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En 2009 Berlín inaugurará monumento a la Libertad y la Reunificación

José Ospina Valencia5 de noviembre de 2007

En dos años se cumplen dos décadas de la Caída del Muro de Berlín en 1989. Motivo para erigir un monumento que mantenga presentes los martirios de la división alemana, pero también que invite a fortalecer la democracia.

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Un portugués trata de llevarse una parte del muro.Imagen: AP

“Wir sind das Volk!, Wir sind ein Volk!” Esta frase fue convertida en lema en las calles por los manifestantes contra la dictadura comunista de la Alemania del Este que hicieron una revolución pacífica y la consecuente caída del Muro de Berlín el 11 de noviembre de 1989. Si el Estado de la llamada República Democrática Alemana rige por la voluntad del pueblo, ¡Nosotros somos el pueblo!, fue la respuesta de un pueblo harto de la opresión, las mentiras y la hecatombe económica.

En 2009 se cumplen 20 años de este suceso que dio el impulso definitivo, a la desaparición de los regímenes dictatoriales en suelo alemán y en toda Europa oriental merece algo especial. Por este motivo, la Asociación alemana para la Promoción de las Relaciones Culturales, Sociales y Políticas en Europa y la Fundación federal para el Estudio de la Dictadura abrieron un concurso para la construcción de un Monumento a la Libertad y la Reunificación en Berlín.

La propuesta ganadora del concurso abierto fue la de la estudiante de diseño de comunicación Bernadette Boebel, de la Escuela Superior de Diseño de Karlsruhe. El premio está dotado con 3.000 euros.

“Muestra de orgullo y alegría”

Con dicho monumento nacional se rendirá homenaje a los históricos hechos de la Caída del Muro en 1989 y la consiguiente Reunificación en 1990, más precisamente el 3 de octubre. Un lugar que debe recordar el deber de seguir construyendo democracia y afianzando la unidad alemana. En 2009 Berlín contará con otra “muestra del orgullo y la alegría de haber sido capaces de superar la otra dictadura sufrida en el Siglo XX”. No en vano llevará la inscripción: “Wir sind das Volk”, Nosotros somos el pueblo!

El Muro de Berlín se convirtió, desde su levantamiento en 1961, en el epicentro geopolítico de la división de Alemania y Europa e incluso del mundo. Una separación que para los habitantes del occidente de la ahora capital alemana era visible y palpable. Para los habitantes y visitantes del Berlín oriental, del otro lado, el Muro era menos perceptible como construcción, aunque fuera la muralla la cercenadora de su libertad, mucho más significativo.

Franja de la muerte entre las dos Alemanias de otrora

El régimen dictatorial siempre mantuvo a los berlineses del Este lo más lejos posible del Muro. El paso estaba vedado y cientos de metros a lo ancho como miles a lo largo del Muro estaban minados. Un campo de la muerte impedía cualquier incursión.

Aunque inicialmente se hablaba de que allí fueron asesinadas unas 1.000 personas que intentaron saltar a la libertad en Occidente, Maria Nooke, directora de un estudio sobre la historia del Muro de Berlín dice que probablemente fueron de unos 600 a 800 muertos. Si se confirman estas cifras, de todos modos fueron demasiadas las vidas truncadas por querer vivir en una sociedad que les permitiera decidir por sí mismos, tener sus propias ideas y realizarlas.

Lo que queda del Muro…

Pero el Muro de Berlín no ha desaparecido del todo. Es más, muchos luchan por conservarlo, como memoria a la barbarie. Actualmente hay 25 puntos a lo largo del antiguo Muro declarados monumento, entre los que se encuentran trozos de muro de cientos de metros y tres torres de guardia.

Los residuos del Muro de Berlín son auténticos testigos de la división que separó durante 28 años a las dos Alemanias enfrentadas y armadas hasta los dientes por diferencias ideológicas que llevaron a la “Guerra Fría”. Pero además de ser un símbolo histórico y político, el Muro, o lo que queda de él, es una prueba irrefutable de lo inhumano de un régimen que aseguraba existir en función de la libertad de un pueblo que al mismo tiempo mantenía prisionero.