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El presidente alemán no renuncia

4 de enero de 2012

Christian Wulff, el presidente de Alemania, se disculpó públicamente por sus llamadas telefónicas para impedir aparentemente la publicación de artículos críticos sobre su persona y anunció que quiere seguir en el cargo.

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Christian Wulff: movidos días.Imagen: picture-alliance/dpa

Movidos fueron los últimos días para el presidente alemán, que ocupa un cargo más representativo que político, debido a las críticas tanto de los medios de difusión como de la oposición, pero también en parte de las propias filas de la coalición de Gobierno.

Acorralado y bajo fuego desde varios frentes, Wulff se jugó hoy (04.01.2011) todo a una carta: una entrevista con las cadenas de televisión pública ARD y ZDF.

En la entrevista, Wulff pidió disculpas públicamente por sus intentos de coartar la libertad de información, en los que, según sus propias palabras, asumió “más el papel de víctima que el que correspondía como defensor de la libertad de información”, cosa que calificó de “grave error”.

Luego manifestó que realizó un “proceso de aprendizaje” desde su cargo de primer ministro de un Land al de presidente del país y que el crédito bancario “de ninguna manera fue a interés irregularmente bajo”.

Finalmente, respecto a otra de las cosas que no habían caído bien en la opinión pública, manifestó que seguirá “pasando vacaciones en casas de amigos” sin tener que explicar si paga o no por esas estadías. Lo que había llamado la atención, sin embargo, era que varios de esos amigos eran adinerados empresarios.

Bundespräsident Christian Wulff Interview Kredit- und Medienaffäre 4.1.2012
Christian Wulff durante la entrevista.Imagen: picture-alliance/dpa

Oposición: “debate no cerrado”

En primeras reacciones, la oposición socialdemócrata manifestó que no considera el capítulo concluido, sino que, por el contrario, varias cuestiones siguen abiertas, por ejemplo “si Wulff violó leyes” y “en qué papel se ve con respecto a la libertad de prensa” en vista de cómo intervino ante los periodistas.

También en medios de prensa no se ven las declaraciones de hoy como suficientes para cerrar el debate. Periodistas criticaron además que la entrevista fuera concedida solo a dos medios públicos y no en forma abierta para todos.

¿Qué había pasado?

Numerosas publicaciones han venido pidiendo la cabeza del presidente en los últimos días. ¿Qué había pasado? Todo comenzó poco antes de Navidad con la publicación de un artículo en un diario de circulación nacional en que se informaba detalladamente sobre un crédito que la esposa de un empresario le había concedido en 2008 al entonces primer ministro del Estado federado de Baja Sajonia para comprarse una casa.

El crédito había sido a bajo interés y sin mayores garantías hipotecarias. Lo peculiar del caso fue que cuando el Parlamento del Land le preguntó si había tenido o tenía relaciones de negocios con el empresario, Wulff contestó que no, sin mencionar el crédito de la esposa. A ello siguió otro a primera vista extraño crédito de un banco a bajo interés y con condiciones especiales.

Luego de haber tenido que reconocer por lo menos “falta de tacto” en esos casos, pero resaltando que todo había sido legal, Wulff tuvo otro sobresalto. En los medios se publicó que ya como presidente, Wulff había amenazado a un diario con “serias consecuencias” si publicaba un artículo sobre una hermanastra y la historia de su familia. Por si fuera poco, poco después se informó que Wulff también había intentado detener la publicación de un texto en otro diario.

Todo ello conforma una conducta que en Alemania se calificó de “indefendible” en un vasto espectro político y sobre todo en los medios de prensa, que se enorgullecen de su papel como “cuarto poder” y de su absoluta libertad de información y opinión. A ello se agrega que que la conducta del presidente se mide en Alemania con altos estándares morales, ya que debe ser “el padre de la nación”.

Mucho dependerá ahora de que no se cuelen otras actuaciones dudosas del presidente. En ese caso, Wulff tendría escasas posibilidades de negarse a renunciar.

Autor: Pablo Kummetz
Editora: Emilia Rojas Sasse