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“El único intervencionismo bueno es el de la sociedad civil"

José Ospina-Valencia
5 de julio de 2018

El intervencionismo estadounidense en América Latina ha dejado “venas, que siguen abiertas”. Lo que necesita Venezuela “no son tanques sino víveres y democracia”, dice a DW el sociólogo venezolano Trino Márquez.

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Comedor comunitario para refugiados venezolanos en Cúcuta, Colombia
Comedor comunitario para refugiados venezolanos en Cúcuta, ColombiaImagen: DW/A. Sáez

Estados Unidos negó este 5 de julio que el Gobierno del presidente Donald Trump buscara planear una invasión militar de Venezuela en 2017, pero reconoció que la opción sigue sobre la mesa. "Una propuesta rechazada por todos los líderes políticos de América Latina, empezando por el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos”, apunta a DW el sociólogo Trino Márquez, uno de los pocos analistas que siguen en Venezuela haciéndole frente "al colapso nacional".

"Y es lógico que la mayoría de líderes políticos de América Latina hubiera rechazado el presunto o real plan intervencionista de Trump, por muchas razones”, agrega Márquez, director del taller de ideas CEDICE. Como, según la agencia AP, habría dicho Rex Tillerson, secretario estadounidense de Exteriores hasta el 31 de marzo de 2018, "una intervención de Washington en Venezuela, como en Panamá o Granada, ocasionaría la rotura de las relaciones de América Latina con Estados Unidos”, explica Márquez.

Washington llevando democracia a…

Por otra parte, "ha sido importante que el presidente Juan Manuel Santos, de Colombia, le haya pedido al vicepresidente Mike Pence, de Estados Unidos, durante su visita a Colombia el 13 de agosto de 2017, 'no contemplar una intervención militar en Venezuela, ya que América es un continente de Paz y es mejor mantenerlo así'", reitera. 

Pero según Washington, una intervención sería "una herramienta  para ayudar al pueblo" venezolano a "recuperar la democracia, la estabilidad y la prosperidad". El Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca omitió empero dar la lista de países a los cuales el intervencionismo de Estados Unidos llevó democracia, estabilidad y  prosperidad.

Afganistán, Irak, Libia. La historia mundial está plagada de malos ejemplos de cómo las intervenciones militares no han propiciado ninguna democracia. Para no ir más lejos, América Latina ha sido el escenario por excelencia de las intervenciones militares para "ayudar al pueblo”. 

Soldados venezolanos en Táchira, cerca de la frontera con Colombia
Soldados venezolanos en Táchira, cerca de la frontera con ColombiaImagen: picture-alliance/Photoshot

La icónica Cien años de Soledad, de Gabriel García Márquez relata la "Masacre de las bananeras” a mano de soldados estadounidenses en el norte de Colombia,  en 1928, que asesinaron a trabajadores en huelga. República Dominicana, Cuba, Panamá, Honduras han sido otros de los países donde intervino Washington. 

"Un país como el nuestro”, advierte la vicepresidenta de la República Dominicana, Margarita Cedeño, en un editorial del Listin Diario, "que ha sido intervenido dos veces en su historia por fuerzas militares norteamericanas, conoce bien las consecuencias del intervencionismo en América Latina y el Caribe. Las experiencias de 1916-1924 y la breve pesadilla de 1965, son muestras suficientes de los resultados de una política militar intervencionista de los Estados Unidos en suelo latinoamericano”.

Voces de desespero en y fuera de Venezuela

Pero a pesar de los desastres provocados por el intervencionismo estadounidense, hay voces que piden justamente una intervención militar en Venezuela, ya sea desde Washington o desde Bogotá. ¿Es la desesperación tan grande que se puede justificar algo así? "Para la oposición venezolana sería muy difícil respaldar una invasión extranjera, a pesar de la enorme crisis”, responde el sociólogo Márquez. 

"Los venezolanos queremos resolver el problema por nuestra propia cuenta, y de la forma más pacífica y civilizada”, concluye el sociólogo, quien reconoce que el régimen de Nicolás Maduro "acorrala a la oposición, la asfixia y, por momentos, en su desesperación, conduce a algunos de sus miembros a pedir una invasión extranjera”.

¿Por qué no pensar mejor en atender a los refugiados?

Según Trino Márquez, de CEDICE, lo que sí debe hacerse desde afuera es "mantener las sanciones a los integrantes corruptos y violadores de los derechos humanos del régimen de Maduro y aumentar la presión sobre las materias primas que se tienen que importar porque Venezuela acabó con su producción nacional”. Pero eso no es todo. Para Márquez "las críticas de Naciones Unidas al régimen de Maduro deberían ser más contundentes, porque Venezuela es el país de América Latina con la mayor cantidad de presos políticos”.

En vez de divagar con intervenciones militares, el profesor Trino Márquez pide a la comunidad internacional "un plan de solidaridad con los miles de venezolanos que están abandonando el país, hasta a pie, y que llegan en condiciones precarias a Colombia, Brasil, Ecuador o Perú”.

Una intervención militar extranjera en Venezuela sería "sangrienta”, porque "Maduro se apoya en Fuerzas Militares extremistas dispuestas a matar y a hacerse matar”, advierte el profesor Márquez, y agrega que una operación foránea "provocaría una herida muy honda en la sociedad venezolana en la que a la violencia por inseguridad se puede sumar la violencia política”. "La única intervención que necesitamos”, concluye Trino Márquez, "es la de la sociedad civil venezolana que restablezca el Estado de derecho en Venezuela”.

José Ospina-Valencia (er)