El destino del oro venezolano
14 de noviembre de 2017Sin planes concretos ni acuerdos culminó la primera reunión del Gobierno de Nicolás Maduro con algunos de los 414 tenedores de bonos de la deuda externa venezolana y de la petrolera estatal PDVSA, celebrada este lunes (13.11.217) en Caracas para renegociar las condiciones de pago de obligaciones nacionales que superan los 90.000 millones de dólares. Según la Comisión de Finanzas del Parlamento, de mayoría opositora, la deuda total del país ronda los 150.000 millones y demanda abonos anuales de aproximadamente 10.000 millones. Y ese cálculo no incluye lo que se le reembolsa a China y a Rusia en el marco de convenios bilaterales.
Por si fuera poco, el mismo 13 de noviembre, la agencia de calificación de riesgo estadounidense Standard & Poor's rebajó el nivel de la deuda soberana de Venezuela en moneda extranjera, convencida de que existe un 50 por ciento de probabilidades de que la nación sudamericana suspenda sus pagos otra vez en los próximos tres meses. Maduro sopesa la posibilidad de aspirar a la reelección en 2018; pero, a la sombra de semejante crisis financiera, ¿qué perspectivas de triunfo tiene? ¿No están contados sus días y los de quienes lo rodean? Las respuestas a esa pregunta varían.
La deuda externa venezolana
"Venezuela terminará cayendo en default y enfrentará serias dificultades para que le presten más dinero", augura Federico Foders, presidente del comité asesor del Consejo Económico Mundial (IWS), con sede en Berlín, al ser consultado por Deutsche Welle. En cambio, Alejandro Márquez Velázquez, investigador de la Universidad Libre de Berlín, no está tan seguro de que la bancarrota del país caribeño y la consecuente caída del régimen sean inminentes. A su juicio, la salvación de la élite chavista a corto plazo puede estar en las reservas nacionales de oro, por muy contraintuitivo que luzca el manejo que se ha hecho de ellas.
Lo heterodoxo en la administración del oro venezolano no radica en la decisión que tomó el difunto presidente Hugo Chávez (1999-2013) en 2012 de repatriar buena parte del tesoro que se hallaba en la Reserva Federal de Estados Unidos, en el Banco de Inglaterra y en el Banco de Pagos Internacionales, ubicado en Suiza. Alemania hizo lo mismo con sus lingotes. Lo que sí causa extrañeza es lo que Maduro ha hecho tras empeñar parte de las reservas de ese metal precioso a finales de 2015. A partir de ese momento, para poder cancelar cuentas pendientes, su Gobierno envió barras de oro a Europa valoradas en 1.300 millones de dólares.
El oro de la nación
Casi al mismo tiempo, el Ejecutivo de Maduro hizo un "swap" con el Deutsche Bank: el Banco Central de Venezuela (BCV) le entregó 90 toneladas de oro a la entidad alemana por un lapso preestablecido a cambio de 1.200 millones de dólares en divisas. Pero el 5 de noviembre de este año, el diario El Nacional informó que Caracas había "dejado vencer" el trueque al no devolver el préstamo y el Deutsche Bank había ejecutado la fianza para quedarse con el oro. En su reportaje para ese periódico, Blanca Vera Azaf cita a un funcionario del BCV, según el cual la pérdida no había sido lamentada por las autoridades de esa institución. Al contrario.
"Ante la escasez de recursos para la cancelación de los compromisos de deuda, [el directorio del BCV vio] como un 'respiro poder contar con la garantía de 400 millones de dólares en efectivo que devolvería el banco alemán'," escribió Vera Azaf sin identificar a sus fuentes. Desde el Ministerio de Economía y Finanzas, otro de sus informantes le dijo que, a causa de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos sobre altos funcionarios del chavismo, es muy factible que a Venezuela se le dificulte renovar otros "swaps" y que sus reservas pierdan más del oro empeñado. Márquez Velázquez duda que este escenario se deba a las sanciones.
El cálculo de Maduro
"El Ejecutivo venezolano parece estar echando mano a una estrategia aplicada por el expresidente ecuatoriano Rafael Correa en 2008: el Gobierno implementa medidas que inciden sobre el valor de los bonos en el mercado secundario de la deuda soberana con la intención de recomprar la deuda al menor costo posible y sin negociar con los acreedores. Maduro procura asustar a los tenedores de bonos de la deuda venezolana para que se deshagan de ellos con urgencia; les da a entender que no es conveniente tener bonos de la deuda de un país incapaz de cumplir compromisos adquiridos y salvaguardar sus reservas de oro", explica Márquez Velázquez.
La economía venezolana está en recesión desde 2013. Sus reservas internacionales alcanzaron su nivel más bajo desde 2003 en noviembre de 2015: llegaron a 14.500 millones de dólares. De esa cifra, el oro representaba 10.900 millones. Hoy, las reservas están por debajo de los 10.000 millones. Stalin González, jefe de la bancada opositora en el Parlamento, denunciaba hace poco la mengua de los activos en oro durante el último lustro: de equivaler a 19.000 millones de dólares en 2012 pasaron a estar valorados en 7.000 millones en 2017, "aproximadamente, porque no tenemos cifras oficiales", lamentaba el diputado.
Factor decisivo
Venezuela puede perder progresivamente sus reservas de oro en trueques como el que hizo ante el Deutsche Bank, pero a Maduro se le devolvería, en efectivo, el dinero de la garantía de esas transacciones y esas divisas le servirían, a su vez, para recomprar la deuda venezolana, acota Márquez Velázquez. "Hay quienes dudan que Maduro pueda sostener esta estrategia por mucho tiempo porque en algún momento se le van a acabar los recursos; pero otros alegan que China y Rusia le siguen prestando dinero fresco. De ser así, estas prácticas podrían permitirle a Maduro aferrarse al poder", observa el experto de la universidad berlinesa.
"A mi parecer, el problema de la deuda externa es decisivo para que Maduro siga ocupando la presidencia del país; es más importante que las discusiones multilaterales en torno a la crisis institucional de Venezuela y la discordia entre Gobierno y oposición. Recordemos que la caída de la ‘Cortina de Hierro' fue propiciada por las deudas impagables de los países satélites de la Unión Soviética, que tuvieron que ser reestructuradas en concordancia con el Fondo Monetario Internacional (FMI)", enfatiza el investigador de Berlín.
Evan Romero-Castillo (VT)