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El comandante de Texas

14 de marzo de 2003

Desde antes de comenzar la guerra estaba claro quién comandaría a los soldados estadounidenses: Tommy Franks, un general de cuatro estrellas, procedente de Texas, que ya dirigió a sus tropas en la campaña de Afganistán.

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Según Tommy Franks, nadie odia la guerra tanto como un soldado.Imagen: AP

El general Tommy Franks se perfila como una figura clave en esta reedición de la Guerra del Golfo. El nombre del comandante en jefe del ejército de Estados Unidos en la región del Golfo Pérsico se baraja, además, como candidato a un cargo importante en el período de postguerra: el de gobernador militar de Irak.

Franks creció en Midland, una pequeña ciudad de Texas, donde asistió a la misma escuela que la primera dama estadounidense, Laura Bush. Puede que la "conexión tejana" sea un punto a favor del general en lo que respecta a su relación con el presidente, pero no parece haber tenido mayor incidencia en su ascenso en el escalafón militar. La suya es la carrera ejemplar de un soldado, que goza de un gran prestigio ante la tropa.

Odio a la guerra

Tras haberse recibido en la academia militar de Fort Sill, en Oklahoma, recabó sus primeras experiencias de combate como teniente coronel, en la guerra de Vietnam. Allí fue herido en tres oportunidades. A sus recuerdos de aquella época se atribuye una frase de este hombre profundamente creyente, con frecuencia citada: nadie odia la guerra tanto como un soldado.

A comienzos de los años 80 Franks estuvo estacionado en Alemania. Como jefe del Comando Central de Estados Unidos, su radio de supervisión abarca un total de 25 países, desde Yemen hasta Afganistán y de Egipto hasta Irak. Desde el 11 de septiembre del 2001, le corresponde también la alta responsabilidad de coordinar el aspecto militar de la guerra contra el terrorismo.

Éxitos y fracasos en Afganistán

El rápido triunfo sobre las fuerzas talibanes -que sorprendió a muchos- es considerado hasta ahora su mayor éxito. Su mayor fracaso: el hecho de que Osama Bin Laden lograra escapar de la batalla de Tora Bora. En el Pentágono hay quienes no le perdonan hasta el día de hoy el haberse fiado de las milicias afganas en el asedio a estas cavernas, en lugar de haber lanzado una masiva arremetida estadounidense que garantizara la captura del líder de Al Qaeda.

Tommy Franks intentará evitar errores semejantes en la campaña de Irak. Ya en la fase preparativa consiguió convencer al ministro de Defensa, Donald Rumsfeld, de que sólo mediante un despliegue masivo de la infantería se podrá despojar efectivamente del poder a Saddam Hussein. Rumsfeld, considerado partidario de una guerra relámpago altamente tecnologizada, se resistió durante largo tiempo. Pero, finalmente, Franks y otros militares de alto rango lograron imponerse.

Investigación en curso

Su manera independiente y aferrada a los principios no sólo le ha granjeado simpatías. Actualmente está en curso una investigación contra el general, presuntamente por haber permitido que su esposa tomara parte en reuniones secretas. No obstante, Rumsfeld lo respalda abiertamente, manifestándole su plena confianza. Según el ministro de Defensa, no existe posibilidad alguna de que este caso afecte su desempeño como comandante en jefe.

En tiempos de paz, el general impartía sus órdenes desde la base aérea de Mac Dill, en Tampa, Florida, donde normalmente están estacionados unos 20 mil efectivos. Ahora, en época de guerra, su sede se encuentra en el emirato de Qatar, donde se trasladó la central de comando a fines del año pasado.

Para cualquier general, una confrontación bélica supone un reto. Pero, en este caso, el gran desafío de Franks podría presentarse cuando las armas hayan callado. Es muy probable que le corresponda luego coordinar el inicio de la reconstrucción de Irak, al restablecerse la paz. Porque, según el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, tras el derrocamiento de Saddam Hussein, el país habría de ser regido durante dos años por un general estadounidense, secundado por un "consejo" de políticos iraquíes.