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En memoria del Holocausto

Marcel Fürstenau/ ERS9 de mayo de 2005

17 años tardó la periodista Lea Rosh en hacer realidad su iniciativa de erigir en Alemania de un monumento a las víctimas del Holocausto. Poco antes de su inauguración conversó al respecto con la Deutsche Welle.

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Arquitecto estadounidense, Peter Eisenman, y la periodista, Lea Rosh.Imagen: dpa

Ningún otro monumento ha provocado en Alemania tan largas y dolorosas discusiones como este conjunto de 2.711 columnas de concreto, de diversas alturas, que se han ido colocando desde el 2003 entre la Puerta de Brandeburgo, la Plaza de Potsdam y el lugar donde se encontraba otrora la sede del gobierno de Hitler. En un comienzo no estaba en absoluto claro qué aspecto había de tener este monumento en memoria de los seis millones de judíos europeos asesinados durante el período nazi.

Los orígenes del proyecto

La idea inicial surgió en 1988, concebida por el historiador Eberhard Jäckel, según cuenta Lea Rosh: "Eberhard Jäckel me planteó en Yad Vashem, que en Alemania deberíamos tener algo que recordara a los judíos europeos asesinados. Yo le respondí que ya lo había, que en Alemania había muchos y comencé a enumerarlos. Él replicó que había cosas en memoria de los judíos de Berlín, los de Francfort o los de Hannover, pero que no existía ningún monumento en Alemania, ni en ninguna parte -con excepción de Yad Vashem- que recuerde a los judíos europeos asesinados."

Lea Rosh, quien por ese entonces presidía una agrupación cívica, regresó a Berlín y planteó la iniciativa, encontrando buena acogida en su grupo. Allí se discutió si el monumento debería estar dedicado sólo a los judíos o también a las restantes víctimas, optándose por lo primero.

Cuatro años necesitó Lea Rosh para que las autoridades del gobierno federal le prestaran atención. Pero luego el canciller de aquel tiempo, Helmut Kohl, le dio el visto bueno, apoyando la intención de que estuviera dedicado sólo a los judíos.

La impulsora pensó entonces que la idea podría materializarse rápidamente y que debía plasmarse en un monumento que recordara a las víctimas judías del Holocausto, en un lugar destacado de Berlín. Y, aunque tenía conciencia de que el proyecto despertaría resistencia en algunos sectores de la sociedad, nunca imaginó que tardaría 17 años en convertirse en realidad.

Perseverancia y perspectiva

"A los dirigentes de mi agrupación les dije que tendríamos el monumento en 3 o 4 años o, de otro modo, abandonaríamos la idea", recuerda Rosh, y añade: "Sin embargo, no era ya tan fácil dejar el asunto, porque habíamos recolectado muchas firmas y dinero. En dos o tres años recaudamos 100 mil marcos, haciendo colectas en la calle, de manera que no podíamos abandonar el proyecto así nada más. Otro motivo para seguir adelante era el compromiso con las víctimas."

Pese a todos los inconvenientes que hubo que superar, Lea Rosh considera que el debate, en parte acalorado, tuvo efectos positivos. A su juicio, provocó una apertura ante el tema que, de otro modo, seguramente no se habría producido.

Ahora que llegó el momento de la inauguración del monumento, nadie sabe si con ello terminará también la discusión. Rosh espera que no sea así. De hecho, su próximo proyecto es recolectar fondos para el centro de documentación que se encuentra bajo el bosque de columnas, en los que se propone presentar datos biográficos de más de tres millones de judíos asesinados.