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El trópico en Berlín

DPA16 de septiembre de 2008

En el frío que ya se presiente en Berlín, una exposición invita a sumergirse en la experiencia sensorial del trópico, con una serie de objetos y fotografías sobre la región y la percepción que se tiene de ella en Europa.

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Terminal tropival, en la exposición berlinesa.Imagen: Franz Ackermann

Europa forjó laboriosamente su conciencia de ser una, y desde ella nombra al mundo y lo hace hablar. La inmensidad que encierran los trópicos de Cáncer y Capricornio es ahora objeto de parejo tratamiento en la exposición "Trópicos -perspectivas desde el centro del globo", que se inauguró el viernes en Berlín y la convierte en ilusoria unidad de múltiples facetas.

Con un pie en la etnología y otro en el arte, la muestra, que podrá verse en el Martin Gropius Bau hasta el 5 de enero, propone por un lado una mirada crítica sobre el modo como se ha tratado el trópico en y desde Europa, y por otro, continúa ese tratamiento. "Trópicos" consta así de piezas sumamente heterogéneas, tanto en el espacio y en el tiempo como en su género.

Conforman la mirada crítica, entre otras piezas, fotos que documentan las escenografías que en zoológicos de Rotterdam o Fráncfort se construyen para albergar animales de la selva, o las que dan cuenta del tratamiento que se da a las colecciones etnográficas en museos de ciudades como San Petersburgo, Zúrich o la misma Berlín.

Testimonios tropicales

Al mismo tiempo, se exhiben piezas y obras de arte, fotos, pinturas, tejidos o máscaras que valen como testimonio de lo que es el trópico, que lo nombran en sus cualidades sensoriales y lo hacen hablar. Son las fotos y videoinstalaciones del Amazonas, ciudades de Brasil, la selva de Perú, las cataratas del Iguazú pero también las máscaras y esculturas de los dioses mexicanos Tláloc o Quetzalcoátl, las fotos del candomblé o del carnaval callejero en Río de Janeiro, o de los travestis de la avenida Libertador de Caracas.

En la exposición tienen un sitio destacado las máscaras, tótems y escudos del siglo XIX y principios del XX. La mayoría de ellas proviene de Papua Nueva Guinea y se las hizo, según las explicaciones, con fines rituales. En su origen tuvieron interés sobre todo etnológico, hoy ocupan un espacio común a varias áreas, el mercado del arte una de las principales.

Los objetos expuestos se organizan en secciones temáticas con títulos como "La vida breve", con figuraciones de personas tropicales, o "Los colores de las aves", donde mediante tejidos como huipiles guatemaltecos, molas panameñas o uncus peruanos se presenta la experiencia del color tropical.

Europa y los trópicos

La relación de Europa con los trópicos se considera especialmente en la sección "La Flecha quebrada", que tematiza la violencia y el poder en el trópico, sobre todo el poder de los imperios coloniales europeos.

Con el efecto de una serpiente que se muerde la cola, se exponen testimonios de esa historia, cuyo signo permanente es la violencia física y simbólica: fotos de derruidos palacios coloniales en cuyos techos aún cuelgan arañas rococó en el calor de Nigeria, o la videoinstalación "helicópteros", que muestra lo imborrable de esas naves en la conciencia de los habitantes y en el paisaje de Vietnam tras la intervención estadounidense (1959-75).

También forman parte de esta serie los cuadros que un cronista pictórico anónimo de la España imperial hizo en el siglo XIX del conquistador Francisco de Pizarro, del inca Atahualpa y de otros monarcas incas.

Pasado y presente

En cada una de las secciones se mezclan el pasado y la actualidad, obras contemporáneas producidas para el mercado de arte y documentos o piezas etnológicas. En cada una de ellas hay piezas de Bali e India, Australia, Sudamérica, África, Dubai.

Brasil es sin duda el país latinoamericano más representado, lo que se explica porque uno de los curadores de "Trópicos" es Alfons Hug, director del Goethe Institut de Río de Janeiro, quien seleccionó unas 80 obras de 40 artistas contemporáneos brasileños.

Lo que tal vez pueda reprocharse a la muestra es que se repiten los clichés sobre el trópico: el exceso, el desorden y las colosales dimensiones de la naturaleza (las cataratas del Iguazú o la selva peruana), o el caos, la superpoblación y la inseguridad en las grandes ciudades, a las que se presenta en la sección "Drama Urbano", como fragmentos de un descontrol que fascina y horroriza por igual a los europeos. Apenas se da crédito al trópico para hablar de otros temas, que despuntan en algunas obras como las pinturas de los brasileños Walmor Corrêa y Beatriz Milhazes o el Barroco iberoamericano, que según la muestra "sirvió a los indo-afro-iberoamericanos como medio de expresión".