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El Premio abre competencia de la Berlinale

11 de febrero de 2011

La persecución durante la dictadura militar a través de las vivencias de una niña, fue uno de los platos fuertes del segundo día de la Berlinale. La debutante argentina, Paula Markovitch, habló sobre la cinta El Premio.

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Paula Galinelli Hertzog, asumió el papel estelar en El Premio.Imagen: Internationale Filmfestspiele Berlin 2011

Acompañada de sus actores y prácticamente de todo el equipo que hizo posible la cinta, la cineasta argentina Paula Markovitch (Buenos Aires 1968), dijo sentirse emocionada de estar en el mismo escenario en donde ha visto la obra de grandes cineastas. “Es un honor estar al lado de figuras que admiro muchísimo”, afirma. Entre esas figuras se encuentra indudablemente el cineasta sueco Ingmar Bergman, al que la Berlinale le ha dedicado este año una retrospectiva. “Leer los guiones de Bergman es extraordinario, es literatura”, dice.

El Premio, una cinta que compite por los Osos de Oro y de Plata de la Berlinale, encierra un drama infantil sazonado con imágenes y música que transmiten melancolía y una profunda desazón al espectador. La pequeña Cecilia, una niña de siete años, papel interpretado magistralmente por Paula Galinelli Hertzog, vive escondida con su madre (Laura Agorreca) en una choza incapaz de resistir las inclemencias del tiempo. Se encuentran en un pueblo rural de la costa argentina a finales de los años 70. No saben si el padre ha muerto. La niña va a la escuela en donde repite mal una frase que le ha enseñado su madre: “mi padre vende cortinas y mi madre es ama de casa”. Pero como todos los niños, no sabe mentir.

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La cinta compite por los Osos de Oro y de Plata de la Berlinale.Imagen: Internationale Filmfestspiele Berlin 2011

Homenaje a sus padres

Markovitch presentó una película con la que hace un homenaje a sus padres. “Mis padres eran pintores, vivíamos ahí exactamente, en esa playa frente al mar. La película la filmamos en la escuela en donde fui a la primaria y en donde encontré a mis compañeros de entonces. Mis padres eran gente excepcional que vivió muy marginada, política y económicamente. Vivíamos en una gran precariedad, en una casa de madera, incluso vivimos dos años sin luz”, cuenta la cineasta radicada en México desde hace 20 años.

Tal vez esa precariedad vivida en su infancia es lo que le ha permitido aportar pasión a su obra. Markovitch es conocida por sus contribuciones en los guiones de películas como Temporada de Patos (2004) y Lake Tahoe (2008), de Fernando Eimbcke.

Su relato está basado en sus propios recuerdos. Cuando un buen día llega un soldado a la escuela para lanzar un concurso de escritura con el tema el Ejército, la protagonista recuerda lo que le ha contado su madre, y le ha dicho que no debe decirlo, pero escribir es otra cosa y es lo que ella sabe sobre el Ejército: “los soldados están locos y mataron a mi prima que tocaba el piano y el piano quedó lleno de agujeros”. Cuando la madre se entera de lo que ha escrito su hija corre presa de pánico a ver la maestra del pueblo, que al entender lo que sucede permite que la niña vuelva a escribir sobre el Ejército. Esta vez lo hace tan bien, que acaba ganándose el primer premio, lo que provoca un fuerte enfrentamiento con su madre.

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La cineasta Paula Markovitch (izquierda), y la actriz Laura Agorreca (derecha), durante la conferencia de prensa.Imagen: DW

Maestros rurales

La maestra del pueblo, interpretada por Viviana Suraniti, a veces impone castigos crueles a sus alumnos y muestra una admiración abierta por los militares. “Viví mi infancia en la dictadura y se respiraba un clima autoritario, lo que afectaba particularmente a los maestros rurales. Había un miedo exacerbado entre ellos y una lealtad hacia el régimen”, cuenta.

No hay tranquilidad ni armonía. El acoso que viven madre e hija también es causado por las fuerzas de la naturaleza, como una inundación provocada por una tormenta que la madre intenta inútilmente detener con una escoba. “Casi todas las escenas, como la del agua, sucedieron realmente. Son recuerdos que vuelven en sueños y los elegí porque tenían una carga simbólica muy importante. Para mí, la invasión del agua y del exterior tiene una relación con el hecho de que cuando estamos en un mundo hostil nuestro interior no está desconectado”, explica la cineasta.

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La actriz Viviana Suraniti (Izq.), la cineasta Paula Markovitch (centro), y la actriz Laura Agorreca (derecha).Imagen: DW

En San Clemente de Tuyú, en la costa sur argentina, a unos 400 kilómetros de Buenos Aires, Paula Markovich viajó con su amiga de la infancia, la actriz Silvia Villegas. Convocaron a los niños del pueblo a participar en un taller de teatro. Villegas asume el papel de inspectora de escuela en la cinta, pero su principal labor fue entrenar a los niños y lo hizo durante dos años utilizando las técnicas del yoga. “Todo el entrenamiento con todos los chicos consistió en una práctica sostenida de yoga. Así como los actores de los años 60 y 70, yo pensé que les sería muy útil para poder concentrarse en lo que estaban haciendo. Incorporé técnicas de respiración, de compostura y de manejo del rostro y la mirada".

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Silvia Villegas (izq) y la cineasta Paula Markovitch (der) en conversación con Deutsche Welle.Imagen: DW

Aunque la película se rodó en el transcurso de cuatro meses, tuvo una preparación de varios años. “No hicimos un trabajo de casting, sino simplemente convocamos a los niños del pueblo a un taller de teatro. No queríamos una masa de niños que completaran espacios en una escuela sino que cada uno de ellos debía asumir su propia personalidad diferente. Teníamos que conservar la naturalidad de los chicos, lo mismo si uno era travieso, melancólico o preadolescente”, dice Villegas.

La cinta no obtuvo financiamiento argentino debido a que la cineasta no tenía residencia en dicho país, una cuestión meramente burocrática. Sin embargo obtuvo financiamiento de México, Francia, Polonia y Alemania.

Autora: Eva Usi

Editora: Emilia Rojas