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El fujimorismo divide a Perú

Carolina Chimoy (ER)7 de junio de 2016

En los últimos días se ha vivido un thriller político en el Perú. Un país bajo absoluta tensión, marcado por una apretada carrera entre ambos candidatos que hasta último momento se mantiene.

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Imagen: Getty Images/AFP/M. Bernetti

En la capital peruana se podían escuchar en cada esquina y en cada situación apasionadas discusiones sobre el pro y contra de los candidatos. Muchas veces concluyendo con las palabras que marcan la tradición del clientelismo en esta joven democracia: “a mí me conviene que gane...”

Sin embargo ha sido sobre todo un nombre omnipresente, el que ha puesto su sello a ambos lados de la contienda electoral en esta segunda vuelta: Fujimori.

Participación política

El panorama político en este país se caracteriza porque cada vez antes de una elección presidencial surgen varios partidos de diferentes colores y magnitud. Así también empezó “Fuerza Popular”, el partido de Keiko Fujimori. O en su día “Cambio 90”, liderado por Alberto Fujimori. El ex-presidente que disolvió el congreso por completo en 1992 para poder gobernar de forma autoritaria cumple ahora una sentencia de 25 años en la cárcel por violación de los derechos humanos y corrupción durante su gobierno. Su hija fue la candidata a la presidencia de “Fuerza Popular” en esta segunda vuelta.

La participación electoral suele rodear el 80%. Un sueño hecho realidad para muchas viejas democracias, pero en este caso la alta participación se debe a la fuerza del voto obligatorio en el país y no al entusiasmo político de los ciudadanos. Sin embargo esta vez las elecciones han tenido un carácter más democrático en el sentido de participación política. Existen dos razones para ello.

El miedo al posible retorno de un régimen fujimorista ha llevado a personas de todo estrato social a unirse en el movimiento “anti-Keiko” en las calles, conocido por las grandes marchas, que se caracterizaron por el multicolor político y social. No son solo las personas que sufrieron bajo la dictadura de Alberto Fujimori las que dieron vida a este movimiento, sino también el nuevo entusiasmo e interés político de jóvenes peruanos, que ha jugado un rol esencial en estas elecciones, a ambos lados de la contienda. De igual manera la Sociedad Civil en el Perú, que ahora es más sólida que antes, ha sabido pronunciarse y defenderse contra un populismo de derecha.

Keiko Fujimori
Keiko FujimoriImagen: Reuters/P. Chuquiure

No obstante cabe mencionar que el logro de Keiko Fujimori hasta último momento es indiscutible.

El apoyo al Fujimorismo en el Perú existe y es muy fuerte. Un Populismo de derecha a su manera exitoso. Encuentra apoyo sobre todo en peruanos que relacionan el nombre Fujimori con el fin del terrorismo en el país. Además, en personas que creen en promesas fáciles y se dejan cautivar por obsequios de campaña así como por las posibles ventajas del clientelismo.

El arte de mediar

PPK, un tecnócrata, un banquero, un señor a quien en los barrios populares y en provincia se le conoce como “el candidato de los ricos”, hizo una campaña menos agresiva y con propuestas técnicas, estratégicas y probablemente más realistas que las de su adversaria. De confirmarse su victoria, PPK mostraría que en el Perú no solo los populistas pueden ser victoriosos.

El primer reto de PPK como nuevo presidente del Perú sería explicar quién es. Y es que Pedro Pablo Kuczynski ha definido su campaña por todo lo que NO es; y sobre todo no es un Fujimorista. Su partido político Peruanos por el Cambio es un partido nuevo, que aglutina a diversos pequeños grupos políticos, que a su vez representan diferentes intereses. Kuczynski deberá pues mediar dentro de su partido, para consolidarlo como tal.

Pedro Pablo Kuczynski
Pedro Pablo KuczynskiImagen: Getty Images/AFP/E. Benavides

No solamente será necesaria la mediación hacia adentro, sino también hacia afuera. Teniendo un parlamento dominado por “Fuerza Popular”, de asumir la presidencia, PPK tendrá que tender puentes con el partido de Keiko Fujimori. Esto no debería resultar muy difícil, considerando que ambos candidatos presentaron similitudes en sus propuestas políticas y económicas durante sus campañas. Sin embargo, al mismo tiempo tendrá que saber satisfacer a la izquierda. Los votos de la izquierda, prestados por la candidata Verónica Mendoza (tercera en la primera vuelta) son los que le dieron el impulso final a PPK en la segunda vuelta.

Sea quien sea el ganador al final de esta larga y tensa jornada electoral, el siguiente presidente o la siguiente presidenta del Perú será de derecha. Perú se suma así a la lista de países suramericanos que ahora optan por gobiernos conservadores. Una tendencia que refleja una ruptura con las esperanzas puestas hasta ahora en gobiernos de centro izquierda y refuerzan un deseo de ver a un presidente que actúe con mano dura en temas de seguridad civil y con una “mano invisible” en los asuntos económicos, con la esperanza de que se logre así estimular las economías del continente, castigadas por los precios bajos de materias primas.