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El dilema de las Malvinas: colonialismo vs. soberanía

Luna Bolívar Manaut2 de abril de 2007

Han pasado 25 años desde el dos de abril de 1982, el día en que daba comienzo la Guerra de las Malvinas: un conflicto por un enclave europeo lejos de Europa, como otros muchos que persisten en el mundo.

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La bandera británica ondea sobre las Malvinas.Imagen: AP

Imperios hasta donde alcanzaran las armadas: no podía existir nación que se preciase sin territorios bajo su dominio. Entre el siglo XIX y principios del XX, los europeos llenaron el mapamundi de enclaves coloniales. La I Guerra Mundial fue el principio del fin. La segunda Gran Guerra acabó por desmantelar este sistema de redes transnacionales.

Hasta los años 70 se alargaron los procesos de independencia. Y a principios del siglo XXI, aún se observan sobre el tapete internacional los flecos de aquel imperialismo. Pequeños puntos, islas en su gran mayoría, que ya no se llaman colonias sino autonomías, territorios de ultramar o bases soberanas. Casi todos ellos pertenecen a países europeos, como las hace un cuarto de siglo defendidas Malvinas.

Intereses geoestratégicos

Las Islas Malvinas, sus vecinas del sur Georgia y las Islas Sándwich, las Bermudas, las Caimán, el peñón de Gibraltar, la Guayana francesa, Nueva Caledonia, Martinica, las Antillas neerlandesas, Groenlandia y unos 30 nombres más repartidos por el planeta dependen, todavía hoy, de Estados europeos.

Flüchtlingsboot kentert in der Straße von Gibraltar
A ambos lados del estrecho: desde Gibraltar se observa África a simple vista.Imagen: dpa

“Estos enclaves son el resultado de la expansión durante siglos de los intereses comerciales y económicos europeos. Cuando les llegó el momento de la descolonización, decidieron por algún motivo mantenerse unidos a la metrópoli. Su situación política actual es en gran medida desconocida por la opinión pública, y geoestratégicamente son muy importantes: en ellos se encuentran sistemas GPS, bases militares… Francia los utiliza para sus pruebas nucleares…”, explicó a DW-WORLD Paloma García Picazo, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Educación a Distancia española.

Gran Bretaña y Francia son los dos países de la Unión Europea que más retazos conservan de lo que un día fueran sus “dominos”. Les siguen los Países Bajos. “Se trata sobre todo de Estados que tuvieron grandes imperios coloniales”, indicó García Picazo. También Dinamarca, Noruega e incluso Finlandia, aunque a mucha más distancia, siguen ejerciendo su soberanía sobre viejas tierras coloniales. Otros Estados, como Alemania, se desligaron (o fueron desligados) por completo de sus posesiones allende los mares.

Nicolas Sarkozy auf Wahlkampf
Nicolas Sarkozy, candidato presidencial francés, de campaña en Martinica.Imagen: AP

Si hay tercer implicado

En el estrecho de Gibraltar colocaban los antiguos griegos las puertas del mundo conocido. Hoy, se dice, porque no se sabe con seguridad, que estas aguas son uno de los puntos más transitados por submarinos y navíos militares del mundo. El peñón de Gibraltar controla el paso entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, y es el punto de Europa que más cerca está de África.

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Gibraltar: Gran Bretaña en suelo español.Imagen: AP

Gibraltar es tierra británica sobre suelo español. Pese a que los gobiernos de España nunca renunciaron a su soberanía sobre "la Roca", Gibraltar es a día de hoy territorio de ultramar de Gran Bretaña y los gibraltareños quieren ser ingleses, igual que los habitantes de las Malvinas se aferran a su fidelidad a la reina Isabel.

Geográficamente, Gibraltar o la Guayana francesa son excepciones. Los enclaves de ultramar son en su mayor parte islas, muchas demasiado pequeñas para poder llevar efectivamente una vida en independencia, y algunas incluso deshabitadas. Suelen gozar de reconocimiento internacional pleno y su relación con la metrópoli se desarrolla sin conflictos puesto que su régimen especial les aporta ciertas ventajas: entre ellos se encuentran gran número de paraísos fiscales.

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La Guayana: Francia en América Latina.Imagen: picture alliance / dpa

Los problemas surgen cuando en la ronda terceros reclaman antiguos derechos, como los Estados de Argentina y España. "Aún así, no dejan de producirse situaciones curiosas, como una Guayana dependiente de Francia entre Brasil y Venezuela, que además fue una cosa tan terrible como una colonia penal", dijo García Picazo.

Los enclaves y la UE

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Las Malvinas: un PTU frente a la costa Argentina.Imagen: picture-alliance/ dpa

Estos enclaves son “territorios dependientes”, pero no cualquier región extraterritorial de un país recibe tal definición. Un territorio dependiente no es totalmente soberano, pero sí administrativamente autónomo. Así, ciudades como Ceuta y Melilla no son territorios dependientes sino parte de España, aunque se encuentren en el norte de África. Sí lo son las Islas Malvinas y Gibraltar, cada uno con estatus político diferente.

Las Malvinas son un PTU: Países y Territorios de Ultramar, que son regiones ligadas constitucionalmente a Gran Bretaña, Francia, los Países Bajos o Dinamarca. Los PTU no forman parte de la Unión Europea, pero se benefician del estatuto de asociados. El derecho comunitario no se les aplica directamente, pero sus ciudadanos, al poseer la nacionalidad de un país miembro, disfrutan de todas las ventajas de un ciudadano europeo.

26.02.2007 TT JOU Journal Grönland Groenland
Groenlandia: el PTU danés.Imagen: dw-tv

Gibraltar es un DU, un territorio del ultramar británico, aunque casi todos los DU son franceses (Islas Reunión, Guadalupe...). Con regímenes propios, los DU forman parte de la UE y están considerados suelo comunitario. Gibraltar es miembro de la Unión desde 1973, pero sometido a una cláusula que se le aplica sólo a él porque convive con la peculiaridad de que un Estado miembro, Gran Bretaña, se ocupe de sus relaciones exteriores.

Otra situación especial es la de ciertas islas en aguas europeas, territorios dependientes de un país miembro pero que, sin embargo, no pertenecen por decisión propia a la Unión Europea, como sucede con las Islas Feroe, región autónoma de Dinamarca, y una serie de islas británicas en el Canal de la Mancha, como la Isla de Man o la de Guernesey.