12,8% al producto de la economía nacional, o sea, la mitad de lo que logra la industria alemana y mucho menos de lo que aportan las industrias en España e Italia.

Hace 10 años, el Gobierno conservador de la época salvó a Alstom de una adquisición por parte de Siemens, inyectándole dineros públicos. Y ahora es justamente Siemens quien debe traer la solución. A cambio, el consorcio alemán ofrece ceder el sector de trenes a Alstom, que con su TGV ha sido competidor de los trenes alemanes ICE de alta velocidad.

¿Ventaja par Siemens?

Mientras GE y Siemens registran un volumen de ventas alrededor de los 75 mil millones de euros, cada uno, Alstom apenas tiene transacciones por € 20 mil millones. "Una gran parte de las ventas de Alstom son hechas a clientes franceses como la compañía nacional de trenes SNCF o al suministrador de energía Gaz de France", dice a DW Tomasz Michalski, economista de la Escuela Superior de Economía HEC, de Paris. "Y estos clientes no han comprado mucho en los últimos tiempos", agrega Michalsk.

El Gobierno de Francois Hollande parece preferir a la europea Siemens y no tener ahora grandes reparos a la intervención extranjera. Según Michalski, aunque aún se piensa que las empresas francesas tienen que quedar en manos de franceses, “París sabe que está muy endeudado y no tiene dinero para subsidiar un segundo rescate de Alstom”.

Vientos de cambio

Pero Michalski ha detectado señales de un cambio de mentalidad en Francia. En 2012, cuando el consorcio siderúrgico ArcelorMittal tuvo que apagar los hornos hubo gran consternación, más no intervención. Cuando en abril de este año, Lafarge, uno de los mayores fabricantes de materiales de construcción, se fusionó con el suizo Holcim y trasladó su central a Suiza, el Gobierno volvió a quedarse quieto.

Semejanzas de cultura laboral de Francia y Alemania

En todo caso, el Estado francés quiere evitar que se repita la historia de la venta del consorcio industrial Pechiney. Otrora el cuarto mayor productor de aluminio del mundo, Pechiney fue vendido en 2003 al grupo canadiense Alcan. “Alcan dividió a Pechiney, vendió unas partes, cerró otras y despidió a gran una cantidad de trabajadores”, dice el economista Michalski.

Para la sociedad francesa es prioritario conservar los puestos de trabajo, así como para los municipios la recaudación de impuestos. “Una postura más acorde con la cultura empresarial alemana y menos con la anglosajona”, concluye Michalski.

Según el ministro francés de Economía, la oferta de Siemens sería la oportunidad para que surjan dos “campeones europeos”. Montebourg compara la situación con la de los tiempos en que se fundó Airbus: “O construimos un Airbus de la energía y el transporte, o seremos absorbidos por Boeing”.

Una idea que parece gustarle a su homólogo alemán, el ministro de Economía, Sigmar Gabriel. Para quien, según su vocero, una cooperación de Siemens y Alstom ofrece “grandes oportunidades, para ambos países”.