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El sangriento balance de Beslán

Emilia Rojas5 de septiembre de 2004

A más 340 muertos asciende el balance provisional tras el cruento desenlace de la toma de rehenes en la escuela de Beslán. En un discurso televisado, Putin admitió errores y anunció cambios en las fuerzas de seguridad.

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El presidente ruso admite que la reacción no fue adecuada.Imagen: AP

Mucho queda por aclarar en torno a lo ocurrido en Beslán, comenzando por el saldo definitivo de víctimas. Hasta el mediodía del sábado se había logrado encontrar 322 cadáveres, de los cuales 155 corresponden a niños, según informó el vice fiscal general, Sergej Fridinski. Y nadie se atreve a asegurar que no sean todavía más. De partida, a la cifra anterior hay que sumar la de 26 extremistas pro-chechenos abatidos, de acuerdo con lo señalado por el ministro de Defensa Civil de Osetia del Norte, Boris Dsgojew. Por su parte, los equipos de rescate cuentan, entretanto, con que la suma total se eleve a cerca de 500 muertos.

Putin reconoce errores

Los analistas aún no se arriesgan a vaticinar el impacto político de estos cruentos acontecimientos sobre el gobierno de Moscú. Expertos alemanes consideraban que la indignación de la opinión pública podría volcarse rápidamente contra el presidente ruso, Vladimir Putin, si el número de víctimas fatales seguía aumentando. Porque una cosa es la solidaridad en el repudio a este brutal acto terrorista y otra la evaluación de la forma en que las autoridades manejaron la crisis.

Putin, sin embargo, se mantiene firme, aunque reconoció errores en el manejo de la situación. Tras haber visitado anoche a algunos de los más de 600 heridos que están siendo atendidos en los hospitales, definió lo ocurrido como "una terrible tragedia para Rusia", subrayando que "éste fue un ataque contra nuestro país". En un mensaje televisado a la nación, admitió que "no hemos comprendido la complejidad y los peligros de los procesos en curso en nuestro país y en el mundo".

Reestructuración en materia de seguridad

Esto no implica una reflexión acerca de la política seguida hasta la fecha con respecto a Chechenia. Lo que Putin lamenta no es haber apostado a la carta militar, en vez de buscar caminos de diálogo político para resolver el conflicto con esa república caucásica que aspira a la independencia, sino la incapacidad para aplicar más eficazmente la fuerza. No hay otra forma de interpretar sus palabras: "No estuvimos en condiciones de reaccionar adecuadamente. Mostramos debilidad, y la gente débil es golpeada."

En consecuencia, el presidente afirmó que actuará más duramente contra el terrorismo y anunció una reestructuración de las fuerzas de seguridad. A su juicio, la defensa ha sido descuidada y la corrupción se ha infiltrado en la Justicia y el aparto de seguridad. Son problemas que atribuye todavía a las consecuencias del colapso de la Unión Soviética y que se propone corregir mediante una reforma, que incluiría la reagrupación de las unidades en la región, para mejorar la coordinación del ejército, la policía y el servicio secreto.