El yuan, ¿igual al dólar?
12 de enero de 2012
Todo podría suceder muy rápidamente, predijo hace dos años el economista Barry Eichengreen, de la Universidad de Berkeley, California. A comienzos del siglo XX, el dólar sólo necesitó diez años para pasar de ser una moneda regional sin importancia a una divisa mundial.
Y, según pronostica, lo mismo podría suceder en esta década con el yuan chino. “Si bien se puede especular aún cuándo eso pueda ocurrir –es decir, si Shangai se convertirá realmente en un centro internacional de las finanzas en 2020 y el yuan en una unidad monetaria internacional de primer nivel-, no se puede dudar en cuanto al rumbo que está tomando”, explica el experto. Hace unas dos semanas, el acuerdo entre Japón y China dio alas a su tesis.
“Un paso significativo en lo político”
Pekín y Tokio acordaron el 26 de diciembre que, en el futuro, sus negocios se harán directamente en yuanes. Después de todo, en 2010, la segunda y la tercera economía del mundo intercambiaron bienes por un valor de alrededor de 260 mil millones de euros. Además, a las compañías japonesas se les permite invertir en bonos chinos. “Eso es un paso significativo a nivel político”, dijo Hosuk Lee-Makiyama, del Centro Europeo de Política Económica Internacional, un instituto de investigación de la política de mercado con sede en Bruselas. “De ese modo, se exime a las empresas japonesas del riesgo monetario”. Hasta ahora, las empresas japonesas –como todas las empresas de otros países- debían cambiar su moneda para pagar a compañías chinas, primero de yenes a dólares, y luego de dólares a yuanes. Y cualquier fluctuación del tipo de cambio representaba un riesgo para la empresa.
Ya hace algún tiempo, China está tomando medidas a fin de que su moneda, el yuan –también llamado renmibi (en chino: moneda del pueblo), se establezca en los mercados. Desde 2010, en Hong Kong está permitido pagar bonos con yuanes chinos. Algunos bancos nacionales –en Nigeria y Brasil, por ejemplo- ya mantienen parte de sus reservas de divisas en yuanes. “Se está produciendo a ojos vista una internacionalización del yuan”, dijo una funcionaria de la banca de inversiones en Hong Kong, “y el caso de Japón lo demuestra”.
“No muy lejos de la convertibilidad total”
En el futuro, también sería posible pagar en Londres y en Singapur con bonos en yuanes. El Banco Central Chino planea ampliar paulatinamente el marco de fluctuación del yuan. “Y la tendencia se dirige hacia la liberalización”, subrayó el jefe del Banco Central Chino, Zhou Xiaochuan, en una entrevista reciente. “China no está tan lejos de la convertibilidad total”, dijo. Eso significa que todas las inversiones en otras monedas podrían cambiarse a yuanes y que esa moneda se negociaría entonces a precios de mercado.
Sin embargo, aún no se puede prever el momento exacto en que esta tendencia pasará a convertirse en una convertibilidad total. A pesar de que China es la segunda economía mundial y de que, como país exportador, es un socio importante en los mercados, su moneda no juega, por el momento, un rol demasiado importante. El yuan participa de menos del uno por ciento del comercio mundial de divisas. China no se atreve a liberar su moneda, ya que quiere impedir que ingrese demasiado capital especulativo en el mercado chino.
Es por eso que los tipos de cambio para el yuan no son fijados por los mercados, sino por el Banco Central Chino, que define el marco dentro del cual el yuan puede fluctuar con respecto al dólar. Transferir dinero a China exige, por ese motivo, grandes trámites burocráticos. Las inversiones de compañías chinas en el extranjero y de compañías extranjeras en China deben autorizarse por doble vía: por un lado, deben obtener un permiso para realizar el negocio, y, por el otro, el Banco Central Chino debe dar luz verde para cambiar yuanes a dólares.
“Dos pequeños pasos”·
“Internacionalizar el renmibi significaría abrir completamente los mercados financieros chinos a inversores extranjeros”, resalta el economista estadounidense Barry Eichengreen. El Estado debería dejar de participar del otorgamiento de crédito por parte de los bancos. Las empresas estatales y los gobiernos locales deberían someterse a normas presupuestarias más estrictas, y China debería renunciar a estimular las exportaciones a través de un yuan bajo. En síntesis: “Es algo que implicaría cambios fundamentales en el modelo de desarrollo económico de China”, dice Eichengreen.
Hasta que los precavidos ahorristas saquen definitivamente los dólares del colchón para cambiarlos por los coloridos billetes con la cara de Mao pasará algún tiempo. “El acuerdo con Japón representa sólo dos pequeños pasos en lo que es un camino muy largo”, dice Hosuk Lee-Makiyama.
Autor: Mathias Bölinger/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz