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El coro europeo desafina

30 de septiembre de 2003

Pocos días antes de la conferencia gubernamental que ha de pulir los últimos detalles de la futura Constitución europea, se ha desatado una pugna abierta en torno al documento. Diversos países piden cambios al borrador.

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El borrador constitucional todavía es materia de disputa en la UE.Imagen: Sandra Osburg

En la cumbre sostenida a fines de junio en Grecia, los gobernantes de la Unión Europea se deshicieron en loas para el proyecto constitucional elaborado bajo la conducción del ex presidente francés Valery Giscard d'Estaing.

Pero, pese a toda la armonía, ya entonces se percibieron diferencias de matices. Mientras algunos calificaban el borrado de "hito", otros lo consideraban sólo una "buena base" para la conferencia de jefes de Estado y de gobierno a celebrarse en Roma. En ese encuentro es donde se dirá la última palabra. En otros términos, cada quien podrá poner su veto a cualquier aspecto del texto.

Lucha de poder

Ahora la armonía se ha esfumado definitivamente. Dos países dejaron temprano en claro que no quieren modificar ni una coma del documento: Alemania y Francia. Este dúo, que para algunos amenaza con volverse demasiado poderoso, provoca resistencia. Los representantes de diversos países pequeños se reunieron hace un par de semanas en Praga, para formular propuestas conjuntas de enmienda al borrador constitucional, sobre todo en lo tocante a los puntos en que temen perder influencia frente a "los grandes". Por ejemplo, les preocupa el asunto de si sólo los miembros más grandes de la UE podrán contar con un comisario permanente en Bruselas.

Se trata, como en tantos otros puntos, de medir las fuerzas entre las naciones. La cuestión es quién puede arrancar cuántas concesiones a quién. El que naciones como Austria, Letonia o Malta cuenten con un comisario permanente o no, tiene más que ver con prestigio que con una real distribución de poder en Bruselas, a diferencia de lo que ocurre con temas como la ponderación de los votos en el Consejo, que afortunadamente ya no está en debate. En consecuencia, se corre el peligro de que ocurra aquello que se debería evitar por todos los medios: que se bloqueen las necesarias reformas porque los gobiernos no quieren ceder en sus demandas nacionales.

El "espíritu europeo"

ä El ministro alemán de Relaciones Exteriores, Joshka Fischer, invoca al "espíritu europeo", que ojalá se manifieste a los representantes gubernamentales en la conferencia de Roma. En la práctica, el resultado de la conferencia de Roma dependerá de la habilidad diplomática de los participantes. Hasta el momento, el gobierno italiano no ha hecho, sin embargo, un buen papel en este aspecto. Baste recordar, por ejemplo, el escándalo que provocó el primer ministro, Silvio Berlusconi, en su debut ante el Parlamento Europeo, cuando recomendó a un diputado alemán hacer el papel de un capo de campo de concentración en una película sobre los nazis

Fischer im Bundestag
Una advertencia del ministro de RR.EE. alemán, Joschka Fischer.Imagen: dpa

En lo que respecta a la Constitución, Italia se plegó a la postura franco-germana de no modificar el borrador existente. Ojalá Berlusconi encuentre esta vez palabras más diplomáticas para convencer a los críticos del proyecto. Porque no hay que olvidar que el borrador elaborado por la Convención ya es un común denominador encontrado entre las partes, en cuya redacción todos participaron.