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El explosivo cóctel iraní

DW-WORLD20 de abril de 2006

En el Consejo de Seguridad de la ONU no hay todavía acuerdo sobre cómo enfrentar el caso de Irán, que se niega a desistir de su programa nuclear. Los peligros en ciernes son tema de comentario en la prensa europea.

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Ajmadineyad: retórica incendiaria y política peligrosa.Imagen: AP

El periódico Freie Presse, de Chemnitz, escribe: "El ultimátum corre: apenas 8 días le quedan aún a Irán para para suspender el enriquecimiento de uranio y responder las preguntas pendientes sobre su programa nuclear, cumpliendo el plazo que le impuso el Consejo de Seguridad de la ONU a instancias de Estados Unidos. En consecuencia, Teherán no tiene mucho margen para las concesiones que, de todos modos, no se vislumbran. Pero mientras más pequeño es el lapso restante, se vuelve más central la pregunta de qué habrá de ocurrir si esas demandas perentorias son ignoradas. Hasta ahora hay una serie de especulaciones, suposiciones y escenarios, pero lo que falta es una respuesta convincente. Tampoco la encontraron los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania en sus últimas conversaciones en Moscú".

Fanáticos impredecibles

El Neue Osnabrücker Zeitung, de Osnabrück, opina: "Es difícil imaginar que Estados Unidos e Israel vayan a permanecer impasibles mientras en el Medio Oriente surge una nueva potencia atómica agresiva. A fin de cuentas, el régimen de los mullahs y su fanático presidente tienen, en importantes aspectos, ideas vinculadas al martirio. Los palestinos que cometen atentados suicidas provienen de círculos ideológicos similares. Por eso, los mullahs gobernantes son ahora más impredecibles de lo que fueron en su día los líderes soviéticos con sus arsenales nucleares. Estos últimos querían, sobre todo, poder e influencia. Las consecuencias de semejantes afanes se pueden calcular racionalmente. Esa es una diferencia fundamental con el deseo de los fanáticos religiosos de llegar directamente al paraíso mediante una 'guerra santa'. Quien piensa así no trepida ante nada."

Pretexto contra la democratización

Le Figaro, de París, comenta: "El presidente iraní, Mahmud Ajmadineyad, y sus aliados quieren la guerra o, por lo menos, una confrontación con Israel. La prosecución de los atentados de la Yihad Islámica en territorio israelí encaja en esa lógica. Todos saben que este movimiento escindido de Hamás no es hoy otra cosa que un brazo de los servicios secretos iraníes. (...) Tal como la invasión de Saddam Hussein en 1980 permitió al régimen de los mullahs reprimir todas las libertades cívicas que la revolución islámica había tenido que permitir previamente contra su voluntad, la actual pugna con la comunidad internacional es utilizada ahora con el fin de frenar una evolución democratizadora que, a largo plazo, conduciría al término del régimen islámico."

Doble escalada

L'Express, también de París, apunta: "En realidad estamos viendo cómo se activan dos bombas simultáneamente: la bomba atómica y el fundamentalismo islámico. Con espantosa eficiencia, el presidente Mahmud Ajmadineyad transita la senda de una doble escalada. Mientras fomenta la investigación atómica, pronuncia un discurso tras otro al estilo de Hitler contra Israel y los judíos, para aglutinar en trono a su figura al mundo islámico y situarse en el centro del Islam. Todavía no lo ha conseguido. Pero está mezclando el cóctel más peligroso que el mundo haya visto desde el término de la Guerra Fría."