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El Papa del sur del mundo

Miguel Hirsch13 de marzo de 2013

Tras la sorpresa inicial, los argentinos reciben con esperanza la llegada del arzobispo de Buenos Aires al trono de San Pedro.

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Imagen: AFP/Getty Images

"Vengo del fin del mundo" fueron las primeras palabras que pronunció el primer papa latinoamericano, el jesuita argentino Jorge Bergoglio, quien a partir de hoy lleva un nombre de origen germano; Francisco. Estupefacción es lo que mejor resume las primeras reacciones en la capital argentina al conocerse la elección de este austero sacerdote de 76 años, alineado con la iglesia progresista de su país. En esta parte del mundo, donde un gol del mejor jugador del mundo en España es más ruidosamente celebrado que el anuncio de esta noche, la ciudadanía quedó paralizada, y los enviados especiales de los canales de televisión tardaron más en reaccionar que sus colegas europeos, que minutos antes que los argentinos ya exhibían el sus pantallas el origen del nuevo Papa.

Bastante después la gente comenzó a volcarse a la calle y a celebrar con bocinazos la elección del nuevo Papa argentino frente a la catedral de Buenos Aires.

Bergoglio llegó al sacerdocio a los 32 años, y su ascenso hasta liderar la congregación Jesuita con actualmente no más de 200 miembros en todo el país, coincidió con la época mas oscura de la historia argentina: la dictadura militar entre 1976 y 1982. El influyente periodista Horacio Verbitzky, columnista del diario oficialista "Página 12" y de gran llegada a los círculos más íntimos del poder kirchnerista en la Argentina, lo señala en su libro "El silencio"( aparecido en 2005), como colaboracionista del régimen militar y lo acusa de haber practicado un doble juego Se lo acusa de no haber protegido a dos padres de su congregación detenidos por el gobierno militar, que sobrevivieron a un encierro de cinco meses.

Argentinos celebran en la Plaza de San Pedro.
Argentinos celebran en la Plaza de San Pedro.Imagen: DW/B.Riegert

Escueta reacción oficial

La fría reacción constatada en los medios oficiales tras el anuncio vaticano estaría reflejando que la llegada de Francisco a la Santa Sede no contaría con la simpatía del gobierno de Cristina Kirchner. Su designación se produce exactamente un día después de la condena a cadena perpetua al último presidente de esa época militar, Reynaldo Bignone. Mientras algunos presidentes de izquierda o centro izquierda, como el ecuatoriano Rafael Correa o el mexicano Enrique Peña Nieto felicitaban por la elección del primer Papa latinoamericano, la mandataria argentina demoró una hora y media en manifestar, vía twitter, su alegría por la elección. La escueta reacción de los medios oficiales de prensa hace presagiar que en los máximos círculos políticos argentinos la noticia no fue recibida con tanta satisfacción. Sus diferencias políticas se manifiestan, por ejemplo, en el hecho de que el gobierno decidió hace más de dos años, trasladar el Tedeum -que tradicionalmente se realizaba en la Catedral metropolitana que el nuevo Papa presidía- al interior del país.

Abiertamente contrario al matrimonio entre personas del mismo sexo, aprobado por el gobierno de Kirchner hace casi tres años, ha sido también muy crítico desde su posición de ex cardenal de la arquidiócesis de Buenos Aires de los planes de enquistamiento político de la familia presidencial. Esquivo, de pocas palabras, austero al grado tal de usar el transporte público para sus traslados, atento a los intereses de los más necesitados y proveniente de un hogar de clase media, con una madre ama de casa y un padre ferroviario, Jorge Bergoglio, de descendencia italiana pero argentino de nacimiento, podría resumir la intención de los cardenales reunidos en el cónclave, de llevar al frente del Vaticano a un hombre que encarne las esperanzas de los dos continentes mas católicos del planeta.

Autor: Miguel Hirsch

Editora: Emilia Rojas