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“El deporte limpio es una ilusión”

3 de julio de 2009

Hans-Michael Holczer, entrenador por años del equipo Gerolsteiner, vuelve al Tour de France con sentimientos contradictorios. DW-WORLD lo entrevistó.

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Hans-Michael Holczer, ex jefe del equipo Gerolstein.Imagen: AP

Hans-Michael Holczer es un conocedor del mundo del ciclismo. Por una década dirigió el, entretanto deshecho, equipo de Gerolstein. El ex maestro de la localidad de Herreberg cerca de Stuttgart, se erigió en defensor del deporte sin doping. Cuando las estrellas de su equipo, Stefan Schumacher y Bernhard Kohl, fueron acusados de doping, Holczer tiró la toalla. Este año acompaña en el Tour de France a personalidades invitadas. DW-WORLD conversó con Holczer.

DW-WORLD.DE: ¿Qué siente usted este año al llegar al Tour de France?

Hans Michael Holczer: Es extraño. Desde el otoño pasado, cuando dirigía el equipo alemán en el campeonato mundial, no he vuelto a estar en una competencia ciclística. La primera será la de Monte Carlo. La veo con sentimientos encontrados.

¿Qué opina usted cuando ve que en el actual Tour participan ciclistas acusados de doping como Andreas Klöden y Alberto Contador?

No quiero referirme a nombres específicos. Con seguridad es un problema del ciclismo que, por años, no haya conseguido liberarse de tales acusaciones. Si se contempla la situación desde el punto de vista jurídico no es tan fácil, como podría creerse, reaccionar a tal o cual situación. Lo viví en carne propia el año pasado.

En ese momento usted afirmó que su concepto había fracasado. Sus ciclistas estrella –Bernhard Kohl, Stefan Schumacher, Davide Rebellin-, todos acusados de doping. ¿Cómo pudo soportarlo? ¿Cómo lo soporta ahora? De alguna manera, es la obra de su vida...

El mayor problema para mí fue Davide Rebellin, porque creía en él, quizá más que en los otros. Era un atleta excepcional; vivía como un monje. Jamás le vi un exceso; se tomaba un café antes de la carrera, sólo para sentir su efecto. A cada copa de champán después de una victoria, juntaba los labios y se los limpiaba después. Entonces si Rebellin tenía que doparse para ir a la cabeza y esto es indicativo del deporte del ciclismo, todo es muy cruel. Para mí se resquebrajó el mundo. Después de todo tuve que reconocer que yo también me había sobreestimado. Yo había aceptado el desafío; sabía que me encontraba en un entorno difícil y lleno de confianza me dije: ¡ya veremos! Y vimos.

¿Cree usted que fue demasiado inocente?

Inocente es cualquiera que informa sobre el deporte o que lo observa y cree lo que ve. Yo también fui inocente, claro. Pensé que tenía que vérmelas con algunos listillos, con unos truhanes, con un entorno difícil. Subestimé, claramente, la energía criminal de mi entorno y fue, sin duda, un error. Pero tonto no fui. Si usted se fija en todo lo que implementé para evitar las manipulaciones; pero sólo sirvió para que esa gente creara métodos más sofisticados. Es como con los controles por radar: el negocio lo hace el que advierte de su presencia; lamentablemente, así es la vida.

¿Cree todavía en que hay fuerzas internas en el deporte del ciclismo que lograrán que se purifique? ¿También en ello ha perdido la fe?

No, no creo que el deporte se purifique. En ello, el ciclismo es sólo el chivo expiatorio; entretanto estoy convencido. Creo que tenemos que despedirnos, en algún momento, de la idea de que podemos controlar el deporte como para llamarlo “limpio”. No creo que sea posible, es una ilusión. Éste será uno de los grandes desafíos del deporte en la próxima década: conservar y recobrar la idea de este bien cultural –el deporte limpio. Y hablo del deporte en general, no sólo del ciclismo.

¿Que Lance Armstrong participe en el Tour de France, aporta a su credibilidad?

No quiero hacer comentarios personales. Sin embargo, mucho de lo que sucede y de lo que uno cree enterarse da la impresión de una sátira. Y no me refiero sólo a Lance Armstrong sino a muchas otras cosas.

Cuando usted quiere transmitir la fascinación por el deporte, ¿excluye al deporte profesional?

El deporte profesional no puede ser excluido. Últimamente veo que muchos que están fascinados por el deporte aceptan que el Tour de France –en mayor o menor medida- está manipulado y que en realidad eso importa cada vez menos. No lo comento, sólo lo observo. Y la fascinación no se pierde.

¿Puede imaginar volver al ciclismo profesional?

No, por el momento. Mi dilema consiste en que, por un lado, me he especializado en la última década en equipos profesionales; por otro, tengo ciertas experiencias personales. Dada la estructura actual del ciclismo, no he encontrado aún el agujero donde pueda caber para volver a empezar.

Autor: Stefan Nestler
Editor: Emilia Rojas