En Argentina se vierten por año unos 600 millones de litros de agroquímicos. Organizaciones sociales y científicos piden frenar el uso indiscriminado de plaguicidas y proteger la salud pública. Pero el Instituto Nacional Agropecuario advierte que no se puede prescindir por completo de estos insumos sin poner en riesgo el volumen y la calidad de la producción agrícola.