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Elección presidencial en Colombia: carrera contra la apatía

José Ospina-Valencia12 de junio de 2014

Este 15 de junio, 33 millones de colombianos están convocados a dar su voto en la segunda ronda por la presidencia de Colombia 2014-2018. El presidente-candidato, Juan Manuel Santos, llega rezagado en las encuestas.

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El presidente-candidato Juan Manuel Santos, con su esposa e hija.
El presidente-candidato Juan Manuel Santos, con su esposa e hija.Imagen: Reuters

La apatía y el inconformismo son, hasta ahora, los virtuales ganadores de estas elecciones presidenciales en el país suramericano. El 60% de los electores colombianos no acudió a las urnas en la primera vuelta el pasado 25 de mayo, fecha en la que el candidato del partido uribista Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, aventajó por pocos votos a su contendor, el presidente Juan Manuel Santos, del partido Unidad Nacional, una agrupación de conservadores y liberales. Según la Registraduría Nacional el 6% de los sufragantes votó en blanco.

“Este domingo, la victoria podrá lograrse con una mayoría simple, sin contar la abstención ni el voto en blanco”, explica a DW Yann Basset, director del Observatorio de Procesos Electorales de la Universidad del Rosario, de Colombia. quien resalta la particularidad del sistema electoral colombiano de que “si el voto en blanco es mayoritario, la elección tiene que repetirse con otros candidatos”.

“Una campaña llena de acusaciones mutuas alejó a muchos electores de las urnas porque no se ven reflejados ni en los candidatos ni en sus programas”, apunta Basset. Y eso, a pesar de que el tema central de la campaña ha sido el proceso de paz que el Gobierno de Santos lleva a cabo con las FARC en La Habana. El conflicto es, sin embargo, “un problema, que si se resuelve con la propuesta de Santos, permitirá, al fin, a los colombianos, ocuparse de los problemas fundamentales del país”, apunta en DW la politóloga alemana, Sabine Kurtenbach, del Instituto alemán de Estudios Latinoamericanos, GIGA, con sede en Hamburgo.

¿Qué ofrecen los candidatos?

Óscar Iván Zuluaga, del Centro Democrático, apunta, según su programa, a seguir un modelo similar al de su mentor, el expresidente y hoy senador electo Álvaro Uribe Vélez, en sus ocho años de mandato. Su plan de gobierno habla de seguridad democrática, confianza inversionista, cohesión social, estado austero y descentralizado, y diálogo popular.

Por su parte, la meta principal de Juan Manuel Santos es “la terminación del conflicto armado para construir la paz”, tema “transversal” del plan de su deseado segundo tiempo. Para lograrlo, Santos promete aumentar la inversión en educación, salud y vivienda; hacer de Colombia un país de empresarios y plazas de trabajo y reforzar la seguridad ciudadana.

Una leyenda falsa e...¿invencible?

La campaña de Zuluaga se concentró empero, en crear mitos sobre la propuesta de paz de Santos, quien, por su parte, se dedicó a tratar de desvirtuarlos, sin mucho éxito. El movimiento uribista logró, por ejemplo, un hecho inédito como “riesgoso” en Colombia: politizar a miembros de las Fuerzas Armadas, quienes en Colombia no pueden ejercer proselitismo político y no les es permitido votar. Los temores fueron difundidos con la leyenda de que su futuro se estaba negociando con las FARC en Cuba, algo que las reglas del proceso excluyen expresamente. Como reacción a ello, Santos ha prometido retornarle a las Fuerzas Armadas el derecho al voto, una vez sea lograda la paz.

¿Quén apoyará ahora a quién y por qué? ¡Léalo en la próxima página!

Adhesiones, más no fusiones de programas

Carlos Gaviria, líder de la izquierda democrática en Colombia.
Carlos Gaviria, líder de la izquierda democrática en Colombia.Imagen: picture-alliance

Algunas de las esperanzas de ambos candidatos están puestas en las adhesiones que han recibido. Al candidato uribista se sumó la líder conservadora Marta Lucía Ramírez, tercera en la primera vuelta, a quien se le abona que Zuluaga esté “suavizando su postura inflexible frente al proceso de paz”, acota el profesor de la Universidad del Rosario, Yann Basset.

El candidato-presidente, por su lado, ha recibido las más disímiles afiliaciones: desde del expresidente conservador Belisario Betancourt, pasando por el expresidente liberal César Gaviria, hasta Clara López, líder de los izquierdistas partidos Polo Democrático Alternativo/Unión Patriótica y cuarta en la primera ronda.

Buena parte de la izquierda democrática en Colombia ha declarado votar por Santos, “no porque esté de acuerdo con su política neoliberal sino por su propuesta prioritaria de paz”, reconoce López en un foro de la estación Blu Radio, quien, “si gana Santos, al día siguiente le seguiré haciendo oposición a su proyecto de minería extractiva”.

Una de las más sorprendentes adhesiones a Santos ha sido la de Carlos Gaviria, “norte ético” de la izquierda democrática en Colombia. En entrevista con El Espectador, de Colombia, Gaviria justifica su voto por Santos con un balance del pasado gobierno uribista 2002-2010 que, según Gaviria, no se debe repetir: “Convertir el Estado de derecho en Estado de opinión”. El voto de la izquierda será entonces “no uno por Santos sino uno contra el candidato de Uribe”, deduce en la revista Razón Pública el filósofo Jorge Andrés Hernández, autor de “El último inquisidor”.

Aún es incierto el impacto electoral que tendrá el anuncio, este 10 de junio, de que el Gobierno y el ELN, una guerrilla fundada por un cura español y responsable de los mayores daños contra la infraestructura energética de Colombia, están explorando un proceso de paz paralelo, respaldado por Brasil, Chile, Ecuador y Noruega. Como incierto es lo que pasaría con los dos eventuales procesos de paz, si gana Óscar Iván Zuluaga, quien calificó la noticia de “oportunismo”.

En 2013, el ELN atacó 259 veces los oleoductos y pozos del país ocasionando una reducción de la producción nacional de 18,6 millones de barriles de crudo, según la Asociación Colombiana de Petróleos (ACP).

“Esta es, en cualquier caso, la última oportunidad de terminar con esa guerra y, a partir de ahí, empezar a solucionar los problemas estructurales que tiene Colombia”, reitera Kurtenbach.

¿Quiénes entonces definirán la elección?

En todo caso, el candidato-presidente llega este domingo como perdedor en las encuestas. ¿Se tardó Santos en hablar más de puestos de trabajo y menos de paz? “Si. Santos diversificó su discurso tarde, pero tal vez demasiado tarde”, concluye Basset.

Ahora, la elección del nuevo presidente de Colombia depende – paradójicamente – de los inconformes que votan en blanco, y de los apáticos abstencionistas.