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“Escudo antimisiles dificulta el desarme”

Bernd Riegert / Evan Romero-Castillo17 de mayo de 2012

El escudo antimisiles promovido por la OTAN enturbia las relaciones de sus miembros con Rusia. Pero según un experto alemán, Moscú ve demasiados riesgos en una estrategia de defensa cuyo funcionamiento no está asegurado.

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Imagen: picture-alliance / Stephan Goerlich

Deutsche Welle habló con Oliver Meier, del Instituto para la Investigación de la Paz y las Políticas de Seguridad, adscrito a la Universidad de Hamburgo. El politólogo se especializa en las áreas de desarme, control de armamento y la no proliferación de armas nucleares, así como en política exterior de Estados Unidos y la Unión Europea. Entre 2003 y 2005, Meier colaboró como investigador con la diputada socialdemócrata Uta Zapf, quien lideró un gremio parlamentario para el control armamentista.

Deutsche Welle: en materia de armamento, los análisis apuntan una y otra vez hacia los peligros que suponen las instalaciones nucleares iraníes para la paz mundial. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sostiene que, de aquí al año 2020, su escudo antimisiles debería estar en pie, por lo menos parcialmente. El argumento es que esa estrategia de defensa permitirá destruir misiles provenientes de “Estados riesgosos”. ¿Tiene fundamento esta afirmación?

Oliver Meier: Eso no está claro todavía. La fase crítica comienza en 2018, cuando un nuevo misil interceptor –que aún no está del todo desarrollado– esté listo para ser usado, pero nadie sabe si funcionará o no. Aunque es razonable aspirar a un alto grado de seguridad para proteger a la población, lo más probable es que un sistema tan complejo como el escudo antimisiles nunca pueda garantizar eso de manera total. Y, sin embargo, el sistema es necesario frente a la amenaza de un ataque nuclear.

La OTAN insiste en que Irán “podría” tener la intención de disparar misiles hacia un Estado miembro de la alianza atlántica. ¿Es cierto?

Deutschland Oliver Meier Institut für Friedensforschung und Sicherheitspolitik Hamburg
Oliver Meier, del Instituto para la Investigación de la Paz y las Políticas de Seguridad, adscrito a la Universidad de Hamburgo.Imagen: picture-alliance/dpa

La amenaza todavía no ha sido articulada. Irán todavía no cuenta con armas nucleares y se están haciendo esfuerzos para persuadir a Irán de no fabricar armas atómicas. La pregunta clave es qué pasará si se logra convencer a Irán de no hacerlo y se disipa la crisis. ¿Estará la OTAN en capacidad de frenar el proyecto de construcción del escudo antimisiles o de desmontarlo? Yo lo dudo. Porque en Estados Unidos no falta quien le tema a China y en Europa hay países que le temen a otras naciones. Eso hace muy difícil frenar proyectos como el del escudo antimisiles una vez que han comenzado.

¿Cree usted que el sistema pueda interceptar misiles rusos, tal como está diseñado actualmente?

Antes de 2018 no estará en capacidad de hacerlo. En este momento, Rusia cuenta con varios miles de armas atómicas. Pensar que un sistema estadounidense de defensa antimisiles puede interceptar esa cantidad de cohetes es ilusoria. Por otro lado, la preocupación por un ataque ruso es muy abstracta y exagerada.

En la historia del sistema de defensa antimisiles de la OTAN siempre hubo planes para cooperar con Rusia, pero casi todos han fracasado hasta ahora. Simulaciones computarizadas y otros ejercicios conjuntos tienen lugar cuando se trata de armas de corto alcance, ¿por qué no han prosperado las cooperaciones que involucran misiles de mediano alcance, como las que ha ofrecido el secretario general de la OTAN?

Las ideas sobre cómo debe desarrollarse una cooperación como esa difieren enormemente. Rusia quiere participar bajo las mismas condiciones que los miembros oficiales de la OTAN. Hasta se llegó a sopesar la posibilidad de repartir la defensa de vastos territorios entre las fuerzas de la OTAN y las de Rusia. Pero una sociedad de esa índole no es realista: las partes se tienen demasiada desconfianza como para colaborar en un área tan delicada como la seguridad nacional. El Congreso estadounidense no permitiría un involucramiento tan pronunciado de Rusia. Y sería igualmente difícil que a los estadounidenses se les permita poner en uso sus adelantos técnicos en el continente europeo.

Rusia ha amenazado con estacionar sus propios misiles en Kaliningrado, si la OTAN erige su escudo antimisiles. ¿Tendría sentido esa acción en términos militares? Después de todo, los misiles podrían ser igualmente estacionados en cualquier otro punto de la geografía rusa…

En términos militares, el lugar elegido para estacionar los misiles rusos es irrelevante. Kaliningrado fue mencionado para causar un efecto simbólico, sobre todo entre sus vecinos, los países del mar Báltico y Polonia, porque de lo que se está hablando es de misiles de corto alcance, posiblemente atómicos. Esa es una forma de intensificar el conflicto que deja mucho que desear. El problema es que la construcción de un sistema de defensa antimisiles hace más complicado el desarme nuclear.

Al contrario, mientras más adelantos hagamos en materia de desarme nuclear –cosa con la que Estados Unidos y Rusia están de acuerdo–, más ‘exitosos’ serán los esfuerzos para construir un escudo antimisiles efectivo: mientras menos misiles estén en circulación, más fácil será interceptarlos. El hecho de que la erección de sistemas de defensa antimisiles frenen el desarme o estimulen el rearme, el desarrollo de nuevas armas o la ruptura de contratos de desarme constituye un dilema que todavía no ha sido resuelto. ES por eso que corremos el peligro de vivir una nueva carrera armamentista.

Autores: Bernd Riegert / Evan Romero-Castillo
Editor: José Ospina Valencia