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El euro de la discordia

Christian Böhmer/DPA23 de marzo de 2007

El euro es un logro de la UE que ha cosechado reconocimiento internacional. Pero para sus casi 320 millones de habitantes sigue siendo motivo de discordia y desconfianza, aun pasados siete años desde su adopción.

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¿Euros o dólares? Euros. ¿Euros o pesetas? ¿¡Pesetas!?Imagen: AP

Gran Bretaña, que junto con Dinamarca y Suecia no ha aceptado la moneda común, se resiste a que se la califique de conquista europea en la Declaración de Berlín que firmarán el domingo los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en la capital alemana con motivo del 50 aniversario de la firma de los Tratados de Roma, fundacionales de la asociación europea.

Muchos ciudadanos europeos siguen pensando que el euro les ha encarecido la vida. Los expertos en estadística rechazan esta crítica con energía. Y las instituciones de la UE reaccionan con creciente malestar frente a las quejas constantes sobre el euro. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, rechaza también la afirmación de que el euro ha eliminado puestos laborales. Desde la introducción del euro en (1999 se crearon más de 12 millones de puestos de trabajo, sostiene el banquero francés. La moneda común trajo estabilidad, la inflación se mantuvo bajo control a pesar de la presión del alza del petróleo y los combustibles.

En marcos y pesetas

El economista estadounidense Joseph Stiglitz señala sin embargo que muchos ciudadanos comunes no han disfrutado hasta ahora de los beneficios aportados por la adopción del euro. La brecha entre la pérdida real de poder adquisitivo de los trabajadores comunes y las crecientes ganancias de las empresas ha comenzado a preocupar también a los 13 ministros de Finanzas de la eurozona, que han demandado un amplio debate europeo sobre la distribución equitativa de los frutos del crecimiento.

También existe controversia en torno a la política del BCE dirigida ante todo a asegurar la estabilidad de precios. Stiglitz destaca que el mandato de la reserva federal estadounidense incluye también la promoción del crecimiento y del empleo.

Los reparos de los ciudadanos sobre el euro crecen a pesar de los éxitos registrados. Un sondeo representativo reveló que en 2002 había un 59 por ciento de encuestados en los entonces 12 países de la eurozona que opinaban que el euro beneficiaba a sus respectivos países. Esa aprobación descendió en septiembre de 2006 al 48 por ciento. Muchos alemanes añoran el marco, entre los españoles es habitual escuchar hablar aún de pesetas.

Un largo camino

La unión monetaria era un sueño futurista al firmarse hace 50 años los Tratados de Roma. El camino hacia la moneda común no se allanó hasta en 1989, tras varios intentos fallidos.

El Tratado de Maastricht suscrito en 1992 fijó las condiciones para la participación en el proyecto del euro, nombre que se acordó para la nueva divisa en la Cumbre de Madrid de los jefes de Estado y Gobierno de la UE en diciembre de 1995. A la vez, se fijó como fecha de entrada en vigencia de la moneda comunitaria el 1 de enero de 1999, en una primera etapa sólo como unidad contable, dos años más tarde también como dinero circulante. Previamente se habían barajado otras denominaciones como ecu, franco, florín o tálero.

Alemania impuso luego el Pacto de Estabilidad y Crecimiento con el célebre límite del tres por ciento para el déficit estatal, restricción que infringió años más tarde ese mismo país, que sólo logrará superar el proceso de penalización a mediados de este año.