El sueño de la "planta milagrosa"

Las expectativas en torno a la jatropha (jatropha curcas) fueron inmensas. Muchas empresas invirtieron millones de dólares en proyectos de cultivo de la planta. La idea era utilizar los frutos de jatropha para elaborar un aceite de alta calidad apto para ser utilizado como biocombustible. La clave en el proceso era que la jatropha no le quitara espacio a los cultivos alimentarios puesto que el árbol también crece en suelos agotados que ya no son aptos para el cultivo de alimentos.

No obstante, en los últimos años, han ocurrido casos, especialmente en África y la India, donde se plantó la jatropha en suelos fértiles. Además, estudios recientes revelan que la jatropha no rinde tanto como se había pronosticado. El "oro verde", como le llamaban los medios de comunicación, no hizo milagros.

La palma aceitera es otra planta que dio lugar a muchas esperanzas y expectativas puesto que el aceite de palma se puede utilizar para biocombustible y para muchos otros productos. Sin embargo, varios estudios revelan que utilizar la palma en la producción de los biocombustibles puede generar más emisiones dióxido de carbono que recurrir a los combustibles fósiles. Una de las razones es que se talaron grandes áreas forestales para plantar la palma aceitera, que en su momento fue también considerada como una “planta milagrosa”.

Mientras que muchas otras plantas han recibido la denominación de "árbol milagroso", hay un árbol que tiene tales propiedades pero a menudo se olvida: el ricinus communis, comúnmente conocido como ricino. A pesar de que también se puede extraer del ricino un aceite apto para la elaboración de biocombustible, aún nadie ha pensado en el potencial beneficio en términos de protección del clima si se lo utilizara a gran escala.

Autora: Greta Hamann / CS
Editora: Emilia Rojas