En Vietnam, el hambre de energía es cada vez mayor. Para saciarlo, se potencia sobre todo la construcción de centrales energéticas impulsadas por combustibles fósiles, mientras que las energías renovables apenas sí cuentan con protagonismo. Todo ello pese a que Vietnam, debido a su situación geográfica, cuenta con un enorme potencial para las energías eólica e hidráulica. El entorno político, sin embargo, dificulta la implicación de inversores privados. La Sociedad de Cooperación Internacional (GIZ, por las siglas en alemán) ayuda al Ministerio de Industria y Comercio vietnamita a cambiar dichas circunstancias. Asesorando en el desarrollo de medidas de fomento en el marco de la Iniciativa Internacional de Protección del Clima. Además, proporciona ayuda logística y tecnológica, así como en la formación de mano de obra especializada y en la construcción de parques eólicos acoplados a la red.