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Tecnología para proteger del clima al campo en España

Stefanie Claudia Müller
26 de julio de 2024

Muchos agricultores españoles aún no se han dado cuenta de lo que el cambio climático significa para ellos. Mientras, la industrialización del sector agrario continúa, pese a la falta de agua.

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Plantas de lúpulo.
El sector agrícola español apuesta cada vez más por la industrialización para hacer frente al cambio climático. Imagen: Ekonoke

Unas lámparas LED simulan el sol e iluminan con colores unas plantas de lúpulo de siete metros de altura, en una antigua fábrica ubicada en Chantada, un municipio en el norte de España. Luego de unas horas, las lámparas se apagan, y reina una total oscuridad, aunque afuera aún es de día. Aquí no hay hongos ni gérmenes, ni calor, ni tormentas, ni granizo, ni lluvias torrenciales que puedan dañar a esas sensibles plantas de cáñamo. Se trata de un tipo de cultivo interior que ha diseñado la start-up española Ekonoke.

Creen que esta será la única posibilidad de supervivencia para determinados productos agrícolas y eso incluye al lúpulo, un componente esencial de la cerveza, explica a DW Inés Sagrario. Ella es una de las cuatro fundadoras de un proyecto que está siendo estudiado por numerosas cerveceras internacionales, entre ellas, las alemanas.

Tecnología necesaria y economía circular

España no quiere renunciar a ser la huerta de Europa, pero las plantas deben estar protegidas de un clima cada vez más cambiante y más cálido.

"El cultivo agrícola debe estar cada vez más cerca de la producción, y todo debe funcionar como una economía circular", dice Sagrario.

En El Ejido, en Andalucía, en el sureste del país, ya hay cultivos bajo una película de plástico en invernaderos, y otros en los que se emplea la hidroponía, es decir, cultivos sin tierra. La empresa Syngenta ha creado allí un centro de desarrollo con este fin.

Aunque en el primer semestre de 2024 llovió más que el año anterior, "tenemos que ajustarnos a las fluctuaciones constantes del tiempo y adaptar nuestro cultivo en consecuencia", dice a DW Juan Antonio Polo, experto en tecnología del Consejo Oleícola Internacional (COI), con sede en Madrid.

Cerdos divididos en pequeñas parcelas en una imagen del Grupo Valls Companys.
Una de las granjas del Grupo Valls Companys, en Lleida (Cataluña, España).Imagen: Stefanie Claudia Müller

La ganadería porcina del futuro

Con una facturación de más de 4.000 millones de euros en 2023, el Grupo Vall Companys, un productor catalán de alimentos, es hoy líder del sector en Europa. Hace 20 años optaron por un modelo integrador, en el que el agricultor no es más que un empleado del grupo.

Al igual que con Ekonoke, una visita a su llamada Granja 5.0, en Lleida, es como echar un vistazo al futuro. Aquí, 3.300 cerdos yacen sobre paja en grupos de nueve animales por nave, rodeados de tecnología. Su peso se mide mientras comen y su respiración se controla mediante sensores. "Desde la inseminación hasta la venta, tenemos todo en nuestras manos cuando se trata de la producción porcina. El ganadero recibe nuestra tecnología y trabaja para nosotros a cambio de un salario", indica Joaquín Terés, responsable de la parte tecnológica, en una entrevista con DW.

Lo mismo hacen otros competidores españoles como Campofrío o El Pozo. Por esta razón, España se ha convertido en pocos años en uno de los principales productores mundiales de carne de cerdo, y es capaz de ofrecer carne a menor precio gracias a la eficiencia y control de sus cadenas de producción.

Agua: el eterno problema

Las nuevas técnicas de riego, como el uso de agua reciclada, se impondrán para casi todos los cultivos, pero tampoco está claro de dónde se obtendrá el agua si las plantas desalinizadoras son demasiado caras y las precipitaciones son imprevisibles, opina el economista agrario español Francesc Reguant.

Para Rafael Álvarez, agrónomo español, la agricultura de interior sostenible no es viable económicamente a gran escala. "Tiene que haber una industria detrás que soporte la inversión inicial, si no, no se puede amortizar", señala a DW.

En el caso de Ekonoke, lo han conseguido. Con la cervecería Hijos de Rivera, que también elabora la cerveza Estrella Galicia, ya tienen a su lado un cliente financieramente sólido.,Aunque Inés Sagrario es escéptica sobre el futuro del sector. "La agricultura y los consumidores españoles aún no han entendido realmente a qué nos enfrentamos con el cambio climático".

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(aag/cp)