Celebrada ceremonia del Premio Nobel en ausencia del ganador
10 de diciembre de 2010La entrega del Premio Nobel de la Paz 2010 al escritor y disidente chino Liu Xiaobo es un hecho consumado, aún cuando la silla reservada para el galardonado permaneció vacía. Esa y otras ausencias le dieron un carácter singular a la ceremonia el viernes 10 de diciembre. Esta es la segunda vez que a un acreedor del reconocimiento y a sus allegados se les impide viajar a Oslo por razones políticas –en 1936, el régimen nazi prohibió que el escritor y pacifista hamburgués Carl von Ossietzky o cualquiera de sus representantes saliera de Alemania–, y la primera vez que el Gobierno de un país persuade a otros países de boicotear la gala que se celebra anualmente en el ayuntamiento de la capital noruega.
Diecinueve países se abstuvieron entonces de asistir al evento; la mayoría de ellos sostiene estrechos nexos económicos y militares con la República Popular China. Afganistán, Arabia Saudita, Argelia, Colombia, Cuba, Egipto, Filipinas, Irak, Irán, Kazajistán, Marruecos, Pakistán, Sri Lanka, Sudán, Túnez, Venezuela y Vietnam estuvieron ausentes; los diplomáticos argentinos insistieron en conservar su distancia del Comité Nobel noruego; y Rusia justificó su ausencia argumentando que la agenda de sus representantes estaba llena. Ucrania y Serbia habían anunciado que no participarían en la ceremonia, pero luego confirmaron su asistencia; Serbia fue objeto de presiones por parte de la Unión Europea para que cambiara de opinión.
Ausencias notables
“Esperábamos, como es lógico, que un país que aspira a entrar a la Unión Europea, comparta al cien por cien los valores de esta comunidad”, comentó un portavoz de Bruselas, haciendo referencia a la posición de los 27 socios de la UE frente a la defensa de las libertades civiles y los derechos humanos fundamentales. Serbia comprendió el mensaje claramente y su Ombudsman para los derechos humanos terminó escuchando el discurso en honor a Liu Xiaobo junto a los representantes de otros cuarenta y seis países. La actriz noruega Liv Ullmann leyó un discurso ofrecido por el laureado ante la corte china que lo condenó hace un año, sumando sus palabras a las del presidente del Comité Nobel noruego, Thorbjoern Jagland, y a las del rey noruego, Harald V.
"Si (China) se muestra capaz de desarrollar una economía social de mercado con derechos civiles completos, esto tendrá un gran impacto favorable en el mundo. De no hacerlo, existe el peligro de que surjan crisis económicas y sociales con consecuencias para todos”, enfatizó Jagland, quien, en los días previos a la entrega del Premio Nobel de la Paz, desestimó públicamente la campaña orquestada por China para sabotear la ceremonia y desprestigiar a su invitado de honor, Liu Xiaobo. De momento, las consecuencias derivadas de este incidente político sólo las padecen los chinos, dentro y fuera de su tierra natal: las autoridades reforzaron la censura en Internet y bloquearon las señales de canales de noticia internacionales como CNN y BBC durante las transmisiones en vivo desde Oslo.
Intimidación, dentro y fuera de China
Peor aún, la organización Chinese Human Rights Defenders (CHRD) informó este viernes (10.12.2010) que Zhang Zuhua –estrecho amigo de Liu Xiaobo y co-autor de la Carta 08, un manifiesto que instaba a la clase gobernante a emprender reformas profundas que propiciaran la democratización de la vida política en China– fue detenido el jueves en Pekín junto a disidentes como el académico Cui Weiping y el periodista Gao Yu de Pekín, y el activista Yang Hai y el abogado de derechos humanos Zhang Jiankang de la ciudad de Xi'an. Previamente, decenas de opositores del régimen fueron sometidos a arrestos domiciliarios y otras formas de intimidación. Navi Pillay, la funcionaria de la ONU con mayor jerarquía en materia de derechos humanos, teme que en China se haya restringido el movimiento de 120 personas.
Mientras tanto, diplomáticos chinos organizaban protestas en Oslo contra la concesión del Nobel a Liu Xiaobo. La célula noruega de Amnistía Internacional (AI) asegura que los chinos residentes en el país escandinavo son objeto de presión sistemática por parte de las autoridades consulares para que participen en las manifestaciones contra el reconocimiento de Liu Xiaobo. “Estamos consternados porque las autoridades chinas han trasladado esa atmósfera represiva de Pekín a Oslo”, dijo John Peter Egnaes, director de AI en Noruega. A sus medidas coercitivas, el Gobierno del presidente Hu Jintao sumó otras menos radicales, como el otorgamiento de su propio Premio Confucio de la Paz al ex vicepresidente taiwanés Lien Chan.
“Intromisión en asuntos internos”
China reaccionó indignada cuando el Comité Nobel del Parlamento Noruego anunció en octubre que concedería el premio a Liu Xiaobo, quien viene pidiendo reformas democráticas desde hace dos décadas y hoy cumple una pena de cárcel de once años en la prisión de Jinzhou, en el noreste del país, a unos 500 kilómetros de Pekín. La vocera del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Jiang Yu, criticó a la Cámara de Representantes de Estados Unidos por exigir la liberación de Liu Xiaobo y la de su esposa, Liu Xia, quien se encuentra bajo arresto domiciliario, subrayando que se trata de una “intromisión en los asuntos internos” de su país y que Washington quiere aplicar al sistema legal de China unos estándares que no es capaz de aplicar a su propio sistema.
La respuesta del presidente estadounidense, Barack Obama, quien se hizo acreedor del reconocimiento del Comité Nobel noruego en 2009, fue muy sencilla: “Liu Xiaobo merece el Premio Nobel de la Paz mucho más de lo que yo lo merecía”. Unos cuarenta miembros de la comunidad de disidentes en el exilio representaron a las fuerzas democráticas chinas en la ceremonia que presidió el rey Harald V, pero el diploma y la dotación del premio –1,1 millones de euros– permanecerán en Oslo hasta que el propio Liu Xiaobo o una persona de su confianza puedan disponer de ellos.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa / Reuters
Editor: José Ospina