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¿El último pasito?

Marc Koch, desde Buenos Aires / jov12 de julio de 2014

Argentina quiere ser campeón del mundo, y - para vencer a Alemania - busca rescatar las tan tradicionales como temidas virtudes alemanas: pasión, voluntad y ansias de ganar.

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Imagen: Reuters

"Aún nos falta un pasito”, asegura Messi, al tiempo que el alemán Toni Kroos expresa que "todavía nos falta por dar un último y duro paso”. Así de diferentes son los puntos de vista entre los contrincantes de la final de la Copa del Mundo 2014, este domingo 13 de julio. Pero mientras los alemanes han estado en los últimos tiempos - varias veces - a punto de dar ese último paso, los argentinos no han tenido ni siquiera la oportunidad de hacerlo.

La “albiceleste” no gana la Copa desde hace 28 años, una tarea encomendada por la nación que –hasta hoy– no ha podido cumplir la selección. Tras las amargas derrotas de los últimos campeonatos, en especial las de los años 1990, 2006 y 2010, a manos de los alemanes, los argentinos quieren levantar en alto el codiciado trofeo.

"Durante años hemos visto todo, menos la luz". Así resume el defensa Javier Mascherano la vida de todos estos años sin el título. El patetismo de esta postura frente a la Copa domina los sentimientos nacionales en la Argentina de estos días: la crisis de la deuda, los pésimos resultados económicos, los graves escándalos políticos han sido relegados por la final y pospuestos por una semana.

Se permite la ayuda de Dios, no la crítica

La crítica no está permitida: no al estilo de juego del equipo, no a la suerte de no haber tenido que jugar ante selecciones realmente fuertes antes de las semifinales. Y mucho menos está permitida la crítica a los jugadores. Maradona ha sido uno de los pocos en atreverse a decir que el equipo debe ser nacional y no un “club Messi”. A este también se refería la mujer del mediocampista Ángel di María cuando usó palabras soeces en las redes sociales.

El equipo y sus aficionados tienen una cosa en común: todos quieren hacerse con la Copa, no importa cómo sea. ¿Juego bonito?, ¿fútbol moderno? o ¿muchos goles? Nada de eso le interesa a los bonarenses por estos días. Lo único que quieren es la ayuda de dos argentinos: Messi y el Papa. Y bueno, también la ayuda de Dios, aunque no sea argentino.

Preparándose para la gran fiesta

Todo el país se está preparando para la gran fiesta. Los vendedores ambulantes bolivianos están haciendo su agosto en el centro de Buenos Aires con la venta de artículos y recordatorios de los símbolos patrios. Banderas albicelestes han reemplazado las cortinas en los bares y restaurantes. Los taxis andan llenos de tanto adorno albiceleste que el espacio para el pasajero es cada vez menor. El domingo, para colmo de males, no piensan trabajar.

Vorschau Finale WM 2014 Deutschland Argentinien Fans
Imagen: picture-alliance/Herbert Rudel

Si los argentinos ganan, será una especie de victoria doble: no sólo contra Alemania, sino –indirectamente– contra Brasil, su eterno rival. En el metro y los autobuses se escuchan canciones satíricas que recuerdan el 7 a 1 de Brasil frente a Alemania. Y, “en caso de que los brasileños lo quieran olvidar, siempre habrá un argentino que se los recordará”, ironizan –en serio– los aficionados.

¿Triunfo en la sala de estar del anfitrión?

Argentina ¿Campeón del Mundo en el Maracaná?, ¿en la sala de estar del anfitrión? Eso sería el triunfo absoluto. "Creo que si eso sucede, los hinchas argentinos van a decir: '¡Acabemos con la Copa del Mundo. No debe haber otras. Nos despedimos con este gran logro!", dijo el periodista deportivo argentino Ezequiel Fernández Moores.

Para quien ha esperado tanto tiempo y con tantas ansias este día, le falta en efecto, solo un pasito.